Un examen de la retina puede predecir con precisión el riesgo de ictus
Combinado con la edad y el sexo, el poder predictivo es tan bueno como el de los factores de riesgo tradicionales por sí solos
Los accidentes cerebrovasculares son una afección neurológica que sucede cuando se interrumpe el flujo de sangre a una parte del cerebro, provocando la muerte de las células cerebrales en esa área. El ictus afecta a unos 100 millones de personas en todo el mundo y mata a 6,7 millones de ellas cada año. En España, suponen la principal causa de discapacidad en adultos y la segunda de mortalidad, de ahí que una detección precoz e intervención rápida sean un aspecto clave.
Ahora, un estudio publicado en la revista Heart, ha dado un paso más en la detección temprana y lejos de hacer en el propio cerebro, los expertos se han fijado en el ojo, en concreto en la retina, que, según aseguran, puede predecir el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular con tanta precisión como los factores de riesgo tradicionales por sí solos, pero sin necesidad de múltiples pruebas de laboratorio invasivas.
Se sabe que la intrincada red vascular de la retina comparte características anatómicas y fisiológicas comunes con la vasculatura del cerebro, lo que la convierte en un candidato ideal para evaluar el daño causado por enfermedades sistémicas, como la diabetes, explican los investigadores.
Cinco categorías
Para explorar esto más a fondo, midieron 30 indicadores en cinco categorías de arquitectura vascular de la retina en imágenes de fondo de ojo de 68.753 participantes del estudio del Biobanco del Reino Unido .
Las cinco categorías incluyeron calibre –longitud, diámetro, relación–, densidad, torsión, ángulo de ramificación y complejidad de las venas y arterias. Y tuvieron en cuenta factores de riesgo potencialmente influyentes: factores demográficos y socioeconómicos de fondo, estilo de vida y parámetros de salud, como la presión arterial, el colesterol, la HbA1c (indicador de glucosa en sangre) y el peso (IMC).
El análisis final incluyó a 45.161 participantes (edad media de 55 años). Durante un periodo medio de seguimiento de 12,5 años, 749 participantes sufrieron un ictus.
Estas personas tendían a ser significativamente mayores, varones, fumadores habituales y diabéticos. También pesaban más, tenían presión arterial más alta y niveles más bajos de colesterol «bueno», todos ellos factores de riesgo conocidos de accidente cerebrovascular.
Qué mirar en la retina
En total, se incluyeron 118 indicadores vasculares medibles de la retina, de los cuales 29 se asociaron significativamente con el riesgo de sufrir un primer accidente cerebrovascular después de ajustar los factores de riesgo tradicionales. Más de la mitad (17) eran indicadores de densidad; 8 pertenecían a la categoría de complejidad; 3 eran indicadores de calibre; y 1 pertenecía a la categoría de torsión.
Cada cambio en los indicadores de densidad se asoció con un aumento del riesgo de accidente cerebrovascular del 10-19 %, mientras que cambios similares en los indicadores de calibre se asociaron con un aumento del riesgo del 10-14 %.
Cada disminución en los indicadores de complejidad y torsión se asoció con un aumento del riesgo de 10,5-19,5 %.
Los resultados mostraron que esta «huella vascular» de la retina, incluso cuando se combina solo con la edad y el sexo, fue tan buena como el uso de los factores de riesgo tradicionales por sí solos para predecir el riesgo futuro de accidente cerebrovascular.
Rutina del fondo de ojo
Su potencial para predecir el riesgo de accidente cerebrovascular no se ha explorado por completo, debido a los resultados variables de los estudios y al uso inconsistente de la técnica de imágenes especializada para la parte posterior del ojo (la fotografía del fondo del ojo), afirman los investigadores.
Pero el aprendizaje automático (IA), como el Sistema de Evaluación de la Salud Microvascular basado en la Retina (RMHAS), ha abierto las posibilidades para la identificación de marcadores biológicos que pueden predecir con precisión el riesgo de accidente cerebrovascular sin la necesidad de pruebas de laboratorio invasivas, dicen los investigadores.
Sin embargo, concluyen los investigadores: «Dado que la edad y el sexo están fácilmente disponibles, y los parámetros de la retina se pueden obtener mediante fotografías de rutina del fondo de ojo, este modelo presenta un enfoque práctico y de fácil implementación para la evaluación del riesgo de accidente cerebrovascular, en particular para la atención primaria de salud y los entornos de bajos recursos».