Caminar haciendo paradas quema más calorías que hacerlo de forma continua
Caminar de 20 a 30 minutos al día aporta numerosos beneficios para la salud. Ayuda a prevenir o controlar las enfermedades cardíacas, los accidentes cerebrovasculares, la hipertensión arterial, el cáncer o la diabetes tipo 2. Este ejercicio natural también es bueno para la depresión, el estrés o el insomnio. Al pasear por lugares desconocidos, el cerebro libera dopamina, responsable de identificar el peligro y prestar atención, lo que elevará otro neurotransmisor: la serotonina, responsable del estado de ánimo.
Si además, lo que se busca es quemar calorías, una investigación de la Universidad de Milán acaba de desvelar que caminar o subir escaleras en tramos de 10 a 30 segundos es más efectivo que hacer ese mismo ejercicio de manera ininterrumpida. Esta es la principal conclusión de dos experimentos realizados por un grupo de investigadores de la Universidad de Milán y publicado en la revista Proceedings of the Royal Society.
Los participantes que caminaron o subieron escaleras en tramos de 10 a 30 segundos requerían entre un 20 y un 60 % más de oxígeno, un indicador del consumo de energía, que cubrir la misma distancia en una sesión continua, en gran medida porque caminar es más eficiente después de varios minutos en movimiento.
Así se hizo el experimento
En el primer experimento, se pidió a una decena de personas que se sentaran durante 3 minutos y luego, a la hora indicada por los investigadores, comenzaran a caminar en una cinta diseñada para simular subir escaleras. La duración de la caminata podría variar entre 10 segundos, 30 segundos, 60 segundos, 90 segundos o 4 minutos.
Cada participante caminó en las cinco condiciones, en orden aleatorio. Al final de cada episodio, se pidió al participante que permaneciera sentado durante 7 minutos. En el segundo experimento 10 personas repitieron las sesiones de caminata, pero en una cinta de correr normal.
Durante los experimentos se utilizó un metabolímetro, que permite medir el consumo de oxígeno y la producción de dióxido de carbono tanto durante el reposo como al caminar. De este modo se analizó el volumen total de oxígeno consumido en cada caminata.
Francesco Luciano, investigador de Fisiopatología Médico-Quirúrgica en la Universidad de Milán explica: «Cuando se empieza a caminar después de estar sentado, el consumo de oxígeno aumenta con el tiempo hasta alcanzar un valor estable al cabo de unos minutos» y añade: «Utilizando el metabolímetro también estudiamos la rapidez con la que aumentaba el consumo de oxígeno en los participantes, medida que nos permitió calcular cuánta energía química consumía cada persona por cada metro recorrido, de forma similar a como, en el caso de los coches, calculamos cuántos litros de el combustible se consume por kilómetro».
Cuando caminamos distancias más cortas, gastamos más energía y consumimos más oxígeno para cubrir la misma distancia
También se ha descubierto que, durante estos cortos episodios de caminata, la energía química se convierte en trabajo muscular mecánico de manera menos eficiente. Esto significa que, para generar el mismo movimiento, los músculos requieren más energía química. «Cuando comenzamos a caminar, podemos incurrir en algunos costes fijos al comienzo del recorrido», afirma el profesor Luciano quien añade: «Por analogía, conducir un automóvil requiere algo de combustible para arrancar el motor o sacar el automóvil del garaje. Descubrimos que cuando se comienza a caminar desde el reposo, se consume una cantidad significativa de oxígeno solo para comenzar a caminar. Incurrimos en este costo independientemente de si caminamos durante 10 o 30 segundos, por lo que proporcionalmente pesa más para los recorridos más cortos que para los más largos», concluye Luciano.