Una empresa surcoreana inventa una mascarilla que permite comer y beber sin tener que retirarla

Desde la irrupción de la pandemia de coronavirus a comienzos de 2020, la mascarilla se ha convertido en uno de los principales revulsivos para evitar la transmisión de la enfermedad. El catálogo de protectores disponibles, al tiempo, ha ido ampliando tanto su variedad como su disponibilidad en el mercado: quirúrgicas, FFP2, FFP3, de tela, transparentes… sin embargo, hasta ahora nadie había ideado una fórmula que permitiera mantenerla sin tener que retirársela para comer o beber.

La marca surcoreana Atman ha puesto fin a ese obstáculo al diseñar una mascarilla que solo cubre la nariz y deja libre la boca, lo que permite ingerir todo tipo de alimentos y bebidas sin quitarla. El producto, llamado ‘Kosk’ (ko significa 'nariz' en coreano), permite ser desplegado y se ha hecho viral en redes, además de recibir una valoración de cinco estrellas en diversas plataformas. En cuanto a su precio, puede ser adquirido en paquetes de 10 unidades por el precio de unos 7,2 euros.

La protección cuenta además con un filtro KF80, lo que significa que filtra más del 80 % de las partículas de 0,3um, equivalente a un FFP1. Este tipo de filtro KF (Korean Filter) está aprobado por la Agencia de Alimentos y Medicamentos de Corea (KFDA) y, aunque oficialmente sí tienen protección, sobre todo cuando está desplegada del todo cubriendo nariz y boca, no son las más adecuadas frente a este virus, respecto al que se lleva ya tiempo recomendando el uso de las de FFP2 y FFP3 como las más seguras.

Pese a todo, los hay que no la ven del todo «inútil». En declaraciones a Nine News, la profesora Catherine Bennett, jefa de epidemiología del Instituto para la Transformación de la Salud de la Universidad de Deakin en Australia, afirmó que las máscaras que solo cubren la nariz eran una «idea extraña», pero que serían «mejor que nada». «Probablemente suponga una diferencia marginal», apuntó.

Los casos de coronavirus en Corea del Sur alcanzaron un récord de 22.907 el pasado jueves después de superar los 20.000 por primera vez el miércoles, impulsados por la propagación de la variante ómicron. El número de fallecimientos, por contra, se mantiene relativamente bajo, con 6.812 víctimas por covid desde el inicio de la pandemia.