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Una de las pocas imágenes del saola

Una de las pocas imágenes del saolaWWF

Ciencia

Tras la pista del «unicornio asiático», uno de los animales más raros del mundo

Los biólogos intentan encontrar al saola para protegerlo de la caza furtiva

Descubierto en 1992, el saola –o «unicornio asiático», como lo han llamado– es uno de los animales más esquivos y desconocidos para la ciencia. Nunca ha sido observado por los biólogos en la naturaleza y los pocos ejemplares capturados por aldeanos murieron al cabo de unas semanas. Por eso los científicos se afanan en encontrarlo para poder protegerlo ante el aumento de la caza furtiva.

Fue durante un estudio de la vida silvestre en la remota reserva natural de Vu Quang –un área de 550 kilómetros cuadrados en el centro de Vietnam– cuando el biólogo Do Touc encontró dos cráneos y un par de cuernos pertenecientes a un animal desconocido.

Posteriormente se encontraron más restos, incluida una piel completa, pero no sería hasta 1993 cuando las pruebas de laboratorio confirmaran que se trataba ya no de una nueva especie, sino de un género totalmente nuevo en la familia de los bóvidos.

A pesar de la sensación inicial, treinta años después la población de este animal está disminuyendo masivamente por la caza furtiva. «Miles de personas usan trampas, por lo que hay millones de ellas en el bosque, lo que significa que las poblaciones de grandes mamíferos y algunas aves no tienen forma de escapar y están colapsando en los Annamitas», explica Minh Nguyen, estudiante de la Universidad Estatal de Colorado a The Guardian.

Esta amenaza llevó incluso a la UICN a incluir a esta especie en la lista roja de especies amenazadas. De hecho, desde 2006, los biólogos y especialistas en conservación de la vida silvestre William Robichaud y Simon Hedges cofundaron el Grupo de Trabajo de Saola para encontrar los últimos ejemplares de este animal para reintroducirlo en un hábitat natural libre de amenazas.

Desde entonces llevan años intentando localizar al animal. Entre 2017 y 2019 llevaron a cabo una búsqueda con 300 cámaras trampa sin un solo resultado positivo. Por eso ahora están recaudando fondos, a través de la Fundación Saola, para el uso de perros para detectar signos de saola. Cualquier muestra encontrada se estudiaría in situ usando kits rápidos de ADN y, en caso de resultar positivos, los rastreadores comenzarían las tareas de búsqueda.

«Estamos en un momento de la historia de la conservación», comenta Robichaud, también presidente de la Fundación Saola, en el que «sabemos cómo encontrar y salvar a este magnífico animal, que ha estado en el planeta Tierra durante unos 8 millones de años». «Solo necesitamos que el mundo se una y apoye el esfuerzo. No costará mucho, y la recompensa será enorme», zanja.

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