Día Mundial del Parkinson
Cómo saber que tengo párkinson, las fases de la enfermedad y los tratamientos disponibles
El 11 de abril es el Día Mundial del Parkinson, una enfermedad que se manifiesta con temblores, rigidez y dificultad de movimientos
El párkinson es una enfermedad neurodegenerativa que afecta al sistema nervioso. Suele aparecer a partir de los 50 años y se manifiesta por la triada clínica: temblor, rigidez y dificultad de movimientos. Sin embargo, en su evolución pueden aparecer síntomas más amplios como enlentecimiento en el pensamiento, depresión y trastornos comportamentales, dificultades en la deglución, trastornos del sueño, problemas olfatorios, alteraciones esfinterianas y apatía y astenia.
En el día mundial de esta enfermedad, cabe destacar que se trata de una patología que ha experimentado un notable auge en el mundo occidental en los últimos años. Según la Sociedad Española de Neurología, «el Parkinson afecta actualmente a 150.000 personas a nivel nacional, aunque el número de afectados se triplicará en 2050». Asimismo, se estima que más del 50 % de las personas que han comenzado a tener síntomas de la enfermedad están aún sin diagnosticar.
Etapas de la enfermedad
David Curto, director médico de Sanitas Mayores, explica que dado que hablamos de una afección neurodegenerativa progresiva, actuar en las etapas iniciales suele ralentizar su avance y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Etapa inicial
Durante la etapa inicial, la persona presenta síntomas leves que generalmente no interfieren con las actividades diarias. El temblor y otros síntomas de movimiento ocurren en un solo lado del cuerpo. Se producen cambios en la postura, la marcha y las expresiones faciales.
Etapa dos
Los síntomas comienzan a empeorar. El temblor, la rigidez y otros síntomas del movimiento afectan a ambos lados del cuerpo. Pueden ser evidentes problemas para caminar y una mala postura. La persona aún puede vivir sola, pero las tareas diarias son más difíciles y largas.
Es necesario incluir medicación en el tratamiento que permite controlar los síntomas, dando una respuesta de larga duración.
Etapa tres
Se la considera una etapa intermedia. La persona comienza a tener dificultades con el equilibrio y lentitud en los movimientos. Las caídas son frecuentes. La persona todavía es completamente independiente, pero los síntomas afectan significativamente las actividades como vestirse y comer.
Etapa cuatro
En este punto, los síntomas son graves y limitantes. La persona puede requerir un andador y necesita ayuda con las actividades de la vida diaria. Ya no puede vivir sola.
Suelen ser necesarios tratamientos de segunda línea, terapias más complejas que suelen necesitar de una operación o del uso de un dispositivo.
Etapa cinco
Esta es la etapa más avanzada. La rigidez en las piernas puede hacer que sea imposible pararse o caminar. Se requiere ayuda permanente para moverse con autonomía. Según distintos expertos, las complicaciones motoras se suman a alucinaciones, problemas en todas las fases del sueño, depresión y ansiedad grave.
Cómo se puede tratar
El Dr. Ventura Anciones, Jefe de Neurología y Neurofisiología del Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela, explica que «inicialmente, el manejo del Parkinson es más sencillo, con distintos fármacos que se toman vía oral o transcutánea, pero conforme se produce la pérdida de neuronas dopaminérgicas el control se hace cada vez más desafiante, debido a que ya no basta con administrar de forma pulsada la dopamina y esto conlleva efectos secundarios en muchas ocasiones discapacitantes».
En este punto, dependiendo de la edad y las características del paciente se dispone de varias alternativas:
Estimulación cerebral profunda
La estimulación cerebral profunda consiste en una intervención quirúrgica en la que se introducen unos electrodos en el cerebro de forma mínimamente invasiva, estimulando en la mayoría de las ocasiones una región profunda llamada núcleo subtalámico. Con esto se consigue simular la estimulación dopaminérgica del cerebro, mejorando los síntomas como la rigidez o el temblor de forma continuada. Además, permite la reducción de la terapia oral pulsada que provoca esos efectos secundarios y que a veces pueden resultar molestos.
Terapias con bombas de infusión
Las terapias con bombas de infusión se basa en la administración de distintos fármacos de forma continuada, bien a través del tejido celular subcutáneo (de forma similar a las bombas de insulina), o bien directamente a través del intestino mediante una pequeña intervención. No obstante, cabe destacar que este tratamiento requiere el compromiso por parte de la familia o los cuidadores y la educación de estos para poder no solo realizar la colocación del dispositivo, sino también administrar los cuidados básicos que estos tratamientos reclaman.