Elegir nombre para tu bebé: clásico, original o gracias a un algoritmo

Una de las grandes decisiones que tenemos al saber que viene un bebé en camino es la elección del nombre. Los futuros padres deben tomar con sumo cuidado y algo de tiempo la elección del nombre de su futuro vástago, porque le marcará para toda su vida. El nombre será una primera seña de identidad

Hay varios modos de elegir el nombre del futuro bebé, que será el primer paso en construir su identidad, pero la más sencilla es la que continúa una tradición o una saga familiar. En otras ocasiones ese nombre tendrá un significado especial, por un momento de su vida personal o por el significado del nombre. Antaño lo normal era ponerle el nombre de un ser querido de la familia, o acompañarlo del santo del día, algo en desuso, pero sí se mantienen los nombres bíblicos.

Hay padres que buscan el encaje del nombre con el apellido del retoño para evitar malentendidos o burlas, pero otros buscan que coincidan con los nombres de diferentes países, algo muy normal sobre todo cuando se forman núcleos familiares de diversos lugares del mundo.

Otros futuros padres buscan la originalidad o incluso la relación del futuro nombre con la numerología. Otros progenitores quieren ponerle un nombre inspirado en personajes históricos, para trasladarles los valores que se asocian a su trayectoria.

Curiosamente hay futuros papás que esperarán hasta el último momento y, una vez de a luz la madre y ven la cara del bebé, se decantan por ponerle nombre al nuevo ser.

En el INE podemos buscar el nombre y hacer comparaciones, a imitación de lo que ha realizado esta pareja recurriendo a las matemáticas y al registro de la Seguridad Social de su país para determinar el nombre de su futuro hijo. Les llevó tiempo, algo de investigación y un arduo trabajo en equipo y en solitario.

El bloguero Nick Winter descargó en su ordenador toda la base de datos de la Seguridad Social, que contenía 93.600 nombres que se han utilizado más de cinco veces desde 1880.

Después eligió doce criterios de clasificación y eligió 3.600 de los 93.600 nombres. «Me gustaron 76 y descarté el resto», ha explicado. Por otro lado, la futura mamá, Chloe, hizo lo mismo con unos 3.700 nombres diferentes pero, tras descartar la mayoría, se quedó con 81 nombres que le gustaron.

¿Cómo funciona el algoritmo?

El algoritmo contenía doce criterios de clasificación: ortografía, pronunciabilidad, atemporalidad, relevancia, rareza, laicidad, brevedad, recitabilidad, los nombres con apodo corto y los que tenían un apodo largo. Además, descartaba los nombres que serían difíciles de pronunciar para hablantes chinos y, por último, descartaba nombres con un género ambiguo.

Tras estos pasos, quedaba lo más fácil, que es ir descartando entre ambos los que fueron pegando con hojas de papel autoadhesivo en la nevera hasta que quedaron dos nombres, uno de niño y otro de de niña. Los dos ganadores fueron Hazel y Max y, poco después, Chloe dio a luz a un niño, así que la naturaleza eligió al ganador.