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Pedro Antonio Jiménez Gómez, Doctor en Microbiología por la Universidad CEU San Pablo

Pedro Antonio Jiménez Gómez, Doctor en Microbiología por la Universidad CEU San PabloCedida

Entrevista

Pedro Jiménez, microbiólogo: «Lo más importante con el virus del Nilo es estar prevenidos, pero no alarmados»

Cinco personas han fallecido en España a causa de esta enfermedad

El virus del Nilo comienza a extenderse por España. Tanto que ya ha llegado a la prensa internacional. Y es que, en pocas semanas, cinco personas han fallecido por la infección transmitida por la picadura del mosquito de la familia Flaviviridae.

Aunque la sociedad aún sigue con miedo por una nueva pandemia, lo cierto es que esta situación es muy diferente: los médicos cuentan con estudios y conocen al vector y a la enfermedad. El doctor en Microbiología por la Universidad CEU San Pablo, Pedro Antonio Jiménez Gómez, explica a El Debate la nueva situación y todos los detalles sobre este virus ya estudiado año tras año.

–¿Qué se sabe hasta ahora del virus del Nilo?

–El virus se aisló por vez primera en 1937 de una mujer del distrito del Nilo Occidental, en Uganda. En 1953 se identificó en aves (cuervos y palomas) del delta del Nilo. Según sabemos ahora, se transmite por picadura de un mosquito de género Culex y que posee una distribución bastante alta.

Desde el punto de vista técnico, forma parte de un grupo que se llama Flaviviridae. Estos no solo contagian en virus del Nilo, sino también la hepatitis C, el dengue o alguna otra fiebre hemorrágica. Es decir, son virus que se caracterizan por ser muy zoonóticos y cuando pasan al hombre normalmente suelen producir enfermedades que pueden llegar a ser bastante severas.

–¿Por qué está aumentando ahora el número de casos?

–Por varios motivos. Primero por el transporte de mercancías. Esto permite que en alguna ocasión haya algunos animales que, estando contaminados, viajen de un sitio a otro en muy poco tiempo.

Hay que tener en cuenta que nosotros y los équidos somos sus últimos destinatarios. Sin embargo, existen los reservorios, que son las aves. De manera que las aves que cambian su área de distribución, permiten que el virus permanezca más tiempo en algunas áreas geográficas en las que tradicionalmente o no estaba o su aparición era casual.

Es verdad que el número de casos está en aumento, pero también el de diagnósticos. Explico esto porque el virus del Nilo tiene una sintomatología difusa: fiebre, dolores musculares. A veces es una sintomatología que puede pasar desapercibida y confundirse con otros tipos de enfermedades.

Las medidas que se toman habitualmente son las que están recomendadasPedro Jiménez

El hecho de que tengamos ahora mismo disponibilidad de técnicas como la RT PCR –que se hizo tan famosa cuando hablamos de COVID–, nos permite el diagnóstico de enfermedades que antes pasaban desapercibidas. Y efectivamente, gracias a esto, lo que se ve es que el número de casos que somos capaces de detectar es mayor.

–¿Qué se emplea para detectar el virus del Nilo?

–En el diagnóstico se utiliza o RT PCR o Elisas. Esta última es una técnica inmunológica muy rápida y que, aunque puede dar reacciones cruzadas con otros virus, es de un uso muy extendido.

Probablemente, un mayor seguimiento epidemiológico nos permite identificar un mayor número de casos. Aunque también es posible que con la llegada de otras aves y de otros insectos puede ocurrir que el número de incidencia haya aumentado.

–Doctor, ¿qué medidas se deben tomar entonces?

–Las medidas que se toman habitualmente son las que están recomendadas. Es decir, hay que intentar evitar la dispersión de la enfermedad limitando la dispersión del vector. Por eso se desinfecta mucho. Y aunque no se pasa de persona a persona, todo lo que sea prevenir desde el punto de vista entomológico –lo que se llama vigilancia entomología–, siempre es interesante.

–¿Qué otros tipos de medidas se toman adicionales a las del control entomología?

–La vigilancia en équidos. Es decir, se hacen una serie de determinaciones y aunque este virus no se pasa de caballo a caballo y de caballo a humano, el hecho de que aumenten el número de casos ya es un indicador de que el número de casos en humanos también puede aumentar. Esto significa que epidemiológicamente la distribución es más alta de lo que se esperaría. Lo mismo ocurre en las en aves y por eso hay una red de vigilancia en équidos, en aves y entomológica.

¿En qué consiste? Se cogen determinadas aves y se les hace las mismas pruebas PCR. Esto se hace porque las aves son capaces de comportarse como reservorios, por lo que no suelen sufrir la enfermedad. Por lo que a mayor número de aves portadoras mayor extensión habrá de la enfermedad.

–¿Hay tratamientos que logren reducir los síntomas o evitar la enfermedad?

–Te diría que lo más eficaz sería la vacuna, pero no existen para humanos. Sin embargo, sí que hay para équidos.

–Sabiendo que no existe tratamiento, ¿esta enfermedad afecta a todos los humanos por igual?

–Ocurre como con casi todas las enfermedades infecciosas. Existen dos conceptos: el de patogenia y el de virulencia. Un ejemplo: si yo te preguntase por el virus de la gripe, deberías decirme que es patógeno, porque siempre que lo coges desarrollar un virus. Lo mismo ocurriría con el del VIH. Sin embargo, los dos no son igual de virulentos. Por tanto, en general entendemos como patógenos la capacidad de producir infección, y virulencia la severidad con la que se produce.

El caso de los virus siempre supondrá una alarma y siempre tendremos brotesPedro Jiménez

Luego hay otro factor muy importante que es el de la sensibilidad del paciente. No todos los pacientes tenemos la misma sensibilidad frente a las enfermedades infecciosas. Esto daría explicación a que dos personas infectadas con el mismo virus puedan desde prácticamente pasar asintomáticas o con una sintomatología difusa, a llegar a tener los casos que son más severos.

Los casos graves casi siempre son de dos tipologías: encefalitis –inflamación del encéfalo– y ocasionalmente meningitis. Las dos pueden llegar a ser muy graves. Por lo tanto, la respuesta sería sí. Sí, existe una cierta sensibilidad por parte de algunos pacientes.

–Usted como especialista, ¿cómo ve el avance de los virus transmitidos por mosquitos?

–Acuérdate de la covid. No es la primera vez tratamos el concepto zoonótico. Es decir, aquellos virus que afectan a animales y dan el salto humano. Esto sucederá siempre. No solo con estos, sino con otros: hantavirus, nipavirus, chikungunya y otros. Lo estamos viendo, por ejemplo, con la viruela del mono. La transmisibilidad es un elemento muy importante.

El caso de los virus siempre supondrá una alarma y siempre tendremos brotes con mayor o menor número de casos. Aquí el peligro está en la adaptabilidad y la transmisibilidad dentro de la propia especie humana y en el vector que lo puede llegar a comunicar.

Además, existen las redes de vigilancia epidemiológica. Estas no solo tratan de contar el número de casos, sino también de ver la relación que existen entre estos casos para poder distinguir cuál es la vía de transmisión y, sobre todo, cuáles son las causas por las que en determinado momento, con carácter más local, se ha podido favorecer la dispersión.

También tenemos un Sistema de Salud en España muy bueno, con muy buenos médicos, un centinela y con un sistema de vigilancia epidemiológica muy potente. De manera que en principio yo te diría que lo más importante es estar prevenidos, pero no alarmados.

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