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La tasa de suicidio juvenil es más alta en aquellos lugares con mayor facilidad de acceso a los tratamientos de cambio de sexoGTRES

El suicidio juvenil, la excusa que pretenden justificar las leyes trans

Permitir a los menores de edad acceder a tratamientos de cambio de sexo sin consentimiento paterno se ha mostrado contraproducente

Una de las cuestiones que los dirigentes políticos, principalmente estadounidenses, utilizan para facilitar el acceso de los menores a los tratamientos de cambio de sexo se basa en que estos reducen supuestamente el riesgo de suicidio derivado de los abusos y la estigmatización a los que se ven sometidos. Sin embargo, el análisis de los datos resulta revelador.

Sarah Harte, directora regional de The Dorm, una organización que proporciona intervención médica y apoyo a los jóvenes, cree que «las leyes que prohíben la atención sanitaria que afirma el género contribuirán a aumentar las tasas de problemas de salud mental importantes, incluidas las muertes por suicidio».

En un artículo publicado en The Washington Post, las profesoras de la Facultad de Derecho de la Universidad de Virginia Anne Coughlin y Naomi Chan aseguraban que la medicación para el cambio de sexo «ha demostrado reducir el riesgo de depresión y suicidio entre los jóvenes transexuales», por lo que prohibirla «crea un conflicto insoportable para los padres, ya que las medidas que toman para preservar la vida de sus hijos pueden llevar al Estado a investigarlos y castigarlos».

Incluso la exsecretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, afirmó que estas intervenciones son «médicamente necesarias, que salvan la vida de los niños». De hecho, la Administración Biden publicó una nota de prensa recientemente en la que aseveraba que «las pruebas respaldan los efectos positivos de la afirmación de género».

Esto ha llevado a varios estados a promulgar una legislación que facilita el acceso de los menores a intervenciones de cambio de sexo sin el consentimiento de los padres. En California, por ejemplo, una ley que impide a las compañías de seguros notificar a los padres reciben «servicios sensibles», referidos al cambio de sexo.

En España, multitud de colectivos en favor de los transexuales hablan de una «cisheteronormatividad» que da lugar a esos comportamientos suicidas. Pero, en lugar de abordar el posible abuso, Igualdad ha suavizado los requisitos para el cambio de sexo en menores. Una pendiente resbaladiza en toda regla.

Efecto contrario

En Estados Unidos, la tasa de suicidio de jóvenes de 12 a 23 años en esta situación es particularmente alta, pero las estadísticas muestran una reveladora circunstancia: los estados que empezaron a dar más facilidades para los tratamientos sin consentimiento paterno tienen mayor número de suicidios juveniles que aquellos que no han legislado a favor.

Un estudio de la Heritage Foundation demostró que la tasa de suicidio en jóvenes ha aumentado significativamente desde 2010 en los estados que tienen una política que permite a los menores acceder a la atención sanitaria sin consentimiento paterno.

Antes de ese año, el hecho de que un estado tuviera o no legislación al respecto no tenía un efecto en la tendencia de las tasas. «El momento en que se produce el aumento de las tasas de suicidio sólo entre los jóvenes, sólo después de la introducción y el uso generalizado de los bloqueadores de la pubertad y de las hormonas sexuales cruzadas, y sólo en los estados en los que los menores podían acceder a esas intervenciones médicas sin el consentimiento de los padres, plantea serias preocupaciones sobre sus efectos en los riesgos de suicidio», señalaba el informe.

Por eso, los autores del estudio señalan como conclusión que, por lo general, «los padres están en mejor posición que nadie, incluidos los propios hijos, para comprender las necesidades de sus hijos a la hora de tomar decisiones».

«Las políticas estatales que socavan esta relación entre padres e hijos son peligrosas y deben ser derogadas. Del mismo modo, quienes trabajan con los niños en el ámbito profesional, incluyendo la salud, la educación y el asesoramiento, deben tener cuidado de sustituir su propio juicio por el de los padres».

Terapias de bloqueo de pubertad

En los noventa, médicos holandeses empezaron a usar fármacos diseñados para retrasar el inicio de la pubertad en adolescentes que estaban confundidos con su género.
Estas terapias tenían el objetivo de evitar que los niños desarrollaran las características sexuales secundarias al entrar en la pubertad, como el vello facial en los hombres o los pechos en las mujeres.
A estos bloqueadores le seguiría el uso de hormonas sexuales, como la testosterona en niñas y el estrógeno en niños, para desarrollar estas características secundarias asociadas al sexo con el que se identificaban.
Antes de 2010, el uso de estas hormonas en Estados Unidos era extremadamente limitada. Sin embargo, a partir de entonces, el uso de bloqueadores y de estas hormonas comenzó a aumentar drásticamente hasta estar ampliamente disponible en 2015.