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Un hombre se protege con paraguas y chubasquero de la lluvia y el viento mientras camina por SevillaEFE

El otoño y el invierno se prevén lluviosos, pero ¿será suficiente para acabar con la sequía?

Las predicciones de la Aemet muestran que las precipitaciones previstas para este período serán casi un 50 por ciento superiores a lo normal en la Península

España se encuentra inmersa en una sequía meteorológica de larga duración desde finales de 2022. Una situación que se hace patente en el estado de los embalses –en estos momentos al 34,6 % de su capacidad– y en los efectos que la falta de agua tiene en sectores como la agricultura.

En las cuencas del Guadiana, Guadalquivir y Sur esta ya es la sequía meteorológica más duradera desde, al menos, 1961 y se viene arrastrando desde la primavera de 2016. En el caso del nordeste peninsular, es ya la sequía más intensa, sobre todo en el Pirineo oriental, en Cataluña.

Esta semana, la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) ofreció sus previsiones para el próximo cuatrimestre y explicó que las lluvias previstas para este período serán casi un 50 por ciento superiores a lo normal en la Península, aunque la época coincidente con el invierno meteorológico, será cálida.

Por tanto, ¿abandonaremos la sequía gracias a las precipitaciones previstas para este otoño e invierno? El portavoz de la Aemet, Rubén del Campo, es escéptico al respecto. Y es que, según explican los meteorólogos, serían necesarios unos meses «muy lluviosos», marcando récords en la serie histórica, para que España deje atrás esa sequía meteorológica de larga duración.

En especial, esta tendencia será difícil de revertir en el sur y centro peninsular, la meseta norte, el Sistema Ibérico y el valle del Ebro, donde el terreno presenta un fuerte déficit de humedad.

Esto significa que, aunque llueva de manera abundante, el suelo absorberá el agua, sin casi escorrentía superficial. Los ríos, por tanto, apenas aumentarían su caudal y, como consecuencia, los embalses no notarían apenas las precipitaciones.

Según explican desde la web especializada en meteorología Eltiempo.es, para arreglar el importante déficit hídrico y de agua embalsada, que es especialmente acusado en zonas del sur y del centro peninsular, harían falta «varias semanas con lluvia abundante. Solo de esta manera podrían las lluvias arreglar la situación de los embalses en España», resaltan.

Inicio del año hidrológico

Este nuevo año hidrológico, por ende, comienza inmerso en un período de sequía. El anterior, que acaba de cerrar, tuvo un carácter muy seco, con 492 litros, un 23 % menos que el total normal y con un déficit de precipitaciones del 12 % respecto al promedio.

El portavoz de la Aemet, Rubén del Campo, comparó la actual con las sequías de los años 80, 90, de los 2000 y las de los últimos años y concluye que la presente «no es tan larga como las de los principios de este siglo o las grandes sequías de finales del siglo XX, pero es una sequía que ya va alcanzando cierta intensidad».

Del Campo estima que si en los dos últimos años han caído en torno a 230 litros por metro cuadrado para el conjunto de España, para que este otoño e invierno vuelvan los valores normales, tendría que llover, al menos 230 litros por metro cuadrado de más, y eso «desde 1961 solo ha pasado una vez, en 1965», rememora.

Tren de borrascas

Tras una primera quincena de octubre anormalmente cálida y seca, con temperaturas superiores a los 30 grados en prácticamente toda España, el otoño parece haber hecho su entrada esta semana. La borrasca Babet entró el pasado fin de semana propiciando un cambio de tiempo que trajo lluvias y un descenso térmico.

Una situación que continúa bajo los efectos de la borrasca Aline, que este jueves dejó a casi todo el país en aviso naranja y amarillo por abundantes lluvias, fuertes rachas de viento de hasta 110 kilómetros por hora e intenso oleaje. Unas lluvias que, debido a su intensidad y persistencia durante varios días, ayudarán a que la situación de suelos secos y embalses en descenso comience a mejorar.