Cirujano y expresidente Provida Aragón
«En el aborto se para un corazón que late a más de 100 pulsaciones por minuto»
El doctor Antonio Gasós ha explicado a El Debate por qué todo el mundo debe vivir por encima de todas las cosas
En una sociedad donde lo que más predomina es la cultura de la muerte, muchas veces se olvida que la vida es participar del ser de Dios, es cuidar, es amar y respetar, entre otras cosas. El aborto es un acto cruento y que cada vez se practica más en nuestra sociedad, al igual que la eutanasia. El Estado, lejos de apoyar a las madres para que sigan adelante con su gestación, lo que haces es dar facilidades para realizar este infanticidio, tanto, que una menor de edad puede hacerlo sin el consentimiento de sus padres.
El doctor Antonio Gasós, presidente de Provida Aragón y especialista en Cirugía General y cirugía del aparato digestivo, ha explicado a El Debate que el afán de acabar con una vida no es legítimo, ya que todo el mundo debe vivir por encima de todas las cosas.
–Hace una semana presentó en la jornada del XXVI Congreso Nacional Provida el Engaño y la Verdad del Aborto, ¿por qué recibió ese nombre la mesa?
–El nombre lo recibió porque verdaderamente sobre el aborto ha habido una gran manipulación. Si nos vamos a los orígenes de la legislación sobre el aborto, el caso que abrió legalidad del aborto fue Estados Unidos. Este fue un caso fraudulento. En 1973 la Corte Suprema americana determinó que no se podía negar el aborto en los tres primeros meses. Sin embargo, en 2020 rectificó. Se dieron cuenta de que había sido un engaño.
En todos estos años se han producido millones de abortos por culpa de los graves errores legislativos.
El aborto es un acto cruento. Yo como cirujano, como médico, sé que hago muchos actos cruentos, pero los hago para curar, para quitar un mal, porque el acto cruento es un acto con derramamiento de sangre, siempre derramamiento de sangre.
También se nos ha dicho que la mujer puede hacer lo que quiera con su cuerpo. Pero es que el ser humano concebido no es el cuerpo de la mujer. Cualquiera que sepa un poquito de biología o haya estudiado sabe que ese ser humano es diferente. Tiene unos genes diferentes, tiene una vida autónoma. De hecho, es un acto cruento en el que hay que parar un corazón que late a más de 100 pulsaciones por minuto. El aborto no es una interrupción, es algo que la madre puede decidir.
–Aparte de cirujano es expresidente de Provida Aragón, ¿qué no sabe la sociedad del aborto?
–Es muy importante pensar que no estamos aquí por casualidad, que no somos una un trozo de materia en un universo casual. También es relevante creer que Dios existe, que ha creado al hombre para algo, que tenemos una finalidad. Por tanto, el valor de la vida humana es un valor impresionante que no se puede violar en ningún momento.
La vida humana comienza en el momento de la concepción. A la vez que hay una concepción material, hay una concepción espiritual, es decir, aparece un alma humana. Y ¿cómo vamos a describir un ser humano que es único e irrepetible?
Podemos decir que es el Estado que nos da los derechos, pero en realidad los derechos los tengo yo de fábrica. Por lo que el Estado y las administraciones lo que tienen que hacer es proteger los derechos de los ciudadanos, el derecho a la vida, el derecho a la vivienda, el derecho al trabajo…
Para mí la vida es lo más maravilloso que podemos tener
–Hace dos semanas que Francia blindó el aborto en la Constitución, ¿podría pasar en España?
–En España, en este momento el aborto es un derecho fundamental. De hecho, hay comunidad en la que se dijo bueno, vamos a darle la posibilidad a las mujeres que quieran abortar de que puedan oír el latido fetal. Tras esto, mucha gente comenzó a decir que esto era una agresión hacia la mujer. Algo incierto, porque le daban posibilidad, no se le obligaba a ello. Cuando vamos por ese camino, mal asunto.
El derecho a la vida es irrenunciable y, por tanto, todas las administraciones y todos los Estados tendrían que defender como primera cosa el derecho a la vida.
–El pasado domingo se celebró en Madrid la Marcha Sí a la Vida. Fue precioso ver a tanta gente joven, ¿qué le dirías a todos los jóvenes que no apuestan por la vida?
–Primero que se informen de lo que es realmente el aborto. Qué significa este acto y cuáles son sus consecuencias, ya que no solo hay una víctima, sino que realmente son dos. ¿Cuántas madres sufren el síndrome post aborto?
Por lo menos que sepan, que se informen de que en realidad es un acto cruento, que lo que pretende es matar a un ser humano único e irrepetible que nunca jamás va a existir, porque dos personas iguales no hay. Y luego de todas las consecuencias que pueden tener, ya que te dan unos consentimientos que tienes que firman en los que hay mucha letra, pero que la mitad de las veces no leen.
Yo que he estado metido en el mundo provida, muchas de las acciones que llevábamos a cabo consistían en ayudar a esas personas que se culpabilizaban de haber hecho algo de lo que luego se arrepentían. Pero claro, ahora no se puede porque también está prohibido.
–Para terminar doctor, ¿qué es para ti la vida?
–Para mí la vida es lo más maravilloso que podemos tener. La vida es ser, pero ser significa cuando Moisés se encuentra con Dios en ese maravilloso momento de la zarza ardiente cuando este le dice: ¿Qué le digo a los israelitas? ¿Quién me manda? Y Él contesta: «Te manda el que es el Ser».
En este sentido, la vida es participar del ser de Dios, de la vida de Dios, y eso es de Dios, si lo llegáramos a conocer, es el amor, la belleza, la vida, el bien, etcétera. Entonces, participar de esa vida es lo más grande que podemos hacer y, por tanto, hay que cuidarla, respetarla y más en los momentos de mayor inocencia y de mayor debilidad, que es al principio de la vida y al final de la vida.