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Imagen de una luciérnaga argentinaDaniel Osvaldo Fernández

La luciérnaga latinoamericana invade España y pone en peligro el desarrollo de la agricultura

Esta especie invasora, que se estableció en Gerona en 2016, se alimenta de lombrices, una especie clave en los procesos del suelo

La globalización, que puede tener sus efectos positivos, a veces también provoca otros indeseados. Hace poco contábamos que los cangrejos americanos habían colonizado ya todo el territorio español desplazando a los italianos, que se encontraban en la Península desde hacía siglos. Es una situación que se repite con otras especies, como es el caso de las luciérnagas.

Aunque la luciérnaga autóctona no está en peligro, desde el año 2016 la Photinus signaticollis, nativa de Latinoamérica, se ha establecido en España, concretamente en la provincia de Gerona. Desde entonces, ha copado el noreste de la Península Ibérica y ha cruzado los Pirineos para llegar al sur de Francia en 2019. Una especie que, como decimos, no compite a nivel de recursos alimentarios con la mayoría de luciérnagas nativas europeas.

Esto se debe a que la larva de P. signaticollis es un depredador de lombrices de tierra y parece no estar asociada tróficamente con babosas y caracoles. Sin embargo, una alta densidad de esta especie podría impactar negativamente debido a que las lombrices constituyen un grupo clave en los procesos del suelo y la agricultura.

Son las principales conclusiones de un análisis llevado a cabo por un grupo de investigadores del departamento de Biodiversidad, Ecología y Evolución de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) que estudia la presencia e invasión biológica de una luciérnaga alóctona en las comunidades europeas con efectos impredecibles.

Los investigadores han utilizado modelos de distribución de especies para encontrar las zonas de alta idoneidad en Europa donde esta luciérnaga podría llegar a establecerse. Utilizando solo los registros de Latinoamérica y los modelos de condiciones asociados se puede predecir con exactitud dónde se encuentra actualmente la especie en Europa, puesto que existen similitudes climáticas entre su zona nativa alrededor de Río de la Plata y la provincia de Gerona.

Observando estos datos, llegaron a la conclusión de que solo la estacionalidad de la temperatura parecía ser la misma tanto en las áreas nativas como en las europeas, sugiriendo que puede representar el principal factor limitante para el establecimiento de esta luciérnaga.

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Pero el estudio nos ofrece más datos de este insecto. En el Viejo Continente, P. signaticollis tiene una distancia de dispersión de 6 ± 3,5 kilómetros al año-. Asimismo, prefiere zonas de pasto a otro tipo de terrenos y muestra dos picos de presencia de adultos, uno más pequeño a finales de mayo y otro más grande a principios de agosto, evitando períodos con temperaturas más altas.

Las hembras ponen huevos en el suelo, más específicamente en hojas en descomposición, hojarasca y tallos de pasto o dentro de sistemas de raíces gruesas, bien desarrolladas y húmedas donde las larvas parecen prosperar, concluyen los investigadores de esta especie. En cautiverio, las larvas siempre se esconden de la luz y residen en capas con condiciones muy húmedas.

Curiosamente, las larvas de una cría, cultivadas en las mismas condiciones, pueden desarrollarse rápidamente, es decir, en ocho meses, o tardar más y convertirse en adultas después de más de un año. La metamorfosis a adultos en Europa ocurre en primavera y finales del verano. Esta estrategia, con una vida adulta bastante larga, permite que las crías «colonicen» durante estaciones cálidas, pero también durante más años.

El estudio recalca también que la introducción de esta nueva especie en las comunidades biológicas europeas puede tener consecuencias para la fauna de lombrices nativas, especialmente si la luciérnaga exótica se encuentra en altas densidades, impactando negativamente a este grupo de invertebrados clave conocido por ser muy importante en los procesos del suelo y la agricultura. Algo que, por ende, habrá que vigilar para evitar que sus efectos sean devastadores.