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El director general de Derechos de los Animales, Sergio García Torres.EP

Qué fue de Sergio García Torres, el ideólogo de la ley de bienestar animal que prometió dimitir y nunca lo hizo

El político de Podemos afirmó que, de no incluirse los perros de caza en la norma, dejaría su cargo. Ninguna de las dos cosas sucedieron

La ley de bienestar animal fue una de las leyes más polémicas de la anterior legislatura. Impulsada por el ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 que encabezaba Ione Belarra, el texto presentaba medidas polémicas como la obligatoriedad de un seguro de responsabilidad civil o de un curso para dueños, así como un tiempo máximo para que las mascotas permanezcan solas en casa o la prohibición de mantenerlos en lugares habituales como terrazas o patios.

Lejos de ese amalgama de normas, la tramitación de la ley fue dura para sus impulsores, hasta el punto de que estuvo cerca de saltar por los aires. Todo por el empeño de su ideólogo, el podemita Sergio García Torres, director general de Derechos de los Animales, por incluir en el texto a los perros de caza.

Algo que finalmente no ocurrió gracias a una enmienda de sus socios de gobierno, el Partido Socialista, que contó también con el apoyo del Partido Popular y Vox. Esto fue un varapalo tanto para la formación morada como para García Torres, algo que le empujó a prometer que dimitiría: «Una ley estatal que excluya a los animales de actividad cinegética no va a salir de nuestro departamento. Antes de eso, yo lo digo públicamente, la ley se tumbaría y yo dimito», dijo en un acto público.

Tras la probación de la enmienda del PSOE y la confirmación de que los perros de caza no estarían incluidos en la norma, García Torres no dimitía. «Estaría encantado de dimitir mañana mismo y poder recuperar mi vida y no estar dentro de puntos de mira. Pero creo que todavía quedan muchas cosas que hacer y si yo tengo que dimitir, no me cabe ningún problema en hacerlo. De hecho, hay quien pensamos que la política es solamente un tiempo en el que hay que estar, la política institucional, y hay que volver a la vida lo antes posible», se desdijo García Torres, enterrando con ello no solo su promesa de renunciar, sino también de «tumbar» la ley.

La legislatura acabó y no dimitió

Tanto fue así que el impulsor de la ley se aferró al puesto hasta el fin de la legislatura. Y eso a pesar, además, de que el texto entró en vigor a medio gas debido a que no se aprobaron una serie de reglamentos para poder poner en marcha la ley al 100 %: una chapuza de manual que justificaron con que el adelanto electoral interrumpió ese procedimiento.

En una entrevista a Diario Red, el periódico de Pablo Iglesias, García Torres consideraba antes de ser cesado que la norma es una buena base para seguir avanzando en el objetivo que en 2019 le encargó Pablo Iglesias, y todo a pesar de «la presión del lobby cinegético» que, según él, ha presionado mucho «para que no se pudiera avanzar todo lo que nos hubiera gustado avanzar con esta ley».

Además, denuncia que ha recibido una «campaña de bulos» que atribuye a «esos colectivos pequeños, pero ruidosos, no querían que saliera adelante esta ley» y también señala a los medios de comunicación, que cree que han informado de la ley sin conocerla.

Cese y marcha de Podemos

Una vez comenzó la nueva legislatura, Pablo Bustinduy fue designado por Pedro Sánchez nuevo ministro de Derechos Sociales. El político de Sumar, hijo de la exministra socialista Ángeles Amador, arrebató el puesto a Ione Belarra. Ella misma e Irene Montero acusaron a Sánchez de echarlas tanto a ella como a sus equipos.

Al entrar Bustinduy, García Torres fue cesado y sustituido por José Ramón Becerra, de Verdes Equo, que muchos consideran más ecologista que animalista y que reúne tintes diferentes a los que representaba el político de Podemos.

Una membresía que, por cierto, ya no ostenta. García Torres abandonó Podemos por su desacuerdo con la deriva estratégica de los últimos meses de la dirección de la formación morada y criticando que haya rechazado formar parte del Gobierno y haya pasado al Grupo Mixto del Congreso de los Diputados. De igual manera, en su marcha criticaba a Sumar por optar por una Dirección General de Derechos de los Animales que «no haga ruido en la próxima legislatura».