¿Por qué las feministas están en contra de la Ley Trans de Irene Montero?
El principal motivo de discusión se encuentra en la libre autodeterminación de género sin requisitos previos
El Consejo de Ministros ha aprobado este lunes en segunda vuelta el proyecto de Ley Trans, un polémico texto que ha abierto una importante brecha en el seno del Gobierno y que cuenta con rechazo de los colectivos feministas al entender que «traiciona a las mujeres».
El principal motivo de discusión se encuentra en la libre autodeterminación de género sin requisitos previos; es decir, el cambio de sexo de cara a la Administración sin tratamiento ni informes médicos.
«Les reconoce el derecho a ser quienes son sin que medien testigos», ha explicado Irene Montero en rueda de prensa tras el Consejo de Ministros. Sin embargo, los colectivos feministas temen que este punto permita a cualquier hombre ocupar cupos y espacios protegidos para las mujeres.
Violencia de género
Otro punto de fricción es el que han calificado de «fraude de ley» de cara a los casos y estadísticas de violencia de género. El anteproyecto ya contempla esta cuestión en los casos en los que se produzca la agresión antes de hacer los trámites, pero no así en los demás supuestos. Esto podría provocar un aumento desproporcionado de agresiones o violaciones protagonizadas por mujeres, lo que impediría cualquier acercamiento realista.
El riesgo del deporte femenino
Las deportistas llevan años criticando que se permita competir a transgénero en competiciones femeninas por la ventaja física que se ha demostrado que tienen a pesar de los tratamientos.
La mayoría de récords femeninos son más bajos que los masculinos por una cuestión biológica. Que un hombre autodeterminado como mujer compita en estas pruebas desvirtúa por completo el deporte.
«Abuso infantil»
La Alianza contra el Borrado de las Mujeres publicó una carta abierta denunciando los «retrocesos» que supondría esta ley en derechos humanos y políticas de igualdad. En la misiva, denunciaban que la ley «fomenta» que los niños «tomen decisiones no informadas, sino inducidas», a edades en las que «ni el cuerpo ni el cerebro se han desarrollado».
«Eso les expone a efectos dañinos de por vida, y a auténticas terapias de conversión de las que los adultos quedan eximidos pues para ellos es suficiente expresar 'me siento/soy'».
El anteproyecto establece que el cambio de sexo registral se podrá realizar a partir de los 12 años; entre 12 y 14 se necesitará aprobación judicial; mientras que entre 14 y 16 la autorización paterna. A partir de los 16 no habrá limitaciones.