Daniel Ruiz, portavoz de SOS Rural
«La sequía es un gran problema y no ha habido una voluntad política de resolverlo»
Los colectivos que desempeñan su actividad en el entorno rural se manifiestan este domingo en Madrid para denunciar su situación
Los agricultores se preparan para salir a la calle el próximo domingo. Es la primera acción de la plataforma SOS Rural, una nueva entidad declarada «independiente y apolítica», cuyo objetivo fundamental es la defensa del sector primario y el territorio agrario. Con el lema 'Descubre y protege tu tierra', la asociación pretende que se escuchen sus reivindicaciones, sobre todo en un contexto de sequía que ha afectado ya al 80 por ciento del campo. Hablamos con Daniel Ruiz, uno de los portavoces de SOS Rural, para que nos explique quiénes son y qué van a reclamar este domingo en las calles de Madrid.
–¿Quiénes forman la plataforma SOS Rural?
–La asociación focal está formada por diversos grupos de productores agrícolas, ganaderos, colectivos que desenvuelven su actividad en el entorno rural, bien sea la silvicultura, la cetrería, la caza, la pesca y un amalgama de actividades que se desarrollan única y exclusivamente en el entorno rural.
–¿Cuáles son los motivos principales por los que se manifiestan el domingo?
–Porque estamos sufriendo una crisis que nos aboca en muchos casos a la desaparición de la actividad agropecuaria. Queremos una actividad verde y sostenible, pero no puede estar en números rojos. Todas las imposiciones legislativas, toda las normativas, todos los condicionantes que se nos van poniendo encarecen la producción. Todo eso se traduce en el alza de los precios, como han podido comprobar los consumidores. A la vez, nos hace menos competitivos con respecto a terceros, que no se ven sujetos por estas restricciones que tenemos y poco a poco van acabando con nuestra actividad.
Pero hay mucho más. Por supuesto, la sequía, que es un gran problema y no ha habido una voluntad política de resolverlo. En España sobra agua, solamente faltan algunas infraestructuras para poder repartirla y garantizar el suministro a nuestros regadíos. Es un drama que los terrenos de secano no se puedan regar porque no cae agua del cielo, pero es mucho más dramático e imperdonable que no se puedan regar los terrenos de regadío porque no haya disponibilidad de agua pudiendo haber sido previsores y haberla garantizado. Son los dos factores clave para la movilización pero, al final, todo se resume en que la normativa, no solo la europea, sino también la de las comunidades y la del propio Reino de España, nos están agobiando y haciendo imposible el desempeño de nuestra actividad.
–¿Es casual el momento escogido para esta protesta, con unas elecciones a la vuelta de la esquina?
–El colectivo agrario siempre ha sido reivindicativo. Llevamos varias marchas y, concretamente en Madrid, los últimos cuatro años habremos ido por lo menos seis o siete veces. Las protestas vienen de atrás y están más que justificadas, lo que pasa que conforme van pasando las semanas, la situación en el campo va siendo más agobiante, más insostenible. Hay una necesidad de demostrar esa preocupación, esa falta de apoyo por parte de la clase política a los diferentes colectivos que nos movemos en el medio agrario. La crisis de los precios también es muy acuciante, y el ciudadano está comprobándolo todos los días en la cesta de la compra. Faltan productos frescos y, además, se está llevando a cabo una campaña de demonización del consumo de carne. Son cosas que estamos viendo en los últimos años, por lo que creo que ahora es el momento de manifestarnos en contra de todas estas imposiciones y hacer extensiva esa protesta a cuantos más colectivos mejor y concienciar a la ciudadanía de que si quiere conservar nuestro legado alimentario tenemos que luchar por que no desaparezcan.
–Su organización ha denunciado haber recibido algunas amenazas para que no se acuda a esa manifestación. ¿De qué tipo de amenazas estamos hablando y de quién proceden?
