Nace una asociación que quiere alejarse de los alarmismos climáticos: «Las riadas de la DANA no son nuevas»
La Asociación de Realistas Climáticos apunta que en el último siglo, las muertes relacionadas con fenómenos climáticos han caído más del 90 %
Cada vez son más las voces dentro del ámbito científico que se rebelan contra el aparente consenso sobre el cambio climático. Especialmente destacan aquellos que denuncian que existe un exagerado alarmismo climático que no se corresponde con la realidad.
Por ello ha surgido la Asociación de Realistas Climáticos, formada por científicos y académicos, que tiene como propósito acercar la ciencia del clima a la sociedad «con rigor, datos contrastados y lejos de alarmismos injustificados». Su objetivo es ofrecer asesoramiento independiente sobre el cambio climático y sus efectos. En el contexto de la reciente tragedia en Valencia, destacan puntos esenciales que consideran cruciales en el debate actual.
La variabilidad meteorológica siempre ha incluido fenómenos extremos que, aunque poco frecuentes e imprevisibles, representan riesgos contra los que las sociedades pueden y deben protegerse. Según la asociación, la riada ocurrida en el Levante español el 29 de octubre plantea un debate necesario al que los científicos deben contribuir con conocimiento para minimizar los efectos de estos fenómenos, que seguirán ocurriendo.
Las riadas provocadas por DANA no son nuevas y continuarán ocurriendo, independientemente de cómo evolucione el clima. En Valencia hay registros de 26 inundaciones extraordinarias en los últimos siete siglos, con una media de cuatro por siglo. La mayoría sucedieron durante la Pequeña Edad de Hielo, cuando las temperaturas eran hasta 2 °C más bajas que las actuales y el CO₂ atmosférico era un 33 % menor. El factor determinante de las DANA no es la temperatura, sino la actividad atmosférica. Con el calentamiento actual, dicha actividad disminuye, ya que la diferencia de temperatura entre el ecuador y el Ártico se reduce, lo que resulta en menos fenómenos extremos, no en más.
Las riadas no son más frecuentes ni más intensas con el cambio climático reciente. Según un estudio de Barriendos y Rodrigo publicado en 2006, la década con más riadas extraordinarias en la cuenca mediterránea española fue la de 1841-1850, con tres al año. Desde 1960, coincidiendo con el calentamiento global, la frecuencia de riadas ha disminuido tanto en la cuenca mediterránea como en la atlántica, alcanzando niveles históricamente bajos. A nivel global, el IPCC afirma que no hay evidencia suficiente para concluir que las inundaciones sean más frecuentes o severas.
En el último siglo, las muertes relacionadas con fenómenos climáticos han caído más del 90 %, como señala el profesor Bjorn Lomborg en un artículo de 2020. Esta reducción demuestra la eficacia de las medidas de prevención y adaptación, en contraste con fenómenos no climáticos como terremotos o volcanes, donde no ha habido cambios significativos.
La asociación concluye su comunicado alegando que la tragedia de Valencia era impredecible, pero esperable. «Las administraciones tienen responsabilidad por no haber implementado medidas de prevención bien conocidas, como infraestructuras de protección, limpieza de cauces, regulación del uso del suelo, sistemas de alerta temprana e instrucción ciudadana», reclaman. Asimismo, opinan que reducir emisiones no evitará desastres futuros, pero adoptar estas medidas puede prevenir tragedias y salvar vidas.