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La silueta de un bombero durante un incendio forestal en Ribeira de Fraguas, Albergaria-a-Velha, en AveiroAFP

¿Por qué se incendia Portugal una y otra vez?

Varios factores han influido en la generación y propagación de los incendios en el caso portugués, aunque los países del arco mediterráneo están muy expuestos a este tipo de eventos como consecuencia de su clima

Siete muertos, mil focos, casi 100.000 hectáreas calcinadas y el mayor dispositivo de combate de incendios que se haya movilizado nunca en Portugal, con 37.700 efectivos, más de 10.000 medios terrestres y 8.757 descargas aéreas. Estos son los datos tras los devastadores incendios ocurridos este mes en el país vecino que, tras días de lucha, han conseguido estabilizar.

Una situación que se repite de forma machacona cada verano en esa zona, al igual que en España o Italia. Y es que cada año el 85 % de la superficie que arde en Europa se quema en países mediterráneos, estando Portugal a la cabeza, seguido por España.

Pero, ¿cuál es la causa de que estos últimos incendios de Portugal se hayan propagado de esta forma? Para empezar, once sospechosos han sido ya detenidos acusados de provocar los diferentes fuegos que han arrasado el norte del país luso en los últimos diez días. Por tanto, el factor humano tiene mucho que ver en este desastre natural.

Sin embargo, no es el único. Carlos Madrigal Ladrón de Guevara, decano territorial de Madrid del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales, explica a El Debate que otro de los ingredientes que ha contribuido a este evento ha sido el viento de levante. Cuando el viento entra del Mediterráneo hacia el interior de la Península, indica el experto, viene cargado de humedad del mar Mediterráneo. Sin embargo, en esta ocasión ha viajado por toda la Península y ha ido perdiendo esa humedad, por lo que llega a Portugal muy seco: «Este es uno de los factores más importantes a la hora de la propagación», sentencia Madrigal.

Un bosque quemado después de un incendio forestal en Arouca, en el norte de PortugalAFP

No obstante, el ingeniero forestal asegura que no solo Portugal cuenta con estas características que hacen del país un territorio perfecto para arder. Esto se extiende a todos los países del arco mediterráneo (España, Italia, Grecia...) debido fundamentalmente al clima. Madrigal añade que, en los últimos años, los efectos del cambio climático han hecho que el verano se alargue, llueva menos y se produzcan episodios de calor más extremos, lo que ejerce de gasolina para los incendios forestales.

Otro factor que destaca es el cambio de vida de las personas desde hace unas décadas para acá. La disminución de la actividad ganadera ha influido mucho en el aumento de fuegos. Los animales ejercen un papel clave al desbrozar los campos y las simples pisadas de los humanos ya evitan el crecimiento descontrolado de la vegetación.

Para paliar esta situación, Madrigal estima que la concienciación ciudadana es esencial, debido a que prácticamente «el 99 % de los incendios los provoca el ser humano». Asimismo, incide en que son necesarias unas buenas políticas forestales «para poder gestionar toda esa masa que crece sin control y sin ningún tipo de gestión».

La industria celulosa y el eucalipto

El pasado domingo, se convocaron varias concentraciones en una docena de localidades en Portugal para denunciar la ausencia de gestión forestal y a la industria de la celulosa por fomentar el cultivo de eucaliptos. Lisboa, Braga, Oporto, Gouveia, Torres Novas o Coímbra fueron escenario de manifestaciones, convocadas por organizaciones ecologistas bajo el lema «el país arde, tenemos que despertar».

En declaraciones a los periodistas, la portavoz del grupo Iris, Mónica Almeida Casqueira, afirmó que «el estado de los bosques en Portugal durante los últimos cuarenta años ha sido rehén de la industria de la celulosa». Asimismo, denunció que en cuatro décadas no se ha hecho ninguna ordenación del territorio en un país donde los incendios son habituales.

Este argumento es rebatido, no obstante, por Carlos Madrigal, que cree que hay que dejar de criminalizar al eucalipto: «Da igual que sea un eucalipto, un pino o una encina. Cuando las condiciones son óptimas para arder importa poco el tipo de vegetación», explica.