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Luis Chiva, director del Departamento de Ginecología y Obstetria de la Clínica Universidad de Navarra

Luis Chiva, director del Departamento de Ginecología y Obstetria de la Clínica Universidad de NavarraCedida

Entrevista al ginecólogo Luis Chiva

«El 30 % de las mujeres que han recurrido a la esterilización quirúrgica se han lamentado después»

El responsable de la Unidad de Fertilidad y director del Departamento de Ginecología y Obstetricia de la Clínica Universidad de Navarra, critica que en España el 11 % de los niños nacen ‘gracias’ a la in vitro

Un nuevo estudio de la Clínica Universidad de Navarra publicado en la revista European Journal of Obstetrics & Gynecology and Reproductive Biology ha demostrado que el 65 por ciento de las mujeres que revierten su ligadura de trompas mediante recanalización tubárica se quedan embarazadas.

El doctor Luis Chiva, responsable de la Unidad de Fertilidad y director del Departamento de Ginecología y Obstetricia de la Clínica Universidad de Navarra, ha explicado a El Debate las novedades de esta cirugía y los beneficios que tiene en comparación con la moda del in vitro.

–¿En qué consiste este su investigación y cuántas mujeres tienen ligadas las trompas?

–La ligadura de trompas es una forma de anticoncepción quirúrgica que casi yo diría aparentemente permanente. Con respecto a cuántas mujeres tienen las trompas ligadas en España, según el Índice de Fertilidad, que fue publicado en año 2019 por el Instituto Nacional de Estadística, se calcula que en este momento en España 60.000 mujeres optaron por la esterilización quirúrgica y aproximadamente un 20 o 30 % ha lamentado haberse operado.

–Vosotros seguís los pasos del doctor Viktor, ¿cómo lo hacéis?

–Las circunstancias han cambiado. En este momento en España el 11 % de los niños nacen 'gracias' al in vitro, algo que me parece tremendo. La otra opción es lo que podemos llamar la reversión, el desligar las trompas, hacer la reversión con microscopio de las trompas, que se le puede llamar anastomosis microquirúrgica.

Esta técnica se empezó a desarrollar en los años 60. Había un ginecólogo muy joven, que todavía vive, que se fue a Canadá y que se llama Viktor Gómez. Él empezó a trabajar en la ginecología, la microcirugía de las trompas y tuvo unos resultados maravillosos.

En los últimos años, hemos realizado 54 casos con 36 embarazos, lo que supone una tasa de embarazo de un 66 %. Esa tasa de embarazo ocurre en 62 % de los casos de reversión de trompas en menos de un año y con un porcentaje de nacidos vivos del 55 %. Es una cirugía exitosa.

Nosotros somos prácticamente el único centro en el país que ha llevado a cabo estas prácticas. Tenemos una perspectiva en la Universidad Navarra que podemos llamar restauradora. Es decir, que la perspectiva de restaurar la fertilidad de restaurar lo dañado, buscar causas y restaurar. Queremos buscar las causas de la infertilidad cuando se pueda.

Cada hijo se hace en torno a un acto de amorLuis Chiva

–Vosotros no trabajáis con in vitro, ¿verdad?

–No hacemos in vitro en la Universidad de Navarra. Todo lo que hacemos con el afán de restaurar también lo hacemos para respetar tres cuestiones importantes. La primera es que cada hijo se hace en torno a un acto de amor de dos personas que se sienten juntas. En segundo lugar, que no utilizamos elementos de otras personas y respetamos al embrión.

En este estudio, que lo hicimos con Juan Sastre, estudiante del MIR y que está deseando ser ginecólogo, nos hicimos preguntas de cuál había sido la experiencia mundial en los últimos 10 años con esta cirugía que se viene haciendo de diversas formas, con cirugía abierta, una pequeña cesárea; por laparoscopia o bien por laparotomía.

Entonces, hicimos lo que se llama una revisión sistemática, que es un estudio amplio que te permite ver qué se ha publicado en las revisiones sistemáticas y encontramos un total de 22 estudios que incluían un total de 14.000 pacientes entre los 10 últimos años con grupos de estudios que tuvieran más de diez pacientes. Vimos que de estas pacientes, la edad media a la que deseaban desligarse las trompas a los 34 años, con un tiempo medio a la ligadura de siete años.

–¿Por qué querían desligarse las trompas? ¿Cuáles son las causas?

