Tecnología
¿Son los teléfonos móviles una amenaza a la vida?
Anualmente se producen 150 muertes por electrocución en hogares españoles
Un hombre murió electrocutado el pasado miércoles, en Madrid, tras caer el teléfono móvil enchufado a la bañera en la que se encontraba. Ha sido la pareja de la víctima la encargada de llamar al 112, al encontrarse el cadáver al volver del trabajo. La víctima llevaba muerto entre ocho y diez horas, con una quemadura en el pecho sobre el que tenía el teléfono móvil. Aún se investiga la causa exacta. Todo parece indicar a que ha sido causado por el contacto de la corriente eléctrica con el agua.
No es este el primer accidente provocado por un smartphone. El pasado agosto un dispositivo Samsung explotaba durante el aterrizaje de un vuelo de Alaska Airlines sin causar daños significativos. No era la primera vez para esa empresa, teniendo en cuenta un suceso similar en octubre de 2016 con el famoso modelo Galaxy 7. También fue el caso de la empresa china Xiaomi, cuando la batería de uno de sus dispositivos estalló y acabó ardiendo, amenazando la credibilidad de la seguridad proporcionada por la compañía.
Anualmente se producen 150 muertes por electrocución en hogares españoles, a las que se suman 1.600 heridos y perjuicios por valor de 100 millones de euros.
Cargadores de móviles
De acuerdo con lo que declara a El Debate Silvia Rodríguez, ingeniera técnica de telecomunicaciones, el accidente no ha sido provocado por el propio teléfono, sino que la descarga mortal procedió de una fuente de energía mayor, probablemente la corriente central del domicilio al que estaba enchufado para cargar la batería. O sea que el problema no vendría del propio dispositivo, sino de la reacción de la electricidad conducida por el agua: «es como si metieras los dedos en un enchufe», comenta la ingeniera a este periódico. «La tensión que hay en la pared es 220 voltios, pero si enchufas el móvil, el cargador tiene un transformador y se adapta a 5 voltios. Si hubiera sido un cargador de buena calidad no podría haberlo matado. Sin embargo, si el cable empleado está deteriorado o es de calidad dudosa, se podría dar». Según la BBC, el 98 % de los cargadores falsos pueden causar descargas o electrocuciones mortales. Asimismo, nos dice que si el cargador estaba conectado a una regleta, podría haber alcanzado los 220 V. Esta es una opción que también está barajando la policía.
La web Computer Hoy confirmaba el pasado diciembre un caso similar, cuando una adolescente francesa moría electrocutada habiendo caído su móvil al agua, y lo mismo le pasó ese mismo mes a una niña de 10 años. El hecho común de estos dos casos es que ambos móviles estaban cargándose en el momento del accidente, con el terminal conectado a una fuente de electricidad con un voltaje mayor que puede suponer un peligro para la vida humana.
Potencia eléctrica mortal
Según datos proporcionados por el Departamento de Física de la Universidad Estatal de Ohio, para corrientes de más de 10 miliamperios, las contracciones musculares son tan fuertes que la víctima no puede soltar el cable que las provoca. En valores de al menos 20 miliamperios, se dificulta la respiración, cesando completamente en valores por debajo de los 75 mA. Cuando la corriente alcanza 100 mA, la fibrilación ventricular ocurre, con espasmos descoordinados de las paredes del corazón que resultan en muerte. Sin embargo, a más de 200 mA, las contracciones musculares son tan severas que el corazón se contiene durante la descarga. Esta sujeción protege al corazón de la fibrilación ventricular, y las probabilidades de sobrevivir de la víctima son altas.
En definitiva, las nociones que hemos recibido desde niños de que no podemos meternos en la piscina durante una tormenta, insertar los dedos en el enchufe, o tener aparatos conectados en el cuarto de baño mientras nos duchamos cobran sentido tras conocer estos datos. No vamos a morir mientras usamos el móvil en el agua, pero nunca lo podemos tener conectado a la corriente alterna durante su uso. Twittear en la bañera puede parecer la distracción perfecta, pero de poco sirve si no vas a vivir para contarlo.