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Entrada a Villar de Cañas, en CuencaEFE

El Gobierno culmina su desprecio a las nucleares y da carpetazo definitivo al cementerio de Villar de Cañas

El Boletín Oficial del Estado publica este martes el abandono del proyecto de construcción del almacén temporal centralizado en el municipio conquense

La energía nuclear no está en la agenda del Gobierno de la nación. En su objetivo de transición ecológica no hay cabida para este tipo de producción energética, a pesar de ser limpia y de que muchos países vecinos, como Francia, apuestan fuertemente por ella.

Este martes se ha dado carpetazo definitivo a uno de los proyectos con los que se pretendía potenciar las nucleares: la construcción de un almacén temporal centralizado (ATC) –conocido popularmente con el término peyorativo 'cementerio nuclear'– en el municipio de Villar de Cañas, en la provincia de Cuenca.

El Boletín Oficial del Estado (BOE) publica el acuerdo para el abandono del proyecto de construcción del citado cementerio nuclear después de que hace unos días el Consejo de Ministros, a propuesta del Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco), aprobó el Séptimo Plan General de Residuos Radiactivos (PGRR), con el que descartaba la construcción del ATC y se establecía un calendario programado de cierre de centrales nucleares entre 2027 y 2035.

La orden publicada hoy en el BOE ha instado a la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa) a desistir de todos los procedimientos iniciados y vinculados al proyecto de construcción de del ATC, en particular, los de autorización previa, autorización de construcción y evaluación de impacto ambiental del proyecto.

De la misma forma, ha solicitado a la empresa pública a adoptar acuerdos oportunos para la cesión gratuita de la propiedad de los terrenos y edificios de los que sea titular en el municipio de Villar de Cañas (Cuenca) vinculados al proyecto del ATC, al no resultar necesarios para los fines de servicio público que esta entidad tiene encomendados.

Dicha cesión solo podrá hacerse a favor de la Administración General del Estado, de la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha, de entidades locales de la provincia de Cuenca o de fundaciones públicas de dichas administraciones, exclusivamente para la realización de fines de utilidad pública o interés social de su respectiva competencia.

Cierre de las nucleares

El entierro definitivo del proyecto llega doce años después de que el ejecutivo de Mariano Rajoy aprobase la instalación de un cementerio nuclear en la localidad conquense. A cambio, se construirán siete almacenes temporales descentralizados (ATD) en los emplazamientos de las centrales nucleares, para el combustible gastado y los residuos de alta actividad, hasta su traslado al almacenamiento definitivo.

De igual manera, contempla la construcción de un almacenamiento definitivo del combustible gastado y los residuos de alta actividad en un almacén geológico profundo (AGP), una solución técnica que, según el Ministerio, ya estaba prevista en el sexto plan de residuos.

En cuanto al cierre de las nucleares, el sexto PGRR preveía su desaparición entre 2021 y 2028, un plazo que se ha extendido y ahora será entre 2027 y 2035. El nuevo plan prevé además el inicio del desmantelamiento de las centrales nucleares a los tres años de su cese de operación definitivo, excepto Vandellós I –parada desde 1989 por un accidente grave–, cuya última fase se ejecutará a partir de 2030.

Sentimientos encontrados en el pueblo

En el municipio de Cuenca que se queda sin cementerio nuclear se viven dos sentimientos encontrados. Por un lado, la alegría de quienes se opusieron a esta construcción desde el principio, que han vivido doce años con la incertidumbre de si finalmente se haría o no. Entre ellos, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, que ha aplaudido la decisión. El socialista expresó a través de X que la puesta en marcha de este ATC fue una decisión personal y partidista de María Dolores de Cospedal «contra criterios técnicos y el sentir ciudadano».

Por el otro lado, en cambio, existen muchos vecinos decepcionados con la resolución final. El proyecto hubiese llevado a Villar de Cañas una inversión de más de 1.000 millones de euros. Algunos de sus ciudadanos habían ya abierto negocios ante la llegada del ATC, como hoteles, bares y hasta estudios de ingeniería.

De la misma forma, la localidad mejoró sus carreteras de acceso y construyó varios edificios que albergarían las oficinas de Enresa y otras empresas, así como laboratorios medioambientales. Unos propósitos que ahora quedan en papel mojado para ilusión de ecologistas, que critican la intención del anterior alcalde y el actual de recurrir el plan ante el Tribunal Supremo: «Lamentamos que se dejen llevar únicamente por la ambición de conseguir los 2,4 millones de euros que recibiría el Ayuntamiento», recalcan desde la Plataforma contra el Cementerio Nuclear en Cuenca.