Sociedad
Cerca de 1.500 lenguas se extinguirán a finales de siglo, predice un estudio
La falta de educación bilingüe y la ampliación de las redes de carreteras ponen en riesgo la supervivencia de los idiomas indígenas, alertan investigadores de la Universidad de Australia
Alrededor de 1.500 lenguas, cerca del 20 % de las 7.000 que están actualmente reconocidas en el mundo, se extinguirán a finales del presente siglo al dejar de hablarse. Es la principal conclusión del primer estudio mundial sobre este asunto, dirigido por la Universidad Nacional de Australia y publicado la semana pasada por la revista Nature Ecology and Evolution.
El equipo de investigadores, compuesto por matemáticos, lingüistas y biólogos, analizó un total de 6.511 idiomas que aún se hablan o han dejado de hablarse, también conocidos como 'idiomas dormidos'. Y, empleando técnicas de modelos similares a los que se utilizan para predecir la extinción de especies, llegaron a dos conclusiones sobre las principales causas que conducen a la pérdida de diversidad lingüística: la falta de educación bilingüe, por un lado, y la ampliación de la red de carreteras, por otro.
«La escolarización establece un conjunto completamente nuevo de prácticas diseñadas para orientar al estudiante hacia las instituciones históricamente invasoras», señala Marybeth Nevins, lingüista y antropóloga del Middlebury College en Vermont (EE.UU.), en referencia al primero de los dos factores. «Con los recursos lingüísticos indígenas adecuados, la escolarización no tiene por qué ponerlos en peligro», añade, descartando así que la variedad idiomática per se suponga un riesgo, ya que puede ayudar a forjar sociedades multilingües.
En cuanto a la ampliación de las carreteras, los autores explican que la conexión por tierra con las áreas en las que se encuentran esas comunidades indígenas puede favorecer el éxodo rural a las ciudades, además de una mayor influencia del comercio y el gobierno centralizado y de los idiomas asociados a ellos.
«A través de los 51 factores o predictores que investigamos –entre ellos variables relacionadas con el reconocimiento legal del idioma, la demografía, las políticas educativas, las características ambientales y los indicadores socioeconómicos del país en que se encuentra la comunidad hablante de la lengua en cuestión–, también encontramos algunos puntos de presión realmente inesperados y sorprendentes», indica Lindell Bromhan, coautor e investigador principal del estudio. «Y esto incluía la densidad de las carreteras. El contacto con otras lenguas locales no es el problema. De hecho, las lenguas en contacto con muchas otras lenguas indígenas tienden a estar menos amenazadas. Pero sí que descubrimos que cuantas más carreteras haya, conectando el país con la ciudad y las aldeas con las ciudades, mayor será el riesgo de que las lenguas estén en peligro. Es como si las carreteras estuvieran ayudando a las lenguas dominantes a laminar otras más pequeñas», apunta.
Además de estos, los autores también revelan que existen otros factores de riesgo, como las áreas de pastos más grandes en África o el aumento de la estacionalidad en la temperatura en lugares europeos como Escandinavia, si bien será necesario realizar nuevos estudios para identificar hasta qué punto esos aspectos son influyentes.
Australia, sumidero de idiomas
La investigación, por otro lado, no es originaria de Australia por cualquier razón. «Australia tiene la dudosa distinción de contar con una de las tasas más altas de pérdida de idiomas en todo el mundo», indica Felicity Meakins, de la Universidad de Queensland y coautora del estudio. «Antes de la colonización, se hablaban más de 250 idiomas de las Primeras Naciones, y el multilingüismo era la norma. Ahora, solo se hablan 40 idiomas y 12 están siendo aprendidos por los niños».
Por todo ello, los autores, que son conservadores en su predicción –las peores previsiones apuntan a una pérdida del 90 % de los idiomas para comienzos del próximo siglo– ensalzan el alto valor de la variedad lingüística en la sociedad global actual. «El lenguaje es una especie de prueba de la vida ancestral, un recurso poderoso contra el borrado político, un medio de recuperación. Para todos nosotros, las lenguas indígenas son indispensables para comprender la naturaleza, la diversidad y la expansión histórica de los seres humanos en nuestro planeta compartido», señala Marybeth Nevins, otra de las investigadoras.
Y hacen, por último, un llamamiento a la preservación, en vísperas del Decenio de las Lenguas Indígenas de la Unesco que se inicia en 2022: «Muchos de los idiomas que se predice que se perderán este siglo aún tienen hablantes fluidos, por lo que todavía existe la oportunidad de invertir en apoyar a las comunidades para revitalizar las lenguas indígenas y mantenerlas fuertes para las generaciones futuras». No todo parece estar perdido.