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Chica mirando por la ventana durante la cuarentena

Chica mirando por la ventana durante la cuarentenaGTRES

«Los adolescentes no quieren morir, quieren dejar de sufrir»

El grupo de los menores de 15 años es el que más preocupa a los expertos, ya que los suicidios se han duplicado

El suicidio es actualmente la principal causa de muerte no natural en España. En el 2020, 3.941 personas decidieron acabar con su vida el año pasado según los datos de la Fundación Española para la Prevención del Suicidio. Con respecto al año pasado las automuertes han aumentado en un 7,4.

En 2019 hubo 3.671 suicidios, de los cuales 2.771 eran hombres y 900, mujeres. En España el suicidio en mujeres nunca había superado los 1.000 casos al año, pero debido a la pandemia, entre otras cosas, las mujeres ya han superado el millar. Esto hace un incremento del 5,7 % en hombres y del 12,3 % en mujeres con respecto al 2019.

La psicóloga y directora del Centro de Acompañamiento a la Familia de la Universidad Francisco de Vitoria (UFV), Elena Arderius, comenta que «la diferencia fundamental entre hombre y mujeres en los problemas mentales es una: «Generalmente quienes más ayuda piden al psicólogo son las mujeres, por ello que haya menos casos de muerte voluntaria».

Para que haya suicidio, en la mayoría de los casos debe haber depresión e impulsividadFernando Miralles, profesor de psicología de la Universidad CEU San Pablo

El grupo de los menores de 15 años es el que más preocupa a los expertos, ya que los suicidios han aumentando hasta llegar al 100 %. «Hemos pasado de 7 a 14, y todavía España sigue sin tener un protocolo nacional sobre suicidios», explicaba Fernando Miralles, profesor de psicología de la Universidad CEU San Pablo.

«Esto, si lo queremos ver con respecto al resto de fallecimiento no naturales, vemos que por cada homicidio habrá cada 13,6 y por la violencia de género 89,9. Cada 90 suicidios hay una mujer que muere por violencia», explica el profesor.

Desde el año 2002 la Organización Mundial de la Salud (OMS) aconseja que se dé visibilidad a la salud mental y al suicidio. Buscan que se trate en tema con naturalidad y normalidad.

Depresión durante la cuarentena

En 2020 España entera se quedó paralizada ante la llegada de un nuevo virus, el COVID-19. En ese momento, cuando los contagios se empezaron a disparar, toda la población se vio obligada a encerrarse en sus casas por tiempo indeterminado, situación que provocó incertidumbre, miedo y, en algunos casos, soledad.

Ante esta situación tan atípica, Elena Arderius explica al periódico que «durante la cuarentena se han visto dos tipos de familias: a las que les ha servido para pasar tiempo entre ellos y encontrar el sentido para vivir en famililla y las que ya traían algún problema o conflicto. «Para ellas ha sido una bomba de relojería», señala.

Los adolescentes han sido los olvidados de la pandemiaElena Arderius, psicóloga y directora del Centro de Acompañamiento a la Familia de la Universidad Francisco de Vitoria

Fernando Miralles aclara que «para que haya suicidio, en la mayoría de los casos, debe haber depresión e impulsividad. Es lo que se llama depresión ansiógena, una persona tiene tanta ansiedad que se desorganiza mentalmente y llega a la depresión».

Durante la pandemia alguno de los casos se han dado debido a problemas económicos, familiares o incluso sociales.

Suicidio en jóvenes

«Los adultos tenemos mas recursos, racionalmente podemos entender un poco más la situación. Por otra parte estaban los ancianos, que nos sensibilizamos más con ellos por ser los más vulnerables a la covid». También se refiere a los niños más pequeños. «Los entretenías con la TV, los deberes... cualquier cosa. En cambio, los adolescentes han sido los olvidados de la pandemia», denuncia la psicóloga.

Para los jóvenes el contacto social es una de las cosas más importantes, ya que empiezan a crear habilidades. Con la pandemia todo se les terminó de un día para otro. «Lo que han vivido ellos ha sido muy impactante», aseguraba Elena Arderius.

El adolescente vive tratando de encontrar su lugar en el mundo, por lo que durante la pandemia no ha tenido esa opción de desarrollarse. Las clases eran online, las quedadas se limitaban a jugar a juegos a través del móvil y fueron los últimos en poder salir a las calles.

Otro de los problemas, según Fernando Miralles, es la situación que han vivido en casa los jóvenes: «Han visto que algunos padres se han quedado en ERTE, eso ha sido muy duro» y aclara que hay que diferenciar dos términos muy importantes: «El depresivo llora y piensa que se va a matar, pero el impulsivo piensa y actúa».

Apoyo de las familias

«Es importante analizar el ambiente familiar en el que un adolescente se desarrolla. Deben sentirse queridos y  escuchados, que sepan que tienen a sus padres ahí para todo. Los padres no son capaces de detectar los suicidios porque no generan un ambiente de encuentro o de confianza para que su hijo le cuenta lo que está sucediendo», explica la psicóloga de la UFV.

Además, sobre las terapias que imparte, Elena indica que «hablando con padres de adolescentes que se han querido suicidar te explican que los niños estaban tristes y daban por hecho que era lo normal en esa edad. Pero la realidad es que los padres no somos consientes del vacío por el que puede estar pasando en ese momento. Un adolescente no quiere morir, quiere dejar de sufrir».

Por otra parte, el profesor del CEU comenta el incremento de visitas a terapia: «Igual que una persona va al traumatólogo, va al psicólogo. Cada vez, parece, que somos más conscientes».

Comunidades con más suicidios

Las terapias han aumentado, pero las cifras siguen siendo altas. «Parece que en España, al igual que en otros países, se va normalizando que las personas tengan un problema psicológico», explica el profesor del CEU. También ha aclarado que el incremento se esperaba a raíz de la pandemia.

«Con respecto a las comunidades autónomas, normalmente Asturias y Galicia son las que más suicidios tienen en comparación al resto. En cambio, Madrid, Ceuta y Melilla, si se comparan los datos por cada 100.000 habitantes, son las que menos casos tienen», concluye.

Teléfonos contra el suicidio

  • Asociación Barandilla: 911 385 385
  • Teléfono de la Esperanza: 717 003 717

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