¿En qué consiste la energía eólica marina?
Según la UE, en 2030 la capacidad de instalación anual de este tipo podría superar a la terrestre, suministrando el 14 % de la demanda de electricidad
Aerogeneradores en medio del mar. Es una estampa poco frecuente en España pero que, a partir de ahora, vamos a observar más a menudo. Y es que las fuentes de energía renovables están ganando cada vez más terreno y los parques eólicos y solares se extienden ya por todo el territorio nacional, en parte fruto del impulso recibido por parte de la Unión Europea para ir abandonando el uso de combustibles fósiles. De hecho, la Comisión Europea cree que juega un «papel crucial» para permitir alcanzar una economía climáticamente neutra en 2050.
Uno de los modelos en auge es precisamente el de la eólica marina, que sufrirá un desarrollo en los próximos años. El pasado mes de febrero, el Consejo de Ministros aprobó los primeros Planes de Ordenación del Espacio Marítimo (POEM) que, entre otras cosas, limita las zonas en la que se puede desarrollar este tipo de explotaciones –el 0,46 % de las aguas nacionales– que se ha convertido en una de las apuestas de las eléctricas. Pero, ¿en qué consiste?
Al igual que la eólica terrestre, se trata de aprovechar la fuerza del viento para producir energía, solo que en este caso se hace con aerogeneradores instalados en alta mar. Allí, según explican desde Iberdrola, es donde el viento alcanza una mayor velocidad y es más constante debido a la inexistencia de barreras.
Las compañías eléctricas defienden este modelo por ser más respetuoso con el medio ambiente «al no estar soportados por estructuras fijas, sino flotando sobre plataformas», según indican en Repsol.
Los molinos aprovechan estas fuertes rachas de viento para producir gran cantidad de energía que se transporta por cables submarinos hasta la costa. Una vez allí, pasa por una subestación eléctrica donde se transforma para llevarla hasta el cliente.
Este tipo de explotaciones se ubican en aguas poco profundas –de hasta 60 metros de calado– y alejados de la costa. Tal y como recoge el informe de la asociación europea de energía eólica WindEurope, los parques europeos tienen una profundidad media de 27,1 metros y se encuentran a una distancia media de 33 kilómetros de la costa.
Por países, Reino Unido es el que tiene una mayor capacidad instalada en Europa, con un total de 44 % de todas las instalaciones de energía eólica marina. Le siguen Alemania (34 %), Dinamarca (7 %), Bélgica (6,4 %) y Países Bajos (6 %). Según las previsiones de la UE, en 2030 la capacidad de instalación anual de eólica marina podría superar a la eólica en tierra, y se estima que suministrará el 14 % de la demanda de electricidad en la UE.
Impacto ambiental
No obstante, a pesar de que las áreas marinas en las que se puede desarrollar esta práctica están delimitadas por el POEM, la instalación de este tipo de parques ha de superar varios trámites, que incluyen una Declaración de Impacto Ambiental positiva y un estudio sobre la compatibilidad del proyecto con otros usos del espacio marítimo.
Y este precisamente es uno de los puntos más peliagudos. Esos informes deben tener en cuenta la fauna marina del entorno, las rutas de migración y navegación o el transporte de sedimentos, ya que la instalación de aerogeneradores puede afectar a todos estos aspectos.
Sus defensores alegan que sus beneficios son varios: por un lado, es inagotable y no contamina y por otro, tanto el impacto visual como el acústico son bajos, gracias a lo cual su capacidad instalada es mayor que en tierra, llegando a los cientos de megavatios.
Voces en contra
Tanto los ecologistas como los profesionales del sector pesquero se muestran contrarios al desarrollo de este tipo de producción energética. Los primeros creen que puede resultar perjudicial para el ecosistema y advierten del «fuerte impacto» sobre la biodiversidad y la actividad pesquera sostenible.
Los pescadores, por su parte, creen que la instalación de los parques eólicos va a suponer «grandes destrozos» para el sector de la pesca tradicional, tal y como comentaba Javier Costas, patrón mayor de la Cofradía de Cangas do Morrazo (Pontevedra), en una manifestación bajo el lema «eólica sí, pero no así».
De igual manera, Ricardo Villar, patrón mayor de Cedeira (La Coruña), criticó en esa misma marcha, celebrada el pasado mes de marzo, que los aerogeneradores se vayan a situar en «caladeros históricos» de la mayoría de la flota gallega. Todo ello «sin preguntar, sin estudios y sin saber cómo va a afectar a la pesca».