–La causa más frecuente por la que se querían desligar era, en primer lugar, qué tenían una nueva pareja después de haberse separado, pero también el deseo de tener un nuevo hijo.

También había un porcentaje importante de personas, casi un 10 %, a las que se le había muerto un hijo. Por otro lado, también las razones de conciencia que les producía una situación. Después de una reflexión, querían recuperar su fertilidad.

El dato que nos llamó más la atención es que la causa global de embarazos en las 14.000 pacientes fue del 65 %, que es altísima, entre los diversos abordajes. Es decir, por laparoscopia, cesárea...

–¿Funciona igual para todas las edades?

–Lógicamente, esa tasa de éxito se puede diferenciar dependiendo de la edad. Siendo muy alta, más del 76 % de mujeres de menos de 30 años. Entre 30 y 35, una tasa del 60 %. Estos datos llaman la atención por encima de 35 años, cuando la fertilidad está más comprometida, se vio una tasa del 59 % de éxito de obtención de embarazo. Lo mismo pasó en más de 40 años, cuando se obtuvo un porcentaje de más de la mitad, del 52 %.

Hay que saber que estas mujeres que se habían ligado las trompas eran de probada fertilidad y habían sido fértiles con anterioridad.

–Cuando se operan estas mujeres. ¿Cuál es el riesgo de tener un embarazo extrauterino?

–El riesgo está en torno a 6 o 7 % entre las pacientes que se han sometido a esta cirugía.

También es curioso preguntarnos cuáles son las mujeres que se quedan embarazadas que acaban teniendo un hijo vivo. No es fácil saberlo porque muchos estudios no lo manifiestan, pero hemos conseguido un subgrupo de entre las 14.000 pacientes que sí que manifestaban. Ese dato lo hemos obtenido mediante la tasa por edades, menos el número de abortos ectópicos. La cifra mágica final es que de las 100 mujeres que se operan, 42, que es muy alta, acaban teniendo un bebé.

Otra de las preguntas que se plantean es ‘¿por qué tengo que elegir yo esto en vez de un in vitro?’ Nosotros hemos hecho un análisis comparativo entre las mujeres que se han sometido a ligadura y se han reinvertido y lo hemos comparado con la base de datos americana del año 21 en la que están todos los datos de los embarazos de las mujeres estadounidenses que se han sometido a la in vitro.

El in vitro colabora a la sostenibilidad económica del país, en vez de animar a la gente a tener los hijos antesLuis Chiva

En esa base de datos podemos identificar por edades, también por la causa por la que no se ha quedado embarazadas, para hacer un estudio con comparables y también viendo mujeres que ya habían tenido un hijo y habían dado a luz. Con lo cual estamos comparando dos poblaciones: mujeres de diferencias franjas de edad que se someten a in vitro porque se quieren quedar embarazadas y no se quedan, que han tenido un hijo y además han sido diagnosticadas de que tienen algo en las trompas y utilizan sus propios óvulos, con mujeres que se han ligado las trompas y que se las han desligado por cirugía. Los resultados son increíbles porque la cirugía, evidentemente, es una situación que te permite de una sola vez quedarte embarazada.

–¿Por qué iniciasteis esta investigación y proyecto?

–Nosotros estamos potenciando mucho y ahora es cuando se ha consolidado nuestro planteamiento de Un Fertility y estamos ofertando un planteamiento de la fertilidad natural. Con esto no queremos ganar dinero, sino la vida y entender por qué somos el país con menos hijos del mundo, con una tasa de reemplazo de la fertilidad de 1.16. Esto es una pena.

La tasa para una pirámide de la población sea autónoma, desde mi punto de vista sostenible, es de 2,2 hijos por pareja, y estamos a 1,16.

Las cifras que hemos escuchado en el Congreso de Córdoba es que el 11 % de los niños que nacen en este país ya nacen por in vitro. De hecho, mi presentación, una exposición ganadora, mostraba como la in vitro colabora, por un lado, a la sostenibilidad económica del país, en vez de animar a la gente a tener, por un lado, los hijos antes. Y en segundo lugar, a que existan políticas de apoyo familiar que permitan que las mujeres no tengan que realmente esclavizarse en el trabajo y congelar óvulos, sino que se pueda apoyar para que el proyecto familiar lo puedan plantear al principio de su vida fértil.

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