El afán por explotar el yacimiento de oro más grande de Europa, situado en Asturias
La extracción de oro es esencial por su valor económico y sus múltiples aplicaciones en industrias como la joyería y la electrónica. Contribuye al crecimiento económico y la creación de empleo en diversas regiones y naciones. No obstante, su proceso puede provocar daños medioambientales graves tales como deforestación, contaminación hídrica y del suelo, así como tensiones sociales.
Unas tiranteces que se presentan ya en un pueblo español que alberga la mina de oro sin explotar más grande de Europa. Se trata de Salave, una pequeña parroquia del concejo de Tapia de Casariego, situado en la costa occidental de Asturias que enfrenta los intereses económicos con la conservación del medio ambiente.
Desde los años sesenta han sido muchos los intentos de extraer los miles de kilos de oro que guarda este yacimiento, algo que ahora parece estar más cerca. Según han dado a conocer los medios locales, la empresa titular de la explotación de la mina, Black Dragon, ha anunciado una importante ampliación de capital para emprender este proyecto sumando 1,2 millones de dólares australianos –unos 720.000 euros– a través de su filial Exploraciones Mineras del Cantábrico (EMC).
Ahora esa empresa se encuentra tramitando permisos para poder llevar a cabo el proyecto y poder extraer unos 1,56 millones de onzas de ley de la que se considera la reserva de oro más grande de Europa. Según explica EMC, Salave es el mayor yacimiento de oro no explotado de Europa, desde la extracción superficial del metal desarrollada por los romanos hace 2.000 años, y que fue el origen de las actualmente conocidas como Lagunas de Salave.
Otras estimaciones, sin embargo, creen que la mina de este elemento más grande del Viejo Continente no se situaría en territorio astur, sino en Rumanía. El yacimiento de Roșia Montană, en Transilvania, acumularía reservas de más de 314 toneladas de oro y 1.480 toneladas de plata, lo que supondría una cantidad diez veces mayor en oro a las previsiones más optimistas para Salave, la mina de Tapia de Casariego.
Cruce de opiniones
Entre los vecinos existen posiciones enfrentadas acerca de la explotación de esta mina. Por un lado, hay quienes escuchan a la empresa que pretende llevar a cabo el proyecto, que argumenta que generará empleo en la zona, así como una mejora económica muy necesaria.
Pero esto no convence a otros residentes. En Tapia se han producido ya varias manifestaciones, en las que se han reunido ecologistas, pescadores, hosteleros, agricultores y ganaderos, así como asociaciones profesionales y vecinales. Todos ellos acuden con el grito de «oro no».
Denuncian el impacto que tendría esa actividad en el modo de vida, el medio ambiente y el tejido económico de la comarca y cuestionan los beneficios que tendría en el empleo. Ante esto, la empresa insiste en que se trata de un proyecto de minería viable y sostenible que podría impulsar la economía de la zona.
Región con grandes recursos minerales
Asturias, debido a sus características geológicas, posee una gran cantidad de recursos minerales. La minería, de hecho, ha sido un pilar fundamental en la economía y el desarrollo de la región, especialmente desde el siglo XVIII con el auge industrial de la extracción de carbón. Pero más allá de esto, el Principado cuenta con una amplia variedad de recursos minerales, como metales, minerales industriales, piedras preciosas, rocas ornamentales, aguas termales, aguas minerales y geotermia. La región produce regularmente una variedad de minerales, incluyendo oro, fluorita, caolín, arcilla, sílice, caliza, entre otros.
Es a esta tradición minera a la que la empresa EMC se agarra para seguir explotando la riqueza mineral de Asturias, alegando que la comunidad cuenta con una sólida base para mantener y desarrollar la industria minera «como uno de los pilares fundamentales de su economía y progreso». Tal y como expresan en su página web, el Principado cuenta con una fuerza laboral «con profundos lazos y orgullo por la tradición minera, así como una sólida infraestructura institucional y tecnológica». La empresa ha reiterado a través de sus redes sociales que siguen trabajando «por un proyecto de minería viable y sostenible que impulsará el desarrollo socioeconómico de Tapia de Casariego».
El yacimiento de Salave
El yacimiento de oro de Salave tiene sus raíces en el siglo I d.C., cuando los romanos iniciaron la extracción de las zonas oxidadas en la parte superficial del yacimiento, que era más accesible. Su composición facilitaba la concentración del oro presente en la mineralización. Durante su tiempo, se estima que los romanos extrajeron entre 2 y 6 millones de toneladas de roca, recuperando entre 5.000 y 7.000 kilogramos de oro. Sin embargo, por razones aún desconocidas, posiblemente relacionadas con problemas para controlar el acceso del agua cuando llegaron a cierta profundidad en su excavación, abandonaron la extracción.
El hueco resultante de su actividad minera, próximo a la costa, se convirtió en las Lagunas de Salave, ahora rodeadas por el perfil de la operación a cielo abierto que los romanos establecieron. Este entorno, actualmente rebosante de vegetación y parte del patrimonio industrial y arqueológico de la zona, muestra un notable grado de rehabilitación. Desde entonces hasta 1940 no hay registros documentados de actividad minera en la zona. Sin embargo, durante las guerras mundiales, minerales como el molibdeno experimentaron un repunte en su valor para la fabricación de aceros especiales, lo que llevó a pequeñas extracciones superficiales de molibdeno en la zona de la antigua mina de Salave.
A partir de los años 60, diversas compañías especializadas mostraron interés en investigar y desarrollar proyectos mineros en Salave para comprobar la viabilidad de la extracción continuada. Utilizando técnicas avanzadas de geoquímica, geofísica y prospección directa, se reconstruyó el modelo de mineralización, su morfología, localización y viabilidad técnica, ambiental, económica y urbanística. Desde entonces, se han llevado a cabo cerca de 500 sondeos de diferentes longitudes, perforando más de 65.000 metros. Esta extensa recopilación de datos ha permitido establecer las características esenciales del yacimiento y una evaluación más precisa de su viabilidad, aunque aún existan áreas con conocimiento insuficiente que requieran futuras investigaciones.