Día de San Valentín
El amor sana, ayuda y guía a las personas con patologías mentales: «Es lo más importante de esta vida»
Encarna encontró el amor hace 16 años en uno de los pisos tutelados. Lo que prometía ser un viaje normal terminó siendo el más especial. Allí conoció a Fernando
El amor bien entendido ayuda. Nos hace más felices y nos despierta emociones que nunca antes habíamos experimentado. Tanto que parece –o es– sanador. Quizás pasa por sentirte importante para alguien o por aprender a quererse a uno mismo para ofrecer lo mejor al otro. Sea como fuere, este sentimiento ha ayudado algunas personas con patologías mentales que viven en los pisos tutelados de la Asociación de Iniciativas Sociales (AISS) a ver la vida diferente, con un color especial.
AISS, que se fundó en 1999, es una asociación no lucrativa que pone a su disposición pisos tutelados para personas con enfermedades mentales. Junto a esta prestación, también ofrecen en la asociación un servicio de ayuda a domicilio. Según Ana Villota, fundadora y presidenta de la Asociación, nació hace 30 años para lograr «la plena integración» de estas personas y demostrar la sociedad que pueden llevar una vida plenamente integrada, siempre y cuando se les dé el apoyo necesario. Porque, considera «no hace falta tener una enfermedad mental para tener límites».
Pasean, acuden a sus actividades de ocio, trabajan, aman... las personas con problemas de salud mental son aptas para realizar cualquier actividad, al igual que hacen el resto de ciudadanos. «No todos somos brillantes en todas las áreas», explica la presidenta, pero sí hay que aprovechar en la que resaltamos para buscar potencial y tirar hacia delante. Lo mismo pasa con los habitantes de los pisos tutelados.
Cada mañana, explica a El Debate Paula Cuesta, psicóloga clínica, les acompañan en todos los procesos del día. No solo de manera terapéutica, sino como apoyo ante cualquier situación para volver a integrarse, ser independientes y autónomos. En estos pisos hay personas «con un estado emocional muy bajito, cargados de miedo, cargados de ansiedad», asegura la experta. Ese tipo de emociones provocan en el individuo alejarse del resto, aislarse. Situación que trabajan y poco a poco van consiguiendo cambiar.
El amor es posible en cualquier situación
Este 14 de febrero se celebra San Valentín, una fecha para celebrar el amor y para que Encarnita y Javi, dos compañeros de uno de los pisos tutelados de Madrid, recuerden al amor de su vida y cómo les cambió la vida. En estas viviendas han surgido amores «y además preciosos», apunta Villota, que se han mantenido durante muchos años y desde una capacidad de entrega que son un ejemplo para la sociedad.
Encarna encontró el amor hace 16 años en uno de los pisos tutelados. Lo que prometía ser un viaje normal –como los muchos que realizan en la Asociación– terminó siendo el más especial. Allí conoció a Fernando, enseguida se enamoraron y se hicieron novios. Así, recuerda, con una gran sonrisa en su rostro, que «el amor es lo más importante de esta vida, porque sin amor no se puede vivir, no se puede vivir sin dinero, se puede vivir sin salud, pero vivir sin amor es muy difícil».
Tal y como explica Encarna, ambos disfrutaron «todo lo que pudieron». «Cada minuto». Sin embargo, tras mucho tiempo juntos, Fernando falleció. A pesar de ello, sigue cada día en su corazón, puesto que nunca sale de su cabeza. Pero no llora porque «él quisiera que yo llorase, que lo que quería era que yo estuviera tranquila, feliz, sin problemas y sin preocupaciones». Ella siempre se decía: «Estoy aprovechando los mejores años de mi vida con la persona que más se lo merece».
Por otro lado, Javier se independizó a uno de los pisos tutelados y tres años después conoció el amor: su Marisa. Según relata, cuando entró al piso comenzaron a conocerse como compañeros, pero poco a poco «surgió el amor».
Empezaron a hacer muchas actividades juntos, iban a desayunar, a merendar, daban paseos. Pasaban la mayor parte de su tiempo juntos y se conocían muy bien el uno al otro. Sin embargo, lo realmente importante era el bien que se hacían. «Nos dimos mucho apoyo», comenta Javi, puesto que cuando estaban en «un bajón» poco a poco lograron «estar mejor».
Ahora Marisa se ha independizado, viven en Toledo, pero el amor no se ha acabado. Va a visitarle al menos dos fines de semana al mes y hablan todos los días por teléfono, recordándose lo mucho que se quieren. Y es que para Javi el amor es «de las cosas más importantes que pueden sucederte».