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Descubren cómo el frío ayuda a mitigar los efectos secundarios de la quimioterapia

Se caracteriza por tener la capacidad de destruir y congelar células cancerosas y tejido anormal a través de un frío muy intenso mediante la aplicación de gorros, guantes o calcetines

La palabra «cáncer» es una de las más temidas por la sociedad. Aunque podría resumirse como un conjunto de células anómalas creciendo en el cuerpo, lo cierto es que su funcionamiento es algo más complejo, puesto que cada tumor es diferente y puede afectar a múltiples organismos. Además, no todos tienen la misma mortalidad y no se tratan igual. Esto se ha conseguido gracias a la ciencia y a la medicina, dos ramas que día a día luchan por alargar la vida de los pacientes y mitigar los efectos secundarios de los potentes tratamientos.

Gracias al trabajo de los investigadores, hay cuidados para la mayoría de las neoplasias malignas existentes. Entre ellos están las cirugías, la inmunoterapia, la terapia dirigida o la radioterapia, entre otros. Sin embargo, hay una que preocupa a los pacientes por los síntomas secundarios: la quimioterapia, una cura farmacológica creada a partir de sustancias químicas muy fuertes que destruye la división de las células cancerosas del organismo.

Entre los síntomas que provoca esta terapia, los más destacados, según The Conversation, son fatiga, náuseas, vómitos, pérdida de apetito, caída del cabello, anemia, infecciones, problemas digestivos, inflamación de las mucosas digestivas, daños en los nervios (neuropatías) y problemas de concentración. A priori, parece que no se pueden controlarlos. Sin embargo, ha salido a la luz una técnica que podría reducir alguno de ellos: la crioterapia.

Este método, también llamado terapia de frío, se caracteriza por tener la capacidad de destruir y congelar células cancerosas y tejido anormal a través de un frío muy intenso mediante la aplicación de gorros, guantes o calcetines. También puede ser directamente por vía oral.

Evita la caída del cabello

Uno de los efectos secundarios que más temen las personas que reciben quimioterapia, y más habitual, es el de la pérdida de cabello —no solo del pelo, sino de todo el cuerpo—. Tal y como explica Mayo Clinic, una organización dedicada a la práctica de la medicina y a la investigación, esto ocurre porque para este tratamiento se emplean fármacos muy potentes que atacan directamente a las células cancerosas que proliferan rápido. Sin embargo, además de dirigirse a la parte afectada, también luchan contra células sanas, incluidas las capilares.

Aunque esta situación es reversible, puede bajar la autoestima de la persona enferma, ya que además de perjudicar en sus relaciones sociales, les hacen recordar día a día que están enfermas. Por ello, y con la finalidad de ayudar a estas personas, un grupo de investigadores creó el scalp cooling system o gorro frío, una herramienta que trata de disminuir la cantidad de medicamento que llega a los folículos pilosos.

Cómo funciona el gorro frío

Gracias a las bajas temperaturas, que estrechan los vasos sanguíneos de la piel del cuero cabelludo, informa The Conversation, se disminuye y se absorben los compuestos químicos en esa zona. Así, asegura que «aunque la eficacia de estos ‘cascos’ no es la misma para todas las personas», algunos estudios muestran que alrededor del 66 % de los pacientes que los usaron mantuvieron más del 50 % del pelo y el 39,3 % preservó la totalidad de su pelo frente al 0 % de los pacientes que no utilizaron nada.

Para obtener los resultados esperados, el paciente debe colocarse el gorro 45 minutos antes de que se inocule el gotero con los fármacos, conservarlo durante el tratamiento y dejarlo 90 minutos tras finalizarlo.

Calcetines y guantes con frío

La crioterapia no solo es efectiva para la pérdida del cabello, también ayuda a los pacientes con neuropatía periférica. Esta, al igual que el resto de los efectos secundarios, es producida por los fuertes medicamentos de la quimioterapia que dañan los nervios periféricos y suelen provocar sensación de hormigueo, dolor espontáneo o molestias ante estímulos normales como el tacto.

En este caso, el frío se administra mediante guantes especiales y calcetines que disminuyen las temperaturas de las extremidades mientras el paciente recibe el tratamiento. La vasoconstricción generada impide que lleguen cantidades importantes del fármaco a esas zonas y dañen los nervios periféricos, apunta la plataforma digital. Esta innovación ha mejorado la vida de muchos pacientes, según diversos estudios.