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21 de septiembre de 2024

Hombre con alzhéimer

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Día Mundial de la enfermedad de Alzheimer

Las demencias ya suponen el 8 % de las defunciones que se producen en España cada año

Afecta a uno de cada 10 personas mayores de 65 años y a un 33 % de las mayores de 85 años

Este sábado, 21 de septiembre, se celebra el Día Mundial de la enfermedad de Alzheimer. Se trata de una afección que, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), afecta en España a más de 800.000 personas. Reconocida como la causa más común de demencia, ya que es la responsable de entre el 50 y 70% de los casos, afecta a uno de cada 10 personas mayores de 65 años y a un 33 % de las mayores de 85 años.

Además, según el último informe del INE, el 8 % del total de defunciones que se produjeron en el año 2023 en España fueron debidas a las demencias. Así, según la doctora Raquel Sánchez del Valle, Coordinadora del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la SEN, las demencias en general, y a la enfermedad de Alzheimer en particular, tienen «consecuencias devastadoras». No solo en cuanto a la mortalidad, sino también en la morbilidad y pérdida de calidad de vida de los pacientes y los familiares.

También tiene consecuencias devastadoras para los cuidadores. Cerca del 60 % de estos trabajadores presentan también morbilidades, principalmente psiquiátricas, como ansiedad o depresión, consecuencia directa de la sobrecarga por el cuidado.

Casos en nuestro país

Cada año se diagnostican en España unos 40.000 nuevos casos de alzhéimer. De este total, el 65 % se da en mujeres y un 95 % en personas mayores de 65 años. En este sentido, la SEN estima que el tiempo entre la aparición de los primeros síntomas y el diagnóstico puede ser superior a dos años. De hecho, afirman que alrededor del 50 % de los casos no se diagnostican hasta que el paciente ha desarrollado una fase moderada de la enfermedad.

Al hilo, la doctora Sánchez del Valle asevera que es crucial «mejorar los tiempos de diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer». Cuanto antes se realice el diagnóstico, más pronto se podrán utilizar «los tratamientos de los que disponemos actualmente». Sin embargo, recuerda, también es importante porque el diagnóstico en fases iniciales permite al enfermo participar «en la toma de decisiones de manera activa, planificar su cuidado y llevar a cabo medidas de protección social precoces».

Nuevas investigaciones

En los últimos años, asegura la experta, se han dado «grandes avances en las técnicas diagnósticas de imagen y de diagnóstico bioquímico». Hasta hace poco, estas pruebas bioquímicas requerían de una punción lumbar para la obtención de líquido cefalorraquídeo. Sin embargo, en los últimos años y gracias a mejoras tecnológicas, los facultativos comenzaron a disponer de marcadores de la enfermedad de Alzheimer en sangre.

Estas pruebas permiten mejorar los tiempos de diagnóstico de forma inicial y de manera certera, mientras que hasta hace muy poco solo se podía hacer de forma clínica, es decir, en base a los síntomas y cuando estos ya estaban avanzados».

Esto no es lo único que existe. En todo el mundo, se está investigando más de cien nuevos compuestos y, tras 20 años sin novedades, en el último año, en EE.UU. y en otros países como el Reino Unido, Japón, China, Israel o Emiratos Árabes Unidos, se han aprobado ya fármacos dirigidos contra la proteína amiloide que se acumula en el cerebro de los pacientes, y que consiguen ralentizar el avance de esta patología en fases iniciales.

Por otra parte, desde la SEN quieren recordar de que a pesar de que un reciente estudio señalaba que la enfermedad de Alzheimer es, después del cáncer, la enfermedad que más preocupa padecer a los españoles, solo el 25 % de la población está concienciada sobre el impacto que los estilos de vida pueden tener en el riesgo de desarrollarla y el 45 % de la población española considera esta enfermedad como una consecuencia inevitable del hecho de envejecer.

En este sentido, la doctora Sánchez del Valle afirma que si cuidamos a lo largo de la vida nuestra salud cerebral, podríamos reducir el riesgo de padecer la enfermedad. Y es que abandonar el consumo excesivo de alcohol y tabaco, realizar ejercicio físico, mantenerse cognitiva y socialmente activo, corregir la pérdida de audición o visión, tener un peso saludable, controlar la diabetes, la hipercolesterolemia y la hipertensión arterial, y evitar los traumatismos cerebrales y la exposición a la contaminación ambiental podrían ser medidas protectoras frente a la demencia.

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