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Radiografía de cerebroRonald Reagan UCLA Medical Center

Nuevo hallazgo en EE.UU.: varios científicos descubren una desconocida capacidad del cerebro

Esta revelación también podría tener implicaciones para la comprensión de enfermedades como el autismo

Cruzarse con una persona y pensar durante horas quién es es algo habitual. Se suele creer que es porque hace años que no la vemos o simplemente porque somos despistados. Pero no es así. Un reciente estudio estadounidense ha descubierto un nuevo circuito cerebral, clave en el reconocimiento rápido de las caras.

Richard Krauzlis, autor principal del estudio y responsable de la investigación, la cual han llevado científicos de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos, ha detallado que este circuito explica «por qué somos capaces de detectar y mirar rápidamente las caras» incluso aunque aparezcan primero en el campo visual periférico, donde la agudeza visual es «deficiente».

El análisis, que se publicó en la revista Neuron, asevera que lo primero que hace este circuito es activar «una parte evolutivamente antigua del cerebro» llamada colículo superior, que luego puede hacer que los ojos y la cabeza giren para ver mejor. Este «pequeño vistazo» ayuda a que las áreas cerebrales formen parte de un reconocimiento facial más detallado y complejo.

Estos hallazgos comunes en los primates, comunica en una nota el NIH, no solo ayudan a explicar cómo esos animales perciben y reconocen los rostros, sino que también podrían tener implicaciones para la comprensión de enfermedades como el autismo, en las que la detección y el reconocimiento de rostros suelen estar alterados desde la primera infancia.

Asimismo, el ensayo apunta que, en los primates adultos, el cerebro desarrolla regiones especializadas del córtex temporal denominadas «machas faciales» que proporcionan la capacidad de reconocer y distinguir a los individuos por sus rasgos faciales. Sin embargo, el reconocimiento facial depende de los detalles finos que proporciona la visión central de alta agudeza del ojo. Es decir, para poder reconocer a un individuo, lo primero que debemos hacer es mirarle directamente.

Esto se ve muy claramente en los bebés, ya que cuando estos nacen carecen de la agudeza visual necesaria para ver estos detalles finos y las áreas específicas de la cara del córtex no se desarrollan hasta más tarde. Aun así, los niños recién nacidos suelen orientarse y mirar las caras muy pronto, lo que sugiere que hay otro proceso en juego, apuntan.

Krauzlis y su equipo se plantearon la hipótesis de que el colículo superior –conocido por detectar objetos– podría proporcionar el eslabón perdido. Este órgano, que forma parte del mesencéfalo, indica al resto del cerebro si hay algo en algún lugar. No qué objeto es, sino simplemente que está ahí. Su funcionamiento es asombroso, ya que va con tanta rapidez que conecta directamente con las partes motoras del cerebro, dirigiendo los movimientos de los ojos hacia objetos de interés, o apartándose del camino de un objeto en la visión periférica.

Para comprobar si el colículo superior podría ayudar a detectar caras en concreto, los investigadores reunieron una colección de imágenes que incluía caras, objetos biológicos no faciales, como manos y brazos, y otros elementos como frutas u objetos fabricados por el hombre. A continuación, mostraron estos fotogramas a monos adultos en su campo visual periférico y registraron las respuestas neuronales en el colículo superior.

Estudios anteriores habían sugerido que la detección de objetos por el colículo superior era agnóstica, es decir, que esta parte del cerebro se limitaba a notar la presencia o ausencia de algo, sin diferenciar qué podía ser.

Sin embargo, en este trabajo, el equipo descubrió que en 40 milisegundos más de la mitad de las neuronas que habían medido respondían con mayor intensidad a las imágenes de caras que a otro tipo de objetos. Algunas neuronas adicionales mostraron finalmente preferencias por otros tipos de objetos, pero no hasta los 100 milisegundos.

La detección específica de caras fue mucho más rápida que la detección de otros objetos, y fue preferida por una gran proporción de las neuronas medidas. Además, también fueron capaces de determinar que, aunque el colículo superior puede recibir información visual directamente del ojo, este proceso de detección de objetos requiere, en cambio, la entrada primero de la parte inicial del córtex visual.

Dado que el colículo superior también vuelve a conectarse con el córtex visual más adelante en la vía de procesamiento visual, los científicos sospechan que este circuito proporciona un mecanismo para resaltar la importancia de determinados objetos.