Los milmillonarios generan más emisiones de carbono en 90 minutos que una persona «normal» en toda su vida
Las 50 personas más ricas realizaron en promedio 184 vuelos privados cada una en un año, mientras que, una persona promedio tardaría 300 años en generar las mismas emisiones de carbono
Según un informe de Oxfam Intermón, las 50 personas más ricas del mundo emiten en promedio más carbono en solo 90 minutos –a través de sus inversiones, jets privados y yates– que una persona promedio en toda su vida. Este análisis, que es el primero en considerar tanto los medios de transporte de lujo como las inversiones contaminantes de los milmillonarios, pone en evidencia la disparidad en la huella de carbono entre los más ricos y el resto de la población mundial.
De cara a la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de la ONU sobre el Cambio Climático (COP29), la ONG ha instado a los gobiernos a implementar impuestos permanentes sobre los individuos más ricos, además de establecer altos gravámenes o prohibiciones para productos de lujo de alto impacto ambiental, como los aviones privados y yates. También ha solicitado una regulación más estricta sobre las actividades empresariales para lograr una reducción justa en las emisiones contaminantes.
Una de las principales demandas de Oxfam es que quienes más contribuyen a las emisiones asuman una mayor responsabilidad económica. En este sentido, proponen un impuesto a los milmillonarios que podría recaudar importantes sumas para combatir la crisis climática, con un enfoque especial en los países más vulnerables. Asimismo, piden a los gobiernos que promuevan una distribución de la riqueza más equitativa, de modo que las ganancias del 10 % más rico no superen las del 40 % más pobre.
El estudio, titulado 'La desigualdad de las emisiones de carbono mata', revela que las 50 personas más ricas realizaron en promedio 184 vuelos privados cada una en un año, acumulando un total de 425 horas de vuelo. Comparativamente, una persona promedio tardaría 300 años en generar las mismas emisiones de carbono. En cuanto a los yates, estos generan en un año una huella de carbono que equivaldría a 860 años de emisiones de una persona promedio.
A pesar de estas elevadas cifras, las inversiones de estas personas son la mayor fuente de emisiones. El informe destaca que las emisiones derivadas de sus inversiones son 340 veces mayores que las generadas por sus aviones y yates combinados. Aproximadamente el 40 % de las inversiones de estos milmillonarios se concentran en sectores altamente contaminantes, como el petróleo, la minería, el transporte y el cemento. Estas carteras de inversión son casi el doble de contaminantes que el promedio del índice S&P 500. Oxfam sostiene que, si estos individuos dirigieran su capital hacia fondos de baja emisión de carbono, las emisiones derivadas de sus inversiones podrían reducirse hasta 13 veces.
Además, el informe analiza el impacto de las emisiones del 1 % más rico desde 1990, señalando que han tenido consecuencias devastadoras en términos de desigualdad, hambre y mortalidad. Estas emisiones han reducido la producción económica mundial en unos 2,9 billones de dólares y han afectado principalmente a los países que menos han contribuido a la crisis climática. También han causado pérdidas de cultivos suficientes para alimentar a 14,5 millones de personas al año entre 1990 y 2023, y se estima que esta cifra aumentará a 46 millones de personas anualmente entre 2023 y 2050, afectando especialmente a América Latina y el Caribe.
El informe proyecta que entre 1990 y 2050, el Producto Interior Bruto (PIB) de los países de ingresos bajos y medios-bajos podría reducirse en un 2,5 %. En regiones como el sur y sureste de Asia y el África subsahariana, las pérdidas de PIB podrían alcanzar entre el 2,4 % y el 3 %. A largo plazo, hasta 2120, el 78 % de las muertes adicionales por calor extremo podrían ocurrir en países de ingresos bajos y medios-bajos.
En España, las emisiones del 1 % más rico desde 1990 habrían generado daños económicos globales de 15.700 millones de dólares y causado pérdidas de cultivos que habrían podido alimentar a 78.000 personas al año.