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La minería submarina afecta a los hábitats del fondo marino

La minería submarina afecta a los hábitats del fondo marinoEFE

Autorizar la minería en los fondos marinos, la apuesta de Noruega para obtener elementos estratégicos

El país escandinavo puntualiza que necesita minerales para conseguir realizar la transición energética, pero la medida enfurece a los ecologistas

En varias ocasiones hemos contado ya lo esenciales que resultan algunos elementos como el zinc, el cobalto o aquellos pertenecientes a las llamadas tierras raras. Las placas fotovoltaicas, los aerogeneradores o las baterías de los vehículos eléctricos necesitan de este tipo de materiales para su construcción, por lo que son necesarios para que los países avancen en la llamada transición ecológica.

El problema reside en que la Unión Europea (UE) depende de otras potencias como China para abastecerse de estos elementos. En el caso de las tierras raras, es el gigante asiático quien domina el 80 % del suministro global de estos metales, por lo que el resto de países intentan hacer malabares para no depender de ellos.

El pasado mes de enero fue Suecia la que anunció haber encontrado el mayor depósito de tierras raras de la Unión Europea y que, según explicaron, supondría una «parte sustancial de las necesidades» del Viejo Continente en la producción de vehículos eléctricos y aerogeneradores eólicos.

Ahora es Noruega, su vecino escandinavo, quien apuesta por la minería en sus fondos marinos para conseguir este tipo de materias primas indispensables para la transición energética, una iniciativa que cuenta con la oposición de los grupos ecologistas, que se han echado al cuello de la iniciativa del gobierno laborista de Jonas Gahr Støre.

«Necesitamos minerales para conseguir realizar la transición energética», declaró Terje Aasland, ministro de Energía y de Petróleo en un comunicado en el que hace referencia a la dependencia frente a otros países que controlan esa producción, entre ellos China.

Según las estimaciones de la Dirección Noruega del Petróleo, la plataforma continental del país alberga muy probablemente importantes yacimientos minerales, incluyendo cobre, cobalto, zinc y tierras raras. Algunos de esos elementos se utilizan en la fabricación de objetos tan diversos como drones, aerogeneradores, motores de coches eléctricos o lentes de telescopios. «Actualmente, estos recursos están controlados por un puñado de países, lo que nos hace vulnerables», destacó el ministro.

Un gran productor de tierras raras

Al abrir gradualmente a la exploración minera 280.000 kilómetros cuadrados de sus fondos marinos, Noruega espera convertirse en un gran productor mundial de tierras raras. Aasland ve viable «extraer esos recursos de forma sostenible y responsable» y afirmó que «los aspectos medioambientales» se tendrán en cuenta.

No obstante, esta idea no parece haber seducido a varias ONG y científicos, que llevan años alertando de la amenaza que supone una iniciativa así y del daño que puede provocar a unos ecosistemas profundos todavía poco conocidos.

Por su parte, el experto troy J. Bouffard, director del centro Arctic Security and Resilience de la universidad de Alaska, relativizó los riesgos para el medio ambiente: «La explotación minera localizada de los fondos marinos tendrá un impacto relativamente menor en los ecosistemas si se efectúa de forma responsable», declaró a AFP, subrayando que, según él, el impacto del cambio climático «en los ecosistemas marinos es el problema más urgente».

Los esfuerzos de Europa

La Comisión Europea estima que la demanda de estos elementos será 26 veces más de la cantidad actual para el año 2030, por lo que urge avanzar en el autoabastecimiento para dejar de depender de China cuanto antes. Y es que el país asiático ostenta prácticamente el monopolio, algo que puede llegar a ser una importante baza a nivel estratégico.

Además de China, que cuenta con 44 millones de toneladas de tierras raras, le siguen Vietnam –con 22 millones–, Brasil –con 21–, Rusia –con 12– e India –con 7–. Sin embargo, la minería de los fondos marinos que pretende Noruega puede traer cola, y es que justamente hace unos días los Estados miembros de la ONU adoptaron un primer tratado internacional para proteger la altamar. La propuesta del gobierno de izquierdas noruego se discutirá el próximo otoño en el Parlamento, donde se encuentran en minoría.

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