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2030, el año en el que el sida podría dejar de ser una amenaza para la salud pública

Para fines de diciembre de 2024, 30,7 millones de personas habrán accedido a una de las terapias, frente a solo 7,7 millones en 2010

Las medidas que tomen los líderes políticos este año serán decisivas para alcanzar el objetivo de acabar con el sida como amenaza para la salud pública en 2030, afirmó el lunes la agencia de la ONU dedicada al combate de la enfermedad.

Las cifras de 2023 muestran una mejora global en el número de nuevas infecciones, el tratamiento de pacientes seropositivos y un descenso en la mortalidad, pero ONUSIDA recordó que la pandemia ha matado a más de 42 millones de personas y que el progreso continúa siendo frágil. Ese mismo año, según revela el informe de la organización, un poco menos de 40 millones de ciudadanos vivían con el virus del VIH.

Asimismo, asegura que el año pasado, se registraron alrededor de 1,3 millones de nuevas infecciones, 100.000 menos que en 2022, lo cual supone además un descenso significativo respecto al máximo de 3,3 millones alcanzado en 1995.

Pero ONUSIDA no está satisfecha porque el objetivo de no más de 330.000 infecciones en 2025 parece inalcanzable. El sida también mató menos: 630.000 muertes en 2023 frente a 670.000 el año anterior. Esa cifra es 69 % menos que en 2004, el año negro de la pandemia. De hecho, el principal reto, que sigue siendo el acceso a una terapia antirretroviral, es muy efectiva.

Para fines de diciembre de 2024, 30,7 millones de personas habrán accedido a una de esas terapias, frente a solo 7,7 millones en 2010, pero la cifra continúa lejos de la meta para 2025, de 34 millones de personas. Además, cerca de un cuarto de las personas infectadas con el virus no tienen acceso al tratamiento.

África oriental y meridional permanecen como las regiones más afectadas, con 20,8 millones de personas que viven con el VIH, 450.000 infectadas el año pasado y 260.000 muertes.

Estigmatización e infección

Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA, ha destacado que «el mundo no está en buen camino» para lograr el objetivo de 2030, y que «no se hace lo suficiente para eliminar las desigualdades que permiten a la pandemia del VIH» continuar. Así, ha recordado que una persona muere «cada minuto por enfermedades ligadas al VIH».

La estigmatización y la discriminación, a veces la criminalización, de la que son víctimas ciertos grupos de personas, se traduce en tasas de contagio mucho más elevadas porque no pueden obtener la ayuda y atención que necesitan sin enfrentar peligro.

Las cifras son elocuentes: la prevalencia mundial del VIH entre adultos de 15 a 49 años es de 0,8 %. Pero la prevalencia es de 2,3 % entre mujeres jóvenes y niñas de 15 a 24 años en África oriental y meridional, y de 7,7 % entre homosexuales y otros hombres que tienen sexo con hombres. Asimismo, alcanza 3% entre trabajadores y trabajadoras del sexo, 5% entre usuarios de drogas inyectables, 9,2% entre personas transgénero y 1,3% entre personas encarceladas.

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