–Nosotros no pensamos tanto en las elecciones, pero los políticos solo piensan en ellas y les ha puesto bastante nerviosos la coincidencia de esta protesta con el período electoral. La presión la están ejerciendo las autoridades –sobre todo los gobiernos presididos por la izquierda, pero también desde la Región de Murcia, por ejemplo– sobre las organizaciones agrarias, que trabajan muy de la mano de la administración en el tema de la canalización de ayudas públicas. Quieren desmovilizar a la gente para que el agua esté lo más tranquila posible y no se altere este proceso electoral que tenemos en ciernes. Lo que queremos es que tomen conciencia y que se pongan manos a la obra para poder ayudar.
–¿Han podido hablar con el Gobierno central?
–No, de momento se muestran muy reacios. No tiene mucho interés en solventar la problemática y se amparan en su dogmatismo climático, en unas cuestiones que justifican todo con las políticas que emanan de la Unión Europea. Creemos que así no se pueden solventar los problemas: hay que escucharse, hay que partir desde cero, sin prejuicios, sin cuestiones dogmáticas, escuchar a la gente y no ir con la negativa o con la no aceptación por respuesta.
–¿Prevén terminar organizándose políticamente, como ha ocurrido en Países Bajos con el partido BBB?
–De momento no se ha planteado. Lo que está claro es que todos los colectivos de este movimiento estamos de acuerdo en que no queremos perecer y que desaparezca nuestra actividad, no queremos que nuestros hijos no tengan futuro en el medio rural, no queremos que nos arruinen, queremos seguir ganándonos la vida de esta manera. Y desde luego, tampoco queremos que el medio rural como tal entre en un desamparo, en un estado de contracción, de dejación, que lo lleve a la desertificación, a que se pierda algo tan magnífico. Por tanto, hay que llegar hasta las últimas consecuencias para para que esto no ocurra. No puedo predecir el futuro, pero habrá que hacer lo que sea necesario.
–¿Cómo afrontan el período de sequía que se abre con la entrada del verano?
–Nos gustaría que los responsables del área que implica el reparto del agua ayuden a que los daños sean lo menos considerables posibles, ya que hay fórmulas para intentar soslayarlos. Ya sabemos que va a haber una situación muy difícil, pero hay que intentar salvar los regadíos. En España hay agua, hay cuencas que están muy mal de reservas, pero hay otras que no lo están tanto. Además, hay acuíferos subterráneos, hay desaladoras y hay muchas acciones que, desde el poder político, se pueden poner en marcha para que el daño sea lo menos considerable posible.
Sin embargo, no observamos una voluntad en ese camino. Como segunda parte, siempre están las ayudas de tipo económico, pero a eso es a lo último que habría que recurrir. Lo primero sería buscar la manera de que, en vez de estar arrojando miles de hectómetros cúbicos de agua dulce al mar, podamos disponer de ella. Que en vez de poner tantas rigideces en el uso del agua de los acuíferos, se dé alguna laxitud para que podamos sortear esta situación, ya que no disponemos de otros caudales. Es esencial también que las aguas residuales se traten convenientemente para que se puedan reutilizar al 100 %, que no está siendo así ni por aproximación. Las aguas hay que poder reutilizarlas todas y para ello, ya que pagamos para que se depuren y se traten, que sea así.
–¿Qué opinión tienen con respecto a las renovables?
–Nosotros no somos contrarios, pero sí que estamos en contra de que se destinen a ello terrenos de cultivo que son sostenibles ambientalmente, porque la actividad se viene desarrollando durante décadas o incluso durante siglos. Nos negamos a que pasen a ser instalaciones industriales que no sabemos lo que van a durar. Hay una especie de burbuja, y es que ya se está hablando de que sobra energía solar o de que la tienen que regalar. Estamos muy en contra de que por intereses foráneos, de grupos de presión o de grupos de capital riesgo se eliminen miles de hectáreas de superficie de cultivo que sabemos que son productivas, sostenibles y que solamente necesitan que las administraciones no dejen que perezcan. Creemos que es más sostenible tener producción propia y producciones agropecuarias donde siempre han estado, que no lo contrario. Se debería, por tanto, pensar mucho a la hora de eliminar zonas productivas a cambio de poner paneles solares u otro tipo de energía renovable.