Las cadenas de comida rápida ya cobran el impuesto al plástico a sus consumidores
Los cargos, de un céntimo por cada producto que contenga plástico, ya se nota en compañías como McDonald's o Burger King
El impuesto especial al plástico, de 0,45 euros por kilogramo, entró en vigor el 1 de enero de este año con la Ley de Residuos y Suelos Contaminados para una Economía Circular y se aplica desde entonces a los envases no reutilizables. El objetivo de esta medida fiscal, una vez más, es incentivar la economía circular, proteger el medio ambiente, así como impulsar comportamientos respetuosos con el entorno natural, corregir externalidades ambientales y prevenir la generación de residuos.
Una penalización que, como siempre, pagará el consumidor y que ya ha empezado a notar. Un claro ejemplo son los restaurantes de comida rápida, donde ya se aplica este impuesto con cargos de un céntimo por cada producto no reutilizable que adquieran.
Las tapas de los refrescos, los sobres de kétchup, los envases de las salsas o de las ensaladas son algunos ejemplos en los que el cliente percibirá ese recargo en el precio de los productos de cadenas como McDonald's, Burger King, Popeyes o Tim Hortons.
Desde las cadenas afirman que han de cumplir con la normativa, pero que para que el consumidor lo note lo menos posible han decidido hacerlo con solo un céntimo por producto. Otras compañías aún están estudiando cómo incorporarlo, decidiendo si lo harán de la misma forma que McDonald's o Burger King o, por el contrario, lo incluirán en el precio sin especificar esos céntimos extra.
Otra opción que barajan es incorporar recipientes de cartón u otro material que no contengan plástico, sorteando así el impuesto y contribuyendo a ser más respetuosos con el medio ambiente.