Entrevista a Jorge Carrillo, biólogo
Jorge, el español que busca la primera vacuna contra el virus del Nilo: «En 3 o 6 años se podría probar en humanos»
Si consiguen sacar adelante el antídoto, sería el primer medicamento contra este patógeno
Este mes de agosto, el virus del Nilo se está extendiendo por España. Contagiado por una picadura del mosquito Culex, esta enfermedad, que ha matado ya a cinco personas en nuestro país, no tiene ninguna cura en humanos. Sin embargo, esto podría cambiar. Jorge Carrillo, inmunólogo e investigador principal de Irsi Caixa, es el primer investigador que, gracias a su equipo y a la Comisión Europea, busca la cura para este patógeno.
–Sois los únicos que estáis intentando crear un remedio para este virus, ¿cuál es el proyecto que estáis desarrollando?
–Realmente ya ha habido otros prototipos anteriores que se han probado. Algunos de ellos posiblemente se retomarán, pero ninguno ha llegado a comercializarse como vacuna para humanos.
Para este virus no solo no hay vacuna, sino que tampoco hay tratamiento específico. Cuando digo específico me refiero a antirretrovirales u otros fármacos que sean específicos de este virus.
Dada la falta de estas herramientas, tanto de una vacuna como de la de terapia específica, y dado que este virus está en todo el mundo y que sus causas van a ir aumentando irremediablemente en los próximos años, ya que la temporada del mosquito cada vez es más larga, es necesario que desarrollemos estos tratamientos para poder estar prevenidos a las futuras epidemias.
Lógicamente, lo que nosotros estamos haciendo no va a solventar el problema de ahora porque estamos todavía en fase de investigación. Sin embargo, esperamos poder acortar los tiempos y tener una vacuna disponible y algún anticuerpo que pueda ser útil como tratamiento lo antes posible.
Este proyecto, que es un proyecto europeo dentro del Horizon Europe, lo que busca es desarrollar una vacuna, pero también crear nuevos anticuerpos contra el virus del Nilo que puedan ser utilizados tanto en terapia como en profilaxis.
–Remontándonos un poquito al comienzo, ¿cómo surgió? ¿Qué os llevó a crear una vacuna para humanos?
–Lo que nos impulsó a la investigación fue la pandemia del coronavirus y la falta de previsión que hemos tenido para hacer frente a futuras pandemias. A raíz de ahí, la Comisión Europea ha sacado una serie de convocatorias de investigación específicas para preparar a Europa y que sea capaz hacer frente a nuevos desafíos de salud.
Nosotros nos presentamos con una propuesta para el virus del Nilo, principalmente porque está afectando ya a países Mediterráneos, sobre todo este año. Además, es un patógeno que se está expandiendo de una forma muy rápida. De hecho, en Estados Unidos los primeros casos se detectaron en 1999 y prácticamente ya está en todo el país.
La duración del proyecto son cuatro años. Sin embargo, estamos trabajando para acortar esos plazos
Tiene una capacidad muy rápida de distribución y estoy convencido de que en los países del Mediterráneo su área de distribución es más amplia de la que conocemos. Es uno de los virus que probablemente nos dé problemas en el futuro.
–¿La vacuna irá dirigida a toda la población o habrá una cohorte de edad como ocurre en la de la gripe?
–Existen distintas estrategias y esto lo va a definir la incidencia de infecciones que tengamos en el momento en que la cual la vacuna esté lista para administrarse.
Ahora mismo, tal y como está la situación, lo más lógico es pensar que la vacuna servirá para aquellas zonas donde se están dando casos. Pero esto son estrategias que depende mucho de cuánto virus tengamos.
–¿Cuándo se prevé que esté lista para comenzar los ensayos de la EMA?
–El proyecto ya está financiado por la Comisión Europea. La duración del proyecto son cuatro años. Sin embargo, estamos trabajando para acortar esos plazos e intentar tener los prototipos de vacuna lo antes posible.
Este empezó en diciembre del 2023. Ahora ya estamos con el laboratorio testando los primeros prototipos que se han diseñado y viendo cómo se están expresando nuestras proteínas, niveles de pureza, los candidatos vacunales para poder moverlos en el ensayo...
Actualmente, estamos en una fase crucial porque es donde se diseñan todos los inmunógenos. Lo que nosotros queremos es encontrar uno que cubra la diversidad genética del virus y que genere inmunidad protectora tanto de anticuerpos como de respuestas celulares.
Estamos buscando también un candidato que sea muy seguro y que no cause efectos secundarios. Además, debe ser compatible con una producción industrial a gran escala para poder comercializarlo. No sirve tener un candidato que cumpla los datos de inmunogenicidad, de seguridad y de diversidad genética y que luego tenga una producción tan baja que no pueda escalar a un proceso industrial.
Todo esto requiere tiempo, no es algo que podamos hacer de una forma inmediata. Entonces es difícil decir cuándo lo vamos a tener. Sin embargo, lo que sí estamos haciendo ya es tener en cuenta todas las fases regulatorias de las agencias, en particular de la EMA, para ganar tiempo y pasar a las fases clínicas lo antes posible.
Lo que no queremos es que haya un retraso temporal. Es decir, en el momento que tengamos el proyecto y el candidato, nos gustaría comenzar con el ensayo clínico.
–¿Cuáles serán los candidatos más idóneos para empezar los trámites?
–Estamos trabajando ahora mismo con candidatos basados en la proteína de la envoltura del virus, que es la proteína que media la interacción con las células que la infectan.
Sabemos que esta proteína es capaz de generar unos anticuerpos que llamamos neutralizantes que protegen frente a la infección. Por ello, nuestra primera apuesta está basada en esta proteína.
Asimismo, estamos trabajando con una plataforma de proteínas recombinante, con una plataforma que se llama Virus Like Particles –partículas similares a virus–. En este proceso se eliminan del genoma del virus todas las proteínas que no son estructurales y su material genético. En este sentido, se produce como un armazón que es parecido al virus, pero que no es infeccioso y no es capaz de producir enfermedad. Con esto, lo que pretendemos es generar una respuesta inmunitaria muy parecida a la que se genera contra el virus.
Una cosa importante también es que el 80 % de las infecciones son asintomáticas. Eso significa que en el 80 % de los casos nuestro sistema inmunitario es capaz de controlarlo. Debido a esto, es previsible que la vacuna funcione con una alta eficacia, porque nuestro sistema inmunitario es capaz de reconocerlo.
Tenemos otros patógenos que también necesitan acciones preventivas importantes
–Entonces, ¿en cuántos años podríamos tener la vacuna?
–Voy a dar un tiempo estimado. Entre tres y seis años podríamos estar probándola, pero esto depende mucho de cómo evoluciona el proyecto y de las interacciones con la agencia. Depende también de la dificultad para producir la vacuna y de la financiación de la empresa que quiera desarrollar la vacuna.
–¿Por qué se ha tardado tanto tiempo en intentar crear una vacuna?
–Es difícil de decir. A veces es un tema de importancia. La relevancia que ha tenido el virus del Nilo ha sido mucho más fuerte en los últimos años. Siempre nos da mucho más miedo cuando llama a nuestras puertas. Sin embargo, cuando estaba solo en África no le dábamos tanta, lo cual es un error viviendo en un país globalizado y en un país donde las aves viajan de un país a otro.
De la misma forma que el virus del Nilo, tenemos otros patógenos que están también llamando a la puerta y que necesitan acciones preventivas importantes.