Coronavirus
El 'superpasaporte' italiano que pretende arrinconar a los antivacunas
Afecta a unos seis millones de italianos que no han querido o podido vacunarse
Los no vacunados en Italia tienen los días contados. El Gobierno italiano intenta frenar la nueva ola de coronavirus de cara a las fiestas de Navidad. La nueva medida que quiere implementar es un certificado más completo que solo permitirá la entrada a zonas de ocio y a la restauración a aquellos que estén completamente inmunizados o curados del virus.
La medida entrará en vigor en todas las zonas del país, independientemente del número de habitantes o contagios que se registren, hasta el 15 de enero.
Todos los países, desde que entró en Europa la nueva variante ómicron, están tomando medidas para paliar los contagios y frenar las nuevas olas. A pesar de formar parte de una misma organización, no todos toman las mimas medidas ante el coronavirus.
Dos pasaportes
Desde el 13 de diciembre Italia contará con dos pasaportes: el Green Pass, que se otorga a los ciudadanos ya vacunados, que han pasado el virus y están curados, o que poseen un test negativo, y el 'Superpasaporte', que se entregará a los que han superado la enfermedad o muestren el certificado sanitario con la pauta de las vacunas completa.
El primero es indispensable para utilizar el transporte público, también el ferroviario, entrar al puesto laboral, para sentarse a la mesa en los comedores del trabajo o en restaurantes de hoteles, o asistir a fiestas y ceremonias como bodas o bautismos.
Pero el giro de tuerca lo establece la segunda versión, la «reforzada», que en la práctica excluye a los no vacunados de cines, teatros, eventos deportivos, fiestas, discotecas o consumir dentro de bares o restaurantes.
Una imposición que afecta a unos seis millones de italianos que no han querido o podido vacunarse, frente a los 45,7 millones de mayores de doce años que sí que lo han hecho, el 84,76 % de la población.
Más control policial
El objetivo es, según el Gobierno, asediar a un virus que a estas alturas alcanza unos 15.000 contagios diarios y que, sin medidas como esta, pondría en jaque el comercio y las vacaciones navideñas y la siempre augurada recuperación, máximo desvelo del primer ministro, Mario Draghi.
Por ello, aunque en Italia se convive desde hace meses con este pase, ahora se han intensificado los controles.
Este lunes la atención se centró en el transporte público, usado cada día por millones de personas, turistas y trabajadores, a los que policías y operarios municipales pedían el Green Pass a la salida del metro o del bus urbano, bajo pena de multa económica.
«Si ayuda a superar al virus entonces está bien, aunque creo que es una exageración que lo pidan a la salida del metro y en los restaurantes», opinó a Efe la joven Brenda, mientras salía del metro del barrio romano de San Giovanni.
Para Elena, esta imposición es «muy adecuada». Ella, de hecho, acaba de llegar a la capital de la región alpina de Friuli Venecia Julia, la que más preocupa y la única, con la provincia de Bolzano, en «nivel amarillo» o riesgo leve.
Por su parte, Paolo se muestra contrariado por el hecho de que pidan el certificado a la salida del metro y no a la entrada: «No tiene sentido», lamenta.
A esto hay que sumar que ya este fin de semana en ciudades como Roma trabajadores de Protección Civil se encargaban de que los peatones usaran la mascarilla al aire libre, mientras paseaban por el centro, iluminado por las fiestas navideñas.
La versión «reforzada» del certificado anticovid no expirará el 15 de enero en las regiones que sean catalogadas de «amarillas» y «naranjas», segundo y tercer nivel de riesgo en una escala de cuatro colores culminada con el rojo, el confinamiento.
Por otro lado, como ya se hizo con los médicos, desde el 15 de diciembre se obligará a la vacunación al personal administrativo de la Sanidad y la Educación, así como profesores, militares, fuerzas del orden y operativos de los Servicios de Socorro.