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Los tipos de dolencias más habituales en otoño son el dolor de tobillos, molestias en la planta del pie o en los dedosGTRES

Cómo preparar los pies de cara al otoño y al zapato cerrado

Los tipos de dolencias más habituales de esta época del año son el dolor de tobillos, molestias en la planta del pie o en los dedos

Con la llegada del mes de septiembre, suele unirse la bajada de las temperaturas con el inicio del curso, un momento en el que los pies vuelven al zapato cerrado. El Colegio Oficial de Podólogos de Murcia (Copomur), explica que entre los tipos de dolencias más habituales de esta época del año destacan el dolor de tobillos, molestias en la planta del pie o en los dedos.

Los expertos afirman que este tipo de dolencias aparecen tras el verano como consecuencia de no haber utilizado un calzado adecuado, caminar demasiado tiempo descalzo o haber usado chanclas con demasiada frecuencia, perjudicando la salud de nuestra pisada. El cambio de calzado a uno cerrado provoca también que nuestros pies presenten más riesgo de sufrir dolencias, las cuales nos impiden caminar con normalidad.

Cómo preparar los pies

Para cuidar de nuestros pies en otoño, lo primero es preparar nuestros pies para el cambio estacional, de esta forma prevenimos sufrir posibles patologías graves. Aquí os dejamos algunos consejos:

Quiropodia en el Pie: con el fin de cortar y limar las uñas a la perfección para evitar uñas encarnadas, además de eliminar posibles callosidades que se hayan formado en el pie, así como las molestas durezas. Con esto tendremos los pies listos para su cuidado diario durante el otoño.

Hidratación: es muy importante mantener una correcta hidratación en los pies, independientemente de la época del año en la que nos encontremos. Para ello, usa una crema específica para hidratar los pies a diario. A pesar de estar el pie cerrado, la piel de nuestros pies se reseca igual, por ello es tan relevante la hidratación, especialmente en la parte del talón.
Calzado adecuado: la calidad del calzado, tanto si es abierto como si es cerrado, es uno de los puntos clave a la hora de mantener una buena salud del pie. Es recomendable que el calzado sea de piel, que permita la transpiración y que sea de nuestra talla.
Cambio de calzado progresivo: no es aconsejable pasar directamente del zapato abierto al zapato cerrado y grueso del invierno. La progresión del cambio es la clave, ir alternando el calzado abierto con el cerrado, busca calzado ligero y de materiales finos como la lona y poco a poco ir aumentando la frecuencia de uso de zapato cerrado y materiales más gruesos como la piel.
Buena higiene diaria del pie: es fundamental para la salud de nuestros pies y a menudo es el punto que más descuidamos en nuestro día a día, junto con la hidratación. Es crucial secar muy bien nuestros pies tras el baño, llevar las uñas bien cortadas y lavarlos a diario para eliminar el sudor y posibles bacterias.
Evitar la humedad: en verano estamos mucho más expuestos a la humedad en los pies, tanto en el clima como por el entorno. Sin embargo, en otoño podemos seguir expuestos a esa humedad en nuestros pies: gimnasio, piscinas, etc. Es importante mantener nuestros pies secos con un calzado permeable y transpirable que evite la humedad, para prevenir infecciones por contagio.

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