Análisis jurídico
La 14ª enmienda no ampara el derecho al aborto
Por más que existan muchas presiones para ensanchar el concepto de libertad y el contenido de la enmienda decimocuarta, el Tribunal Supremos se muestra contrario a reconocer derechos no contemplados en las Constitución
No por esperada, la recientísima sentencia de 24 de junio de 2022 de la Suprema Corte de los Estados Unidos ha dejado de impactar como una bomba. La sentencia reconoce rectificar lo que califica como un monumental error de la sentencia Roe & Wade de 1973, en la que como se ha sabido Norma McCorvey («Roe») fue convencida -previa manipulación- por abogadas feministas para solicitar autorización judicial para abortar.
Se trata de una larga sentencia de 273 páginas que requerirá de un minucioso estudio, sin embargo, si, que podemos adelantar alguno de los argumentos claves de la misma.
El Tribunal Supremo de los Estados Unidos considera que el derecho al aborto no está arraigado en la tradición legal de ese país. Ninguna disposición constitucional estatal había reconocido este derecho hasta unos años antes del caso Roe & Wade, tampoco lo había reconocido ningún tribunal federal o estatal. Tampoco existían estudios doctrinales serios que lo contemplasen. De hecho, dice el Tribunal Supremo americano, el aborto ha sido durante mucho tiempo un delito en todos los estados
Esta sentencia declara que el derecho al aborto tampoco está comprendido en la décimo cuarta enmienda, que es la que precisamente regula los derechos civiles: libertad, igualdad, principio de legalidad y derecho a la vida. En definitiva, el aborto no es un derecho contemplado en la constitución de los Estados Unidos. Por más que existan muchas presiones para ensanchar el concepto de libertad y el contenido de la enmienda decimocuarta, el Tribunal Supremos se muestra contrario a reconocer derechos no contemplados en las Constitución. El aborto destruye lo que la Ley del Estado de Minessota que ha dado lugar a esta nueva sentencia, denomina un ser humano no nato, «human being unborn» separándose del concepto de vida potencial –«potencial life»-, que utilizo la sentencia de de 1973, ahora revocada; sea como fuera, el aborto provocado no tiene acogida en el derecho constitucional federal de USA.
Cuestión distinta es que el complejo sistema legal de un estado federal como es el norteamericano permita que las distintas leyes estatales opten por considerar legal el aborto en determinadas circunstancias, o lo consideren ilegal en todas; como se va sabiendo, hay preparadas leyes de todos los colores.
En realidad, esta sentencia no ha cambiado los históricos criterios del derecho norteamericano, sino más bien ha vuelto a los mismos, de los que la muy errónea sentencia de 1973, y alguna parecida posterior como la Planned Parenthood vs. Casey de 1992, han sido una triste excepción.
Que duda cabe que los avances científicos en materia molecular y genética, más las evidencias de la vida naciente que ha proporcionado la generalización de las ecografías, habrá provocado algunos cambios de postura.
Mientras tanto en España esperamos una sentencia del Tribunal Constitucional, que parece nunca llega, que declare si se puede considerar legal la conversión del aborto de causa de despenalización a derecho, que recogió la llamada ley Aido, la ministra zapaterista cuya experiencia profesional se basaba en la promoción del flamenco.
Recordemos que la sentencia del TC de 1985 declaró legal la despenalización del aborto, no su consideración como derecho, téngase clara la diferencia, también declaró que la vida del nasciturus era un «tertius genius» o tercer genero con relación a la del padre y la madre, y que como tal era protegible, y se encontraba dentro del todos tienen derecho a la vida de art. 15 de la Constitución Española. Esta sentencia también declaró que, solo en determinadas circunstancias muy concretas, se podría aceptar la despenalización.
Pues bien, con independencia de lo discutible de aquella sentencia de 1985, que recordemos se decidió por el voto de calidad del entonces presidente del TC, Manuel García Pelayo, del que se cuenta que recibió innumerables presiones, y que sufrió enormemente a posteriori, y con independencia del enorme fraude de ley que es la aplicación de la misma, lo cierto es que dejó una jurisprudencia bajo la cual, la conversión del aborto en derecho de uso libre durante las primeras semanas de gestación, es radicalmente contrario al artículo 15 de la Constitución Española.
