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Ilustración gran renuncia teletrabajo

Lu Tolstova

Trabajo

La 'Gran Renuncia', el fenómeno que provoca millones de dimisiones en EE.UU.

Varios expertos analizan si un movimiento similar podría replicarse en España

El estallido se produjo a mediados de 2020 y, lejos de cesar, parece que cada vez gana más adeptos. Millones de personas –algunas estimaciones apuntan a los cuatro millones– abandonan cada mes sus puestos de trabajo en Estados Unidos para pasar a engrosar deliberadamente las listas del paro. 

Las causas no están, aún, del todo claras, pero se cree que la irrupción de la pandemia ha podido actuar como un punto de no retorno para catalizar un sentimiento de descontento multifactorial que llevaba algún tiempo madurando entre los dimisionarios. El fenómeno, bautizado como la 'Gran Renuncia' (o Big Quit, en inglés), ha dejado un importante agujero en el mercado laboral del país norteamericano. ¿Y en España? ¿Es esto posible?

De acuerdo a los datos del Ministerio de Seguridad Social, las rescisiones de contratos de trabajo voluntarias ascendieron a 95.451 en 2019; una cifra que se desplomó a 62.335 en 2020, y que, en lo que va de año (hasta octubre, último mes contabilizado) se sitúan en 70.622. El promedio del actual ejercicio es de unas 7.000 bajas voluntarias al mes, lo que haría terminar el 2021 con cerca de 84.000 renuncias, una cantidad inferior a la época prepandemia. Por su parte, el porcentaje actual de población en busca de trabajo es también mayor que el del último trimestre de 2019 (59,15 % frente a 58,74 %), en base a la Encuesta de Población Activa.

Aunque los datos de renuncias voluntarias no reflejan por completo la realidad (hay ocasiones en las que el empleado llega a un acuerdo para definir su salida como un fin de contrato en lugar de una dimisión y poder acceder así a las ayudas disponibles), a primera vista no parece, por tanto, que un fenómeno similar pudiera producirse en España. 

«Existen varios motivos por los que se antoja complicado que un movimiento de la dimensión del que está teniendo lugar en EE.UU. pudiera replicarse en España», explica Alberto Riesco, doctor en Sociología por la Universidad Complutense de Madrid (UCM) e investigador especializado en el campo de la sociología laboral. «Mientras que el sentimiento de malestar puede coincidir en ambos casos, la manera de canalizarlo difiere sustancialmente».

El estancamiento o, incluso, la reducción de los salarios pese al aumento de los costes de vida, la creciente precarización del empleo y el estrés laboral son algunas de las razones que los expertos repiten a la hora de explicar el contexto de este fenómeno al otro lado del Atlántico. Un diagnóstico que es compartido en nuestro país, pero que, por el contrario, no ha llevado a las grandes bolsas de insatisfechos a renunciar en bloque, en gran parte, debido a las importantes limitaciones del mercado de trabajo español.

«La situación laboral de EE.UU. es muy distinta a la de España, y eso hace que aquí la gente no tenga el privilegio de poder desprenderse de su trabajo tan a la ligera, por lo que muchas veces no encuentran más remedio que resignarse y mantenerlo a pesar de todo», analiza Riesco. 

«El mercado norteamericano se caracteriza por su dinamismo, por la facilidad para cambiar de trabajo en poco tiempo gracias a la gran oferta disponible. En España, en cambio, los problemas estructurales que arrastra lo impide por completo», puntualiza el experto, que añade que «la pandemia y los estragos que ha causado ha hecho que mucha gente se haya replanteado sus prioridades y haya pensado en cómo quiere emplear su tiempo, si dedicándolo a trabajar en algo que no les llena, o no les retribuye lo suficiente o si volcarse más en sus familias y –en definitiva– en su propia vida». 

Esto, unido a los estímulos económicos en forma de cheques del Gobierno federal a millones de ciudadanos, ha propiciado un robusto colchón para poder dar el paso sin miedo a caer al vacío.

Canales para el descontento

En opinión de Alfredo Rodríguez, profesor de la Facultad de Psicología de la UCM, el fenómeno «se ha visto en España pero de otra manera, más como un salto cualitativo de personas que abandonan las ciudades para marcharse a las zonas rurales». Sobre la posibilidad de que se reproduzca a nivel nacional, Rodríguez afirma que los «datos no incitan a pensar que esto vaya a producirse a gran escala». 

Y es algo, añade su colega Riesco, que también tiene que ver con la existencia de instituciones de representación, como comités de empresa o sindicatos, que permiten canalizar ese descontento. «Algo que aquí hay y en EE.UU. no tanto, son los mecanismos para resolver los conflictos laborales, como los sistemas de negociación colectiva, las organizaciones sindicales o las huelgas», comenta.

En el punto de vista opuesto se sitúa Fernando Miralles, profesor de Psicología en la Universidad CEU San Pablo, para quien un fenómeno similar al ocurrido al otro lado del Atlántico podría tener lugar en España en un plazo de «uno o dos años» gracias a los subsidios de desempleo y las ayudas públicas, que permitirían que los insatisfechos contasen con un sustento durante algún tiempo antes de encontrar otro trabajo. 

«Se ha visto que hay un cambio de tendencia, y si la gente tiene cubiertas las necesidades más básicas podrá permitirse iniciar un periodo de transición hasta encontrar un empleo con el que se encuentren más a gusto», apunta. «Esto, unido a los bajos sueldos pese al crecimiento de las compañías y a la progresiva pérdida del vínculo entre empresa y trabajador, podría crear un caldo de cultivo para que lo que ocurre en EE.UU. acabe llegando aquí dentro de no mucho», concluye.

El teletrabajo, innegociable para tres de cada diez trabajadores en España

En España, la posibilidad no tanto de una Gran Renuncia, pero sí de un cambio de empresa parece haber cobrado fuerza tras la implantación generalizada del teletrabajo debido a la pandemia. Así lo constata, al menos, un estudio elaborado por la consultora Sondea en colaboración con las compañías Evolutio y Zoom. Según la encuesta, tres de cada diez españoles considerarían cambiar de empleo para teletrabajar más si su compañía les redujera esta opción.

El informe, para el que se han recabado respuestas de más de 1.000 trabajadores de entre 18 y 65 años de edad residentes en España que operan en actividades de oficina (presencialmente o teletrabajando), destaca que esta cifra es especialmente alta entre la población de menor edad: casi el 40 % de los jóvenes entre los 18 y los 24 años se cambiaría de empresa si ésta les limitara el trabajo telemático.
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