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El término superbacterias se aplica a aquellas cepas de bacterias que, a lo largo del tiempo, han ido creando una resistencia a los antibióticos

La zosurabalpina, el nuevo antibiótico capaz de eliminar una de las superbacterias más letales

Hace más de 50 años desde que no se aprueba ningún nuevo fármaco contra este tipo de patógeno

Hay al menos trescientos mil cuatrillones de bacterias pertenecientes a más de mil millones de especies diferentes y, aunque son menos de mil las que pueden hacernos daño, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de las diez principales amenazas para la salud pública en todo el mundo son las infecciones por superbacterias, debido a que se hacen resistentes a los antibióticos. Ahora, terminar con ellas es más probable.

Las infecciones por bacterias causan más de un millón de muertes al año. Sobre todo las del tipo grammnegativas, ya que cuentan con una membrana externa compuesta por un complejo de lipopolisacáridos cuya parte lípida actúa como una endotoxina responsable de la capacidad patógena del microorganismo.

Superresistencia

Además, esta membrana externa protege a las bacterias de varios antibióticos y es la que las hace resistentes a ellos. Entre estas superbacterias destaca la Acinetobacter baumannii que lidera la primera posición de la lista de la OMS de patógenos a erradicar dada su superresistencia a los antibióticos de amplio espectro.

Aunque ahora el fin de las superbacterias podría estar más cerca, ya que científicos de la farmacéutica Roche han publicado en la revista Nature las exitosas conclusiones de las pruebas de un nuevo fármaco contra este patógeno tan letal: la zosurabalpina. Sin duda un acontecimiento extraordinario porque hacía más de medio siglo que no se avanzaba con ningún nuevo fármaco capaz de hacer frente con éxito a este tipo de bacteria.

Acción inmediata

Este nuevo antibiótico supera las defensas que hacen resistente a esta bacteria bloqueando el transporte del lipopolisacárido –responsable de la capacidad patógena– y también afecta a la membrana del microorganismo, lo que lo convierte en vulnerable, por lo que termina con su resistencia. El fármaco ha sido probado con éxito en ratones con neumonía provocada por la Acinetobacter baumannii y se ha empezado a utilizar en personas en un primer ensayo clínico para evaluar sus condiciones de seguridad.

Para hallar este nuevo fármaco, el equipo de investigación, liderado por Michael Lobritz y Kenneth Bradley, rastreó una base de datos con unos 45.000 péptidos sintéticos, moléculas distintas de las que suelen ser la base de la mayoría de los antibióticos. De entre todas ellas, identificaron varias moléculas con actividad antibacteriana, de las que finalmente, fueron seleccionando una a una.