Médicos sin licencia inyectan botox en Reino Unido

La toxina botulínica puede ser un tratamiento eficaz para la migrañaFreepick

Bótox para la migraña crónica: cómo funciona y cuándo está indicado

Estos dolores de cabeza son un tipo de cefalea que se caracterizan por un dolor pulsátil intenso

La migraña es un tipo de cefalea muy prevalente que afecta a hombres y mujeres. La doctora Lucía Vidorreta Ballesteros, especialista en Neurología del Hospital Quirónsalud San José, explica que clínicamente se caracteriza por la presentación recurrente de crisis de dolor autolimitadas en el tiempo, que duran entre 2 y 72 horas, asociadas a una extrema sensibilidad a la luz y al ruido, trastornos afectivos como la ansiedad o el ánimo bajo y trastornos digestivos como las náuseas y los vómitos.

Quienes padecen migraña crónica conocen bien lo incapacitante que puede llegar a ser esta dolencia. Sin embargo, lo que muchos desconocen es que la toxina botulínica, más conocida por su uso estético para atenuar arrugas, ha demostrado ser una alternativa terapéutica segura y efectiva para prevenir estos intensos dolores de cabeza.

¿En qué consiste el tratamiento?

El procedimiento, destinado a reducir la frecuencia y la intensidad de las migrañas, se basa en la administración de infiltraciones de bótox en distintos puntos estratégicos de la cabeza y el cuello. Su mecanismo de acción consiste en inhibir la liberación de determinados neurotransmisores relacionados con la transmisión del dolor, lo que se traduce en una menor aparición de episodios dolorosos y una reducción de su duración.

Olga Pajares Pascual, enfermera especializada en la Unidad de Cefaleas del servicio de Neurología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, explica que «la toxina botulínica actúa bloqueando la liberación de neurotransmisores relevantes en la transducción del dolor, como el péptido relacionado con el gen de la calcitonina, glutamato y sustancia P».

Gracias a esta acción, se consigue frenar la inflamación de origen neurológico y se evita también la sensibilización periférica, lo que impide que las señales de dolor se transmitan hacia el sistema nervioso central. «De esta forma, se reduce la sensibilización central, que es lo que finalmente explica la cronificación de la migraña», señala Pajares.

Ventajas y eficacia del tratamiento

Los ensayos clínicos realizados hasta la fecha avalan la utilidad del bótox como tratamiento preventivo de la migraña crónica. Además, los especialistas destacan su seguridad y buena tolerancia, lo que permite prolongar su uso en el tiempo en una amplia mayoría de pacientes, contribuyendo a mejorar su calidad de vida.

Los estudios Preempt I y Preempt II evidenciaron beneficios notables en quienes recibieron este tratamiento, tales como una significativa disminución de los días con dolor de cabeza, una menor duración de los ataques y una mejora en la capacidad para llevar a cabo actividades cotidianas.

A raíz de estos resultados, la toxina botulínica tipo A recibió la aprobación como terapia preventiva contra la migraña crónica. En España, su uso fue autorizado en 2012 para la aplicación del compuesto OnabotulinumtoxinA (OnabotA), que, según precisa la enfermera, «es un complejo proteico producido por la bacteria Gram+ anaerobia clostridium botulinum». Este producto se presenta en forma de polvo blanco y debe diluirse en una solución salina antes de su uso.

Procedimiento y aplicación clínica

La intervención, de carácter ambulatorio, se lleva a cabo en consulta médica y tiene una duración aproximada de 15 minutos. El paciente puede retomar sus actividades con normalidad tras la sesión.

Para la administración del bótox se emplea una aguja específica, cuya longitud varía en función del grosor muscular del cuello. Pajares detalla que «se debe inyectar en todos los músculos en ambos lados, administrándose la mitad del número de inyecciones en el lado izquierdo de la cabeza y el cuello, y la otra mitad, en el derecho». La única excepción es el músculo prócer, que requiere una única inyección.

En determinados casos, cuando el dolor se localiza en zonas concretas, se pueden añadir inyecciones adicionales en áreas específicas como los músculos occipital, temporal o trapecio, siempre respetando la dosis máxima recomendada para cada región.

A quién va dirigido

El bótox está indicado en pacientes con migraña crónica que sufren este tipo de cefalea como mínimo 15 días al mes, y esto se repite durante tres meses. De esos días, al menos ocho presentan los síntomas típicos de la migraña, –dolor pulsátil, náuseas, sensibilidad a la luz o el sonido–. Además, los pacientes no responden adecuadamente a los fármacos preventivos orales o no pueden tomar la medicación oral para evitar los episodios migrañosos debido a intolerancias o efectos secundarios.

Es conveniente acudir a la consulta de Neurología para realizar una valoración y analizar tu historia clínica, así los especialistas pueden indicarte el mejor procedimiento para aliviar tus cefaleas.

Dudas frecuentes

Las dudas más habituales en consulta son:
  • Dosis recomendada: Se administran de 155 a 195 unidades por vía intramuscular en la región del cuello, a través de inyecciones de 0,1 mililitros.
  • Dónde se aplica: Se administran en diferentes zonas, dependiendo de los grupos musculares, así como de la localización del dolor más intenso.
  • Cuándo se empiezan a notar los efectos: Por lo general, los resultados comienzan a partir del mes después de la aplicación.
  • Dosis recomendadas: Se recomienda aplicar cada 3 meses, que es lo que suele durar el efecto del bótox. Nuestra enfermera recomienda mantener un diario de cefaleas para adaptar la dosis.
  • Recomendaciones: Antes del procedimiento, se aconseja evitar los ejercicios enérgicos con el cuello y no usar tintes para el pelo hasta 24 horas después. Tras el tratamiento, se puede continuar con la rutina con normalidad, puesto que no hace falta la hospitalización.
  • Efectos secundarios: Aunque no son muy frecuentes, pueden aparecer secuelas leves y temporales en algunos casos, como dolor cervical; debilidad o rigidez muscular; caída del párpado; elevación de las cejas.
Además, Olga Pajares añade que «los pacientes, generalmente, notan que no pueden arrugar la frente, y cuando pueden hacerlo nuevamente, puede ser una señal de que el efecto de la toxina se está desvaneciendo».
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