El caso es que esta sentencia habrá caído como una bomba en muchos escenarios, obligando a sesudas evaluaciones de daños y recomposiciones de lugar:
En los despachos del presidente de los Estados Unidos Joe Biden, y de la presidenta de la cámara de representantes, Nancy Pelosy, que, incomprensiblemente confesándose como católicos practicantes, no es que tengan una actitud tibia, comprensiva o confusa sobre el aborto, sino que lo apoyan claramente.
En el Tribunal Constitucional Español al que se le acaban la excusas para no dictar una sentencia anulando la ley Aido.
En medio de la «agenda social, progresista, sostenible, etc.» del gobierno de coalición de la nación, que quiere seguir profundizando en estos «avances sociales», e incluso seguir removiendo el asunto Franco, a pesar los sucesivos batacazos electorales.
La vida siempre debe estar por encima de la libertad de la madre a decidir
En el debate gestión-batalla cultural del centro derecha español; moderación y amplio espectro no se oponen a revertir los adelantos de la ingeniería social de estos últimos años, ajenos absolutamente a la ontología del ser humano. La presidente actual de Cs llego a decir que el debate del aborto era algo del siglo pasado; háztelo mirar Inés, que así os luce el pelo.
En la sede del Parlamento Europeo que metiéndose una vez más donde no le llaman, y extralimitándose de su ámbito competencial, procura -no sin luchas internas, porque valientes siempre quedan- posicionarse a favor del aborto, dictando resoluciones de lo más variopintas, la última de ellas el pasado 1 de junio del presente 2022 bajo el título: amenazas globales al derecho al aborto.
En la mesa de muchos dirigentes occidentales, como el presidente de la República Francesa, que proclaman en la sede de la UE que el aborto hay que convertirlo en derecho humano; Enmanuel Macron, calladito estarías más guapo.
Además, en estos debates siempre están desenfocados, porque se habla de muchas cosas, se utilizan argumentos muy variados, vacíos o falsos la mayoría de ellos, pero nunca se pone por delante el bien superior, como es de la vida humana naciente. En las facultades de Derecho enseñan como algo básico, que en caso se choque de derechos, de necesidad de ponderar los derechos en juego, debe triunfar el de mayor rango, y en este caso, la vida siempre debe estar por encima de la libertad de la madre a decidir…
Siempre se ha dicho que lo que nace en USA acaba llegando al resto de occidente, ha pasado con tecnología, modas, corrientes culturales; últimamente con el nefasto movimiento woke o cultura de la cancelación, pero esperemos que esta vez llegue también algo positivo como esta anulación de la consideración del aborto como derecho.
Para lectores que no tengan las cosas tan claras, no se trata de buscar por encima de todo la condena penal de una madre que aborta, sino de poner los medios para que no se vea abocada a tomar una decisión como la de abortar que siempre es traumática, y que a buen seguro le va a dejar secuelas vitales, ya que aunque no se quiera hablar del síndrome post aborto, es evidente que existe; otra cosa no se puede esperar de una acto tan contra natura como es eliminar a un ser naciente. Otra cosa es la condena penal -que si que se reclama- para los que se lucran a manos llenas practicando un acto como es el aborto, que viola de modo tan flagrante tanto la deontología médica como el juramento hipocrático.
Afortunadamente esta noticia constituirá un luz de esperanza para tantas personas que de modo abnegado llevan años enrolados en los movimientos provida, y para tantas obras, muchas ellas de Iglesia, que calladamente ofrecen sus medios, su vida, su pan, su compañía, a las madres para que nos aborten, o los enfermos o discapacitados para que se agarren a la vida.
La madre Teresa, Santa Teresa de Calcuta, en un discurso, considerado por la comunidad católica como histórico, que se dio el 3 de febrero de 1993 durante el Desayuno de Oración Nacional que se celebra cada año en Washington, ante el entonces presidente Bill Clinton, la primera dama Hillary Clinton, el vicepresidente Al Gore y su esposa y otras grandes figuras políticas que no estaban de acuerdo con ella, se refirió al aborto como una amenaza para la paz.
«La amenaza más grande que sufre la paz hoy en día es el aborto, porque el aborto es hacer la guerra al niño, al niño inocente que muere a manos de su propia madre», dijo, a la vez que imploraba a todas las madres del mundo: no abortéis, dádmelos a mí.
- Fernando Lostao Crespo es abogado, doctor en Derecho y director de la Fundación Cultural Ángel Herrera Oria