
El magma fluye sobre una colina cerca de Grindavik en 2023
Así se prepara Islandia, el país europeo con más volcanes activos, para una gran erupción
Este pasado martes, Islandia vivió una nueva erupción volcánica en su territorio. Meses después de la última, una fisura de más de un kilómetro se abrió al norte de la localidad de Grindavík, lo que obligó al desalojo del municipio, así como de la Laguna Azul (Blue Lagoon), un balneario que ejerce de atracción turística a todos los visitantes de la isla.
Aunque la emisión de lava ha remitido, los expertos han llamado a no bajar la guardia, porque la actividad sísmica persiste y puede abrirse una nueva fisura por la que salga la gran cantidad de magma que se presupone bajo la superficie. Esto pone en aviso a esta zona del país, situada apenas 50 kilómetros por carretera de la capital, Reikiavik, y a unos 25 kilómetros de Keflavík, donde se encuentra el aeropuerto internacional de Islandia.
Esta isla, situada en la dorsal mesoatlántica –una falla que marca el límite entre las placas tectónicas euroasiática y norteamericana–, tiene 33 sistemas volcánicos activos, más que cualquier otro país europeo. Esta actividad provoca terremotos y erupciones volcánicas constantes, aunque es cierto que los volcanes islandeses se mantenían en calma desde hacia unos 800 años hasta que en marzo de 2021 comenzó un período de gran actividad sísmica, que estuvo precedido por la erupción en 2010 del Eyjafjallajökull, que además de cancelar cientos de miles de vuelos en Europa por la entrada de cenizas volcánicas a la atmósfera, provocó el desalojo de cientos de personas debido al deshielo del glaciar que cubre el volcán.
La isla, conocida como 'tierra de hielo y fuego', tiene alrededor de 130 montañas volcánicas, de las que 18 han entrado en erupción desde la colonización de Islandia en el año 900, por lo que su población está medianamente adaptada a estos eventos. No obstante, los habitantes de las zonas más comprometidas han optado, en muchos casos, por abandonarlas. Así ocurre en Grindavík, donde sus vecinos ya fueron desalojados a finales de 2023, poco antes de la primera erupción volcánica en la región. Desde entonces, casi todas las casas se han vendido al Estado y la mayoría de habitantes se han ido. Según RUV, la organización nacional de radiodifusión pública de Islandia, solo unas 40 casas siguen ocupadas.Ante esto, Islandia está preparada y cuenta con planes de evacuación, refugios y estrategias especiales de comunicación para responder a cualquier evento eruptivo. Además, en poblaciones como Grindavík se han levantado diques de ocho metros de alto formados con roca ígnea para proteger infraestructuras en caso de una erupción súbita y que, de esta forma, dé tiempo a desalojar a los habitantes sin que corran riesgo.

Imagen de la fisura abierta este martes cerca de la ciudad de Grindavík
En la erupción de este martes, la fisura por la que surgió la lava fue avanzando lentamente hasta llegar a dichas barreras, logrando superar una de ellas. La idea es que estos diques desvíen la lava y se acumule en otro lado, pero en este caso la fisura se abrió bajo la construcción, inutilizándola.
En esa zona concreta se encuentra, además la central eléctrica de Svartsengi, la principal planta de energía geotérmica en esa parte del país y una de las más importantes de la isla, que abastece de calefacción de toda la península de Reykjanes. Junto a ella, el Blue Lagoon, un balneario geotermal que ejerce de atracción a los turistas y que recibe cada día a miles de personas. Los diques construidos, por tanto, tratan de salvar también estas dos infraestructuras críticas para el país.
Recomendaciones a la población
Los islandeses tienen presente dónde viven y son conscientes de que alguno de sus volcanes puede erupcionar. En promedio, Islandia experimenta algún tipo de actividad volcánica cada tres o cuatro años y, actualmente, se produce una erupción volcánica casi cada mes. Sí que hay que destacar que en la zona actualmente afectada no vivía nadie hace 800 años, cuando se produjo la última erupción.
Por todo ello, los habitantes tienen en cuenta las recomendaciones que les ofrecen las autoridades. Tal y como recuerdan desde Protección Civil de Islandia, las erupciones volcánicas en Reykjanes, la región más afectada últimamente por las erupciones, suelen ser de fisuras en la tierra que duran varios días o semanas.
Las autoridades advierten que pueden aparecer «pistas» antes de que se produzca la erupción, pero «no siempre es el caso». Este tipo de erupciones suele ir acompañada de flujos de lava y también pueden liberarse gases tóxicos, pero la lava suele fluir lentamente, por lo que si emerge lejos de áreas pobladas, tarda un tiempo considerable en fluir hasta un asentamiento.
Ante situaciones como esta, Protección Civil recomienda a cualquier persona que viva en las proximidades de una erupción volcánica prestar mucha atención a los medios de comunicación y a cualquier anuncio que reciba respecto a la contaminación por gas, ya que esta información se actualiza al menos dos veces al día de acuerdo con las previsiones meteorológicas.
Asimismo, aconsejan mantener puertas y ventanas cerradas para evitar la intrusión de cenizas, así como utilizar gafas de seguridad y nunca lentillas para que no se introduzcan en los ojos.
Por otro lado, los gases volcánicos también pueden ser peligrosos en grandes cantidades y, en menores, causar ardor en ojos y vías respiratorias. La recomendación es que las personas vulnerables, como enfermos cardíacos o pulmonares y niños, deben evitar la exposición, y los bebés no deben dormir al aire libre. Se recomienda que pacientes con enfermedades respiratorias tengan sus medicamentos, respirar por la nariz y evitar el esfuerzo físico. Permanecer en interiores con ventanas cerradas ayuda a reducir la contaminación. Estas erupciones difieren de las submarinas o bajo glaciares, donde la caída de ceniza es masiva, pero poco probable aquí.