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Vista general de la playa de Poniente de Benidorm con gran afluencia de bañistas

Vista general de la playa de Poniente de Benidorm con gran afluencia de bañistasEFE

La 'guerra de las sombrillas' que puede acarrear hasta 3.000 euros de multa

Los medios internacionales se han hecho eco de la costumbre de madrugar para plantar los bártulos y volverse a la cama

Es ya una escena tradicional cada verano. Personas corriendo a primera hora de la mañana –sobre las 5:30, cuando aún es de noche– para plantar su sombrilla en primera línea de playa y después volverse a casa. Algo que deriva en que muchos otros bañistas que acuden más tarde a los arenales no encuentren hueco para extender su toalla.

Aunque ocurra en muchas playas de España, Benidorm es el epicentro de esta práctica, tanto que ha llegado hasta la prensa británica. El Daily Mail publicaba esta semana un extenso reportaje en el que se denunciaba que los oriundos de la localidad alicantina se pegan unos madrugones increíbles para arrebatarle hueco en la playa a sus compatriotas del Reino Unido.

Una realidad que los ayuntamientos de ciudades y pueblos costeros han intentado combatir con sanciones que pueden llegar a costar a los madrugadores hasta 3.000 euros. En los municipios de Gandía, Benidorm o Cullera, estas multas oscilan entre los 750 y los 3.000, mientras que en pueblos de Málaga como Torrox o Vélez-Málaga la cuantía puede alcanzar los 300 euros.

A pesar de estar prohibido y sancionado, es complicado para las autoridades controlar esta práctica. Y es que aquellos que dejan su sombrilla y su silla y se vuelven a casa cuando regresan alegan que estaban paseando por el arenal. No obstante, la Policía Local de estas localidades suele retirar aquellas pertenencias que llevan un período de tiempo prudencial sin la presencia de sus dueños.

Estas restricciones a la picaresca española ya se viene aplicando desde hace varios años. Una de las primeras localidades en ponerlo en práctica fue Algarrobo, en Málaga, cuando en 2015 la prohibió mediante ordenanza municipal.

Su estela la siguieron otras zonas turísticas como Torrevieja, Denia, Calpe, Altea (todas en Alicante), Almuñécar, Motril (en Granada), Níjar, Adra (Almería) o Peñíscola (Castellón).

Aunque desde el Daily Mail se intenta hacer ver que es una guerra entre españoles y británicos, desde el mismo medio explican que en otros lugares como Mallorca o Tenerife se vuelven las tornas y son los turistas quienes arrebatan las tumbonas de las piscinas a los españoles. Una pelea estival que se continuará produciendo por los siglos de los siglos.

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