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Para que este método funcione, es necesario que las nubes contengan agua líquida sobreenfriadaFreepik

Marruecos incrementa la siembra de nubes para paliar su sequía

Según datos del país vecino, los niveles de precipitación han aumentado entre un 14 y un 17 por ciento gracias a esta técnica

La sequía que afecta a buena parte de España, en concreto al sur y al este peninsular, no es exclusiva de nuestro país. Otros también están sufriendo esta falta de precipitaciones que afecta a la biodiversidad, a la agricultura y la ganadería y al estado de los embalses, entre otros. En Cataluña ya se ha decretado la emergencia por esta sequía que incluye restricciones en el consumo de agua en los hogares, así como en centros deportivos, regado de jardines y campos o rellenado de piscinas.

Pero en otros países están apostando por otro tipo de técnicas. El pasado verano exponíamos que México se había iniciado con la siembra de nubes, un método que surgió en Estados Unidos en los años 40 y que el país norteamericano comenzó a aplicar en junio.

Al igual que México, nuestros vecinos marroquíes también han empezado a implementar este tipo de manipulación del clima por el cual las nubes son bombardeadas con sustancias en el aire –normalmente yoduro de plata o hielo seco– que sirven como núcleos de condensación de nubes y que alteran los procesos dentro de la microfísica de las mismas.

El pasado verano, Marruecos amplió a más regiones el programa «Al-Ghait» que ya estaba vigente en algunas zonas desde los años 80, cuyo objetivo es sembrar nubes que provoquen precipitaciones. Abdelfettah Sahibi, director general de la Meteorología Nacional, reveló que los resultados obtenidos a través de este programa fueron significativos, lo que lo impulsó a implementarlo en nuevas regiones.

Los estudios llevados a cabo por el propio país certifican que gracias a la siembra de nubes –que se lleva a cabo entre noviembre y abril con cerca de 22 operaciones– se han aumentado los niveles de precipitación entre un 14 y un 17 por ciento. Por este motivo, se ha decidido aumentar el programa, en el que se han invertido entre 2021 y 2023 unos 160 millones de dírhams (14,7 millones de euros), según datos ofrecidos por el ministro de Equipamiento y Agua, Nizar Baraka.

Según datos de la Dirección General de Meteorología (DGM), la operación de siembra de nubes comienza con un cuidadoso monitoreo de las condiciones climáticas, desempeñando un papel clave en el proceso. Los expertos analizan con precisión una variedad de datos y pronósticos meteorológicos las 24 horas del día para determinar el momento óptimo para la siembra en el suelo y también para localizar las nubes que van a ser 'sembradas'.

Tal y como recogen los medios locales, los ingenieros que trabajan en el programa prosiguen sus investigaciones con el fin de evaluar y mejorar la eficacia de estas operaciones, sobre todo porque, a partir de 2005, las intervenciones se ampliaron al uso de aviones en diferentes regiones del reino.

Cómo funciona

Comenzó a usarse Estados Unidos en los años 40 para evitar el granizo y en otros lugares para disipar la niebla. Se trata de una forma de manipulación del clima por el cual las nubles son bombardeadas con sustancias en el aire que sirven como núcleos de condensación de nubes y que alteran los procesos dentro de la microfísica de las mismas.

Por lo general, se utiliza yoduro de plata o hielo seco. Para que funcione, es necesario que las nubes contengan agua líquida sobreenfriada, es decir, en estado líquido por debajo de cero grados centígrados. Mediante la introducción de una sustancia como el yoduro de plata, se logra condensar la humedad en gotas, produciendo la lluvia.

Reacción de los expertos

A pesar de que pueda parecer una solución bastante factible, el profesor emérito en meteorología de la Universidad Estatal de Colorado, William R. Cotton, afirmó en The Conversation que la técnica no es tan prometedora, ya que los experimentos requieren el tipo correcto de nubes y las condiciones adecuadas de temperatura y viento.

Fernando García, físico de nubes de la UMAM, comentó a la revista Nature que, a pesar de haberse notificado algún caso de éxito «no existe ninguna garantía de que la precipitación vaya a aumentar con la aplicación de estas prácticas». Unas declaraciones de especialistas que el gobierno mexicano no ha querido valorar, y es que varias publicaciones han intentado ponerse en contacto con ellos sin éxito.

Desde la Agencia Estatal de Meteorología de España (Aemet), por su parte, apuntan a que este incremento de la precipitación podría rondar del 10 al 20 por ciento y que son más de 50 países los que llevan a cabo actividades sobre modificación artificial del tiempo.

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