La energía limpia también ensucia: qué se hace con los paneles solares cuando ya no sirven
Con una vida útil de unos 30 años, sus residuos comienzan a ser un problema, pero más del 80 % de sus componentes pueden –y deben– reciclarse
Aerogeneradores y paneles solares se reparten por todo el mundo para producir energía de manera sostenible. Los campos se han llenado de esta tecnología que, aunque contribuyen a que la generación de energía sea más respetuosa con el medio ambiente, también conlleva riesgos para el mismo.
Es cierto que para su instalación han disponer de una Declaración de Impacto ambiental (DIA), un documento oficial en el cual se recoge el resultado de una evaluación de impacto ambiental y de sus alegaciones. Sin embargo, empiezan a surgir algunos problemas que comprometen de alguna forma a estas construcciones.
Entre ellas están, por un lado, los materiales que se necesitan para su construcción, en muchos casos tierras raras y otros minerales que, para su extracción, es necesaria una fuerte invasión del medio ambiente.
Por otro lado, tanto los paneles fotovoltaicos como los aerogeneradores tiene una vida útil de entre 20 y 30 años, motivo por el que comienzan a jubilarse los primeros efectivos, instalados en la década de los 2000. Aquí surge la siguiente duda: ¿se pueden reciclar o reutilizar?
78 millones de toneladas de paneles
Centrándonos en la energía fotovoltaica, a 31 de diciembre de 2023 esta representaba el 20,3 % de la potencia instalada nacional, siendo Extremadura y Castilla-La Mancha las comunidades con más porcentaje, según Red Eléctrica. Una cifra en aumento que generará, tal y como calcula la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), 78 millones de toneladas de paneles solares en todo el mundo para el año 2050.
El Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco) recalca que esta tecnología se caracteriza por el reducido impacto ambiental de sus instalaciones, pero para que este sea completo debe asegurarse «la correcta gestión del final del ciclo de vida de sus componentes». Por ello, el reciclaje de paneles fotovoltaicos están atrayendo un creciente interés tanto por parte de las empresas como del público en general.
Los paneles solares están formados principalmente por silicio, vidrio, aluminio y materiales semiconductores, los cuales pueden ser recuperados y reutilizados a través del reciclaje. En la Unión Europea, este proceso es obligatorio desde 2012, lo que exige a los fabricantes recoger y reciclar los paneles al finalizar su vida útil. Sin embargo, esta normativa no se aplica de manera universal. En Estados Unidos, por ejemplo, la obligatoriedad de reciclar depende de las regulaciones específicas de cada estado.
Este reciclaje varía según la tecnología utilizada en su fabricación, las instalaciones disponibles y el nivel de innovación. En general, el proceso sigue varias etapas. Tal y como explican desde Iberdrola, primero, los paneles llegan al centro de reciclaje, donde se clasifican según su tipo y materiales. Luego, se desmontan componentes principales como vidrio, células fotovoltaicas y el marco de aluminio, este último 100 % reciclable.
Tras el desmontaje, se procede a separar materiales mediante reciclado térmico, calentando el panel a más de 500 ºC para eliminar plásticos adheridos. Posteriormente, procesos químicos como la delaminación eliminan la capa de polímero y separan contactos metálicos, mientras que las obleas de silicio, reutilizables en más del 80 %, se graban y funden en nuevas placas. Finalmente, los materiales recuperados, como el silicio, vidrio y aluminio, se purifican y se preparan para su reutilización en la fabricación de nuevos paneles u otros productos.
Previo al reciclaje
Antes de recurrir al reciclaje, existen alternativas que contribuyen a disminuir el uso de materiales y a ralentizar la degradación de los módulos. Por un lado, los fabricantes fotovoltaicos han trabajado durante años en reducir la cantidad de materiales necesarios para fabricar un panel. Aunque la composición de los materiales sigue siendo similar a la de generaciones anteriores, los paneles actuales han mejorado notablemente la relación entre potencia y peso. En otras palabras, generan mucha más energía con el mismo peso, lo que se traduce en una mayor eficiencia en el uso de materiales, un menor impacto ambiental y una reducción del volumen de residuos futuros.
La reducción de costes en la energía fotovoltaica en la última década (con paneles un 90 % más baratos) se debe en parte a un menor uso de materiales, gracias a mejoras en producción, sustitución de materiales y tecnologías más eficientes. Los fabricantes se centran especialmente en los materiales críticos, como aluminio, cobre, plata y estaño. Aunque la disponibilidad general de materiales no es un problema, la recuperación de estos materiales de paneles reciclados puede asegurar su suministro futuro. Además, los paneles reparados pueden revenderse como repuestos o en el mercado de segunda mano a precios reducidos.