Las otras voces científicas sobre el calentamiento global: «No hay nada anormal en el nuevo récord de temperatura»
Creen que, a pesar de haber superado el umbral de 1,5 °C sobre los niveles preindustriales, los efectos catastróficos predichos no se han materializado
Las principales agencias responsables de monitorear la temperatura global han certificado que 2024 ha sido el año más cálido registrado hasta la fecha. Según la Asociación de Realistas Climáticos, compuesta por varios científicos expertos en clima, este fenómeno es una consecuencia lógica del calentamiento progresivo del planeta, que se observa desde el fin de la Pequeña Edad de Hielo hacia 1840, un periodo en el que las emisiones humanas de CO2 eran insignificantes. «Similar al crecimiento de un niño que supera su altura con el tiempo, un planeta en calentamiento tiende a establecer nuevos récords de temperatura de manera recurrente. Por lo tanto, no hay nada anómalo en este nuevo récord», explican.
Lo que muchas veces no se menciona, añaden, es que las variaciones anuales de temperatura están más relacionadas con factores naturales que con actividades humanas. Según el Informe de Evaluación del IPCC (página 517), la variabilidad natural del clima es una de las principales causas de las fluctuaciones interanuales. En lapsos cortos, como un par de décadas, esta variabilidad puede incluso superar la tendencia de calentamiento inducida por el hombre, generando periodos de mayor calentamiento, estabilidad o enfriamiento. Esto refuerza que los récords de temperatura de 2023 y 2024 están más vinculados a cambios naturales que a emisiones humanas de CO2.
Un ejemplo es el incremento de CO2 en la atmósfera durante 2024, que fue de solo 3,5 partes por millón, un aumento del 0,8 %, insuficiente para explicar el alza abrupta de las temperaturas. Gavin Schmidt, director del Instituto Goddard de la NASA, admitió en Nature (marzo de 2024) que los modelos climáticos no logran explicar las anomalías térmicas recientes, lo que señala una laguna en el conocimiento actual. Según Schmidt, la presente anomalía parece surgir de factores desconocidos, posiblemente relacionados con la reducción del 4 % en la cobertura de nubes bajas en los trópicos y el hemisferio norte. Este fenómeno, detectado en 2023, permitió que más radiación solar calentara los océanos, contribuyendo al aumento de la temperatura.
Entre las causas exploradas, destaca la erupción del volcán submarino Hunga Tonga en 2022, que lanzó grandes cantidades de vapor de agua a la estratosfera, alterando el clima. Este impacto podría disiparse en los próximos años, como sugieren las observaciones de enfriamiento oceánico y global desde mediados de 2024.
A pesar de haber superado el umbral de 1,5 °C sobre los niveles preindustriales, los efectos catastróficos predichos no se han materializado. Nueva York no está sumergida, el Ártico sigue con extensas áreas de hielo, y la productividad agrícola ha crecido. Además, la frecuencia y destructividad de huracanes ha disminuido desde los años 90, según Communications Earth & Environment.
Los datos sugieren que el calentamiento reciente tiene un origen natural y que los temidos efectos de superar los 1,5 °C podrían haber sido exagerados. Tal vez sea necesario reevaluar nuestras prioridades climáticas y aprovechar los beneficios de los combustibles fósiles mientras se investiga más profundamente el cambio climático.