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Paneles solares en un desierto

Paneles solares en un desiertoKondaas

Cubrir el desierto de paneles solares podría tener un efecto ambiental positivo

Un estudio confirma que mejora microclima de la región, las propiedades físicas y químicas del suelo y la diversidad de las comunidades vegetales y microbianas

La instalación de parques solares por todo el mundo se ha incrementado notablemente en los últimos años debido al momento de transición hacia las energías renovables en el que nos encontramos. Esto, sin embargo, genera rechazo en algunos sectores, como el agrario, que considera que la proliferación «descontrolada» de placas solares pone en peligro la subsistencia del medio rural.

Un estudio reciente elaborado por GAD3 concluye que más de la mitad de los españoles se opone a que las plantas solares se instalen en terrenos de cultivo, por lo que muchos proponen que se instalen en otros lugares, como los tejados de los edificios o zonas áridas en las que no se puede plantar nada. Un ejemplo podrían ser los desiertos, que además cuentan con una alta insolación prácticamente todo el año.

Es la opción que se está llevando a cabo en China, y es que el gigante asiático lleva años construyendo plantas para generar electricidad por todos los medios, tanto renovables como no renovables. Ahora se han lanzado a desarrollar macroparques fotovoltaicos en zonas desérticas y un grupo de investigadores del país ha querido analizar qué impacto tiene en el ecosistema.

El equipo, dirigido por científicos de la Universidad Tecnológica de Xi'an, evaluó el parque fotovoltaico Qinghai Gonghe, una enorme instalación de 1 GW ubicada en un típico desierto alpino árido en la provincia de Qinghai, al noreste de China.

El trabajo, publicado en la revista Scientific Reports, atendió a 51 indicadores de diversos aspectos, entre ellos la población, la economía, la sociedad y los factores naturales. Mediante la realización de una investigación de campo, un seguimiento a largo plazo y un análisis experimental, se pretende analizar el efecto del entorno ecológico del desarrollo fotovoltaico a gran escala en el desierto y analiza el impacto de la construcción de centrales fotovoltaicas en el entorno ecológico.

Mejor microclima y más vida

Para medir los efectos ecológicos y ambientales de la instalación, los científicos utilizaron el modelo 'Conducción-Presión-Estado-Impacto-Respuesta' (DPSIR) recomendado por la Agencia Europea de Medio Ambiente. Para ello, analizaron esos 57 indicadores y aplicaron el método de la entropía para ponderar cada indicador, de manera que dieron mayor relevancia a aquellos con menos variabilidad.

La puntuación general en el propio parque fue «general», con una puntuación de 0,4393, mientras que en las zonas de transición y en las áreas fuera del sitio obtuvieron una puntuación «mala», con 0,2858 y 0,2802, respectivamente. Según los científicos, eso sugiere que «el desarrollo fotovoltaico ha inducido principalmente efectos positivos en el microclima de la región, las propiedades físicas y químicas del suelo y la diversidad de las comunidades vegetales y microbianas, como lo respaldan los hallazgos recientes».

Aquellos lugares en los que los paneles fotovoltaicos generan sombra han favorecido ese crecimiento de la vida, pero la instalación del macroparque ha modificado también la distribución de energía en la superficie del desierto, creando esas condiciones más beneficiosas para la vegetación y la vida micriobiana.

Un parque solar en el Sáhara podría cambiar el clima global

Este estudio, que ha encontrado factores positivos de la instalación de macroparques solares en zonas desérticas, contrasta con otro publicado a principios de año en Communications Earth & Environment, que afirma que los parques solares fotovoltaicos a gran escala en el desierto del Sáhara podrían afectar al patrón climático del planeta con «consecuencias irreversibles».

Según la citada investigación, el patrón climático global puede verse alterado por el despliegue masivo de energía solar. Esto se atribuye a los cambios resultantes en las propiedades de la superficie terrestre, como el albedo o la rugosidad. En particular, estudios de modelización recientes muestran que la respuesta climática regional a los paneles solares en regiones áridas, como por ejemplo, el norte de África, puede amplificarse a través de procesos locales de retroalimentación atmósfera-tierra y vegetación. Esto puede provocar, además, perturbaciones en el clima global y, por extensión, en la producción mundial de energía solar.

Dicho de otra forma, los paneles solares absorben mucho más calor que la arena del desierto debido a su color oscuro, de lo que solo una parte se convierte en energía y el resto solo calienta las placas. En el caso de que se instalasen millones de módulos solares en el Sáhara –tan grande como para cubrir un 20 % del enorme desierto–, esta potente fuente de calor podría desplazar las precipitaciones fuera de los trópicos y cambiar el patrón de las nubes.

Esta posible modificación del clima afectaría, entre otras zonas, a España. Y es que, siempre según las simulaciones elaboradas por el citado estudio, la instalación de una huerta solar gigantesca en el Sáhara reduciría las horas de sol en el norte de África, el sur de Europa, Oriente Medio, la India, el este de China, Japón, Australia oriental y el suroeste de Estados Unidos. Esto conllevaría, a cambio, más lluvias y una transformación de muchos de esos paisajes áridos en verdes.

Por el contrario, áreas como Escandinavia, el centro y el este de Estados Unidos, América del Sur, América Central, el Caribe o Sudáfrica sufrirían un aumento en la cantidad de luz que reciben habitualmente, transformando sus condiciones meteorológicas al hacerlas más secas y posiblemente aumentando sus temperaturas.

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