El Grinch vuelve por Navidad a Australia y obliga a sus vecinos a quitar toda decoración
Si no cumplen la norma, deberán pagar una multa de 800 dólares al día
El Grinch existe, y ahora mismo se encuentra en Australia. Como es costumbre cada año, en noviembre muchos ciudadanos del país vecino de Nueva Zelanda comienzan a montar su alumbrado navideño que, a diferencia de España, resulta un poco más 'cargante'.
Jamie Lehmann, un hombre de la ciudad australiana de Brisbane, ha sido una de las víctimas del personaje de ficción que «odia la Navidad». Según explica a 9 News, un «Grinch presentó una queja ante el consejo local» para obligarle a empacar toda la decoración de su fachada. Además, si no lo hace, deberá pagar una cuantiosa multa.
En muchos países, las luces de la fachada de la casa, así como las figuras del jardín, se han convertido en un gran atractivo turístico. De hecho, en Australia, cuando la oscuridad comienza a apoderarse de los barrios, son cientos de personas las que acuden a las calles más emblemáticas para ver el alumbrado. Sin embargo, este año parece que será diferente.
Aunque Lehmann luchó para mantener su decoración, no le ha quedado más remedio que quitarla después de que el Ayuntamiento de Brisbane le ordenara retirar todas las luces que tiene colocadas en la parte delantera de su casa antes del lunes. Si no cumple la norma, deberá pagar una multa de 800 dólares al día. «Es una patada en el estómago», explica al medio.
«Hago esto para la comunidad y lleva meses configurarlo», denuncia el australiano, que se ha gastado en decoración y luces 90.000 dólares en dos años. Sin embargo, el problema está, según el ayuntamiento, en el espacio que el vecino ha dejado en la acera, ya que deben pasar los peatones y sillas de ruedas. Algo que él, según confirma, cumple.
Aunque esta exhibición es una tradición, Lehmann se ha rendido y finalmente quitará el alumbrado navideño que preparó con tanta ilusión: «Parece que es el mismo Grinch que se ha quejado durante los últimos tres años», recalca a 9 News. Sin embargo, a pesar de la insistencia, asegura que «el Nacimiento se quedaría».