Día Mundial de la Anatomía Patológica
Los pasos que se siguen en el laboratorio hasta llegar al diagnóstico exacto sobre el tipo de tumor que padece un paciente
Desde que la muestra a analizar llega al centro de análisis hasta que se obtiene un veredicto final, es necesario que pase por varias fases
Es una especialidad desconocida, pero es de las más importantes en el mundo de la oncología en particular y de la medicina en general, ya que se centra en estudiar las causas, efectos y extensión de enfermedades que afectan a las células y el tejido. Se trata de la Anatomía Patológica, una rama que pone nombre a las lesiones de un paciente, concreta la naturaleza de los tumores e identifica tratamientos personalizados para esas enfermedades.
Un porcentaje muy bajo de la población conoce realmente los servicios que realizan los patólogos en su día a día y, por ende, también su importancia. Para mostrar a los ciudadanos la realidad de esta especialidad y como recordatorio de la efeméride del Día Mundial de la Anatomía Patológica, El Debate se ha adentrado en el Health Diagnostics-Laboratorio central de Quirón Salud, especializado en biopsias y citologías.
En el centro, ubicado a las afueras de Madrid, se encuentra Purificación Domínguez Franjo, directora médica del Área de Anatomía Patológica de Health Diagnostics-Laboratorio central de Quirón Salud, quien nos ha acompañado en este recorrido para conocer de primera mano cómo la Anatomía Patológica se convierte en una herramienta crucial en la lucha contra el cáncer.
Las distintas fases de un diagnóstico
Desde que la muestra a analizar llega al centro de análisis hasta que se obtiene un veredicto final, es necesario que pase por varias fases. Para que esto sea posible, el primer paso que se tiene que dar es el de la extracción. Aunque tiene lugar fuera del laboratorio, es uno de los más importantes, ya que el facultativo experto debe analizar al paciente y obtener el tejido o el ejemplar –generalmente en el quirófano o en la consulta– y mantenerlo en formol para su conservación. Tiempo después, en un plazo inferior a 24 horas, este tiene que estar ya en las instalaciones.
El recorrido propiamente dicho comienza en una sala oscura y con múltiples alacenas metálicas en las que se encuentran almacenadas todas las muestras esperando a ser talladas.
Tras su recepción, van al registro. Aunque se trata de un mero trámite, es de los más importantes, ya que, gracias a este proceso, en caso de extravío es imposible perder la muestra del paciente. En este punto, los trabajadores rastrean el tejido en el sistema informático del laboratorio de Anatomía Patológica para empezar el proceso diagnóstico, según la prioridad del análisis y el objeto de estudio.
Una vez están anotadas todas las muestras, pasan al proceso de tallado. Aquí se manipulan todos los tejidos u órganos para obtener pequeñas porciones representativas de cara al diagnóstico. Todo esto se realiza en un plazo menor a 24 horas.
Tras esto, las muestras pasan a una nueva sala, donde el primer paso a realizar es el procesado. Las pruebas se someten a distintos procesos para eliminar el agua del tejido, sustituyéndola por parafina, y prepararla para los siguientes pasos. Al día, solo este laboratorio trabaja 600 bloques.
Una vez se han 'secado' las muestras, el tejido se orienta dentro del casette para comenzar la fase de inclusión. Aquí, los expertos lo rodean con parafina líquida, que, al solidificarse, forma los bloques a estudiar.
Una vez fríos, se comienza con el corte. Los bloques se cortan en finas secciones de tres o cuatro micras de grosor, depositándose en portaobjetos para su posterior tinción, donde se sumergen los objetos en colorante para resaltar los aspectos claves de la muestra a estudiar durante el diagnóstico.
Cuando ya están resaltados los aspectos más relevantes a analizar, se pasa al escaneado. En el caso de disponer de escáner digital, se escanean las muestras de forma automática para su posterior diagnóstico por parte del patólogo –aquí entraría en acción la doctora Domínguez Franzo–.
Los últimos pasos a los que se someten las muestran son de organización. Para ello está el archivo, donde se guardan los bloques ya escaneados para identificarlos rápido en caso de volver a ser necesarios. Por ley, deben estar 10 años; sin embargo, algunos patólogos prefieren tenerlos más tiempo.
La última sala es la de inmunohistoquímica. Se trata de uno de los pasos más importantes para el patólogo y para el paciente, ya que en este método se usan diferentes anticuerpos, generalmente proteínas, a fin de determinar si hay ciertos antígenos en una muestra de tejido. Gracias a este proceso, los enfermos pueden recibir un tratamiento específico y tener el nombre y el apellido de su enfermedad.
Aunque se trata de una especialidad esencial, se enfrenta a uno de sus peores momentos. Según la Sociedad Española de Anatomía Patológica, la plantilla cada vez se reduce más. Esto se traduce en una mayor presión a la hora del diagnóstico. Además, apenas reciben el 1,5 % del presupuesto total, a pesar de ser responsables del análisis del 60 % de las muestras médicas totales.