Sociedad
La 'ecotasa' que sacude el negocio de la moda
La Ley de Residuos obligará a las empresas del sector textil a reinventarse
El sector de la moda está desatado. La industria ha gozado de un crecimiento exponencial a lo largo del siglo XXI con una facturación 2,5 billones de dólares y una empleabilidad directa de más de 75 millones de personas en todo el mundo. Pero esta prosperidad también tiene su lado oculto: la generación de residuos.
Como destacan desde Conama, «la cultura de la ropa barata y cambiante está marcando los modos de producción y consumo, y está generando problemas y distintas consecuencias tanto en las primeras como en las últimas etapas de la cadena de valor».
Y es que distintos estudios calculan que llegan anualmente a nuestros vertederos entre 23 y 30 kilos de residuo textil por habitante, disparando el desperdicio hasta las 900.000 toneladas anuales. Lo preocupante del asunto, como señala Conama, es que «solo uno 7,8 % de los residuos se recogieron selectivamente por algún tipo de gestor».
Europa, harta de esta situación y bajo la premisa ‘el que mancha, paga’, estableció en su directiva 2018/851 del Parlamento Europeo la obligatoriedad de la recogida separada de la fracción textil de los residuos municipales. Esta directiva fue recogida por el Gobierno en su Ley de Residuos y Suelos Contaminados, en la que extiende la Responsabilidad Ampliada del Productor (RAP).
Según el texto, y respecto a la responsabilidad ampliada del productor del residuo, «la propuesta normativa revisa la regulación en coherencia con la normativa comunitaria, explicitando las obligaciones que se pueden imponer mediante Real Decreto a los productores de producto (…) y define las partidas de gestión de residuos que deben financiar los productores y los mecanismos de control para los sistemas individuales y colectivos que se creen». Es decir, serán los productores del residuo los encargados de hacer frente a las tasas derivadas de la generación del mismo.
Desde el Ayuntamiento de Madrid explican que «reglamentariamente, en el plazo máximo de 3 años desde la entrada en vigor de esta Ley, se desarrollarán regímenes de responsabilidad ampliada del productor para los textiles, muebles y enseres, y los plásticos de uso agrario no envases en aplicación del título IV de esta Ley».
Por tanto, «esta disposición final establece que se deben crear unos “Ecoembes de la ropa”, que llevarán consigo una inyección financiera para la recogida separada de este tipo de residuos que, a priori, será positiva».
Actualmente, la ropa de Madrid se recoge separadamente en los puntos limpios fijos y móviles y en los contenedores instalados en calle, y los encargados de su recogida pagan al Ayuntamiento por cada tonelada recogida.
Crisis de suministros
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Esto ha provocado que empresas del sector se hayan empezado a adaptar ya a esta medida. Compañías como Inditex, C&A o H&M ya tienen programas de recogida y reciclaje de prendas, mientras que otras entidades vinculadas a la Iglesia y ONGs están haciendo lo propio a través de ‘contenedores sociales’. Zara, por ejemplo, recoge ropa a domicilio de manera gratuita en el momento de la entrega de pedidos online en España.
Las empresas pagan el extracoste del reciclado, pero ahora tendrán que hacer frente a todo el coste del proceso. Por el momento, nadie se atreve a calcular la influencia en el precio final, si bien, como destaca Aitex, «esta tasa suele repercutir en el precio del producto y, por tanto, en el cliente».
David Allo, responsable del Área de Sostenibilidad de Texfor, matiza que «antes de nada hay que definir qué es un productor». Estos, explica, son los que ponen un producto en el mercado al consumidor final, por lo tanto, el coste que este tendrá que asumir «aún no se puede responder puesto que faltan datos y decisiones que tomar».
«Lo ideal sería que, en lugar de costar, sirva para invertir en el futuro de su modelo de negocio. Las tasas deberían de ser una inversión para ayudar a la excelencia de la actividad económica y no deben de suponer un coste al sistema, sino al revés, deberían de ser útiles para alcanzar la excelencia y ser más competitivos a nivel internacional el residuo hay que verlo como un recurso y una oportunidad», explica Allo. Será en 2022 cuando el mercado nos dé la respuesta.