Ciencia
¿Es posible 'cultivar' carne en el espacio?
Space X lleva al espacio un cultivo de células de animales para comprobar su viabilidad en situaciones de microgravedad
La colonización de otros planetas ha sido una utopía desde que comenzó la carrera espacial a mediados de los años cincuenta. El fin de la Guerra Fría y la tecnología existente moderó las ansias expansionistas de las distintas agencias aeroespaciales, pero las actuales potencias mundiales y los nuevos multimillonarios parecen interesados en recuperarla. Sin embargo, todavía son demasiados los inconvenientes, especialmente por los suelos estériles de los planetas potencialmente habitables.
Además de Estados Unidos y Rusia, en las últimas décadas han surgido con fuerza la Agencia Espacial Europea (ESA), la Administración Espacial Nacional de China (CNSA) la Agencia Aeroespacial de Exploración Japonesa (JAXA) o la Agencia India de Investigación Espacial (ISRO). Pero los verdaderos protagonistas de la nueva carrera espacial son las multinacionales: Space X, Blue Origin o Virgin Galactic se disputan el liderazgo de la explotación espacial.
En este sentido, Elon Musk parece haber cogido la iniciativa con Space X, la empresa de diseño, fabricación y lanzamiento de cohetes y naves espaciales que hace unas semanas enviaba la primera misión –la AX-1– totalmente privada a la Estación Espacial Internacional. Precisamente, esta misión está liderada por el astronauta hispano-estadounidense, Miguel López-Alegría. Pero a bordo de la AX-1 viaja un «huésped» que podría revolucionar la colonización interplanetaria.
Se trata de un cultivo de células de vaca del que se espera hacer «crecer» carne en el espacio y que le servirá a Aleph Farms, la empresa que ha ideado el proyecto, como prueba piloto de su cultivo de carne artificial. Esta compañía israelí está investigando sobre el cultivo de carne artificial, un sistema que ya está bastante desarrollado en la Tierra pero que podría ser el futuro de la colonización de otros planetas.
Las células de cualquier animal se alimentan con los nutrientes que cualquier otra célula necesita para crecer, como aminoácidos y carbohidratos. Estas se multiplican hasta que se forma un «filete» listo para ser consumido. A este proceso se le denomina cultivo o proliferación.
Sin embargo, la viabilidad de estos cultivos en el espacio todavía genera mucha incertidumbre. La propia Aleph Farms advierten que la biología tiene sus propias «reglas» en entornos de microgravedad, de ahí que hayan puesto en marcha un primer experimento a bordo del Space X.
Alternativa sostenible
En la Tierra, la inversión en esta carne in vitro está aumentando exponencialmente. Un estudio de Woldwatch Institute en 2009 reveló que el 51 % de las emisiones de gases de efecto invernadero procede de la cría y procesado de ganado. Si en 2050 alcanzaremos los 9.700 millones de personas que predice Naciones Unidas, es imposible que mantengamos el nivel actual de consumo de carne. Y eso sin contar el consumo de agua ni las cuestiones éticas por el maltrato animal.
De momento, la industria se ha centrado en alternativas cárnicas derivadas de vegetales por el alto precio de los cultivos celulares y las restricciones regulatorias. Singapur e Israel son, de momento, los únicos países que permiten su comercialización, pero es su coste lo que realmente echa para atrás a los consumidores.
Future Meats, otra empresa también israelí de cultivo de carne en laboratorio, ha conseguido bajar a los 1,70 dólares el coste de producir un filete de pollo. Todavía muy por encima del precio de su equivalente «real». No obstante, para los vuelos espaciales o la colonización de otros planetas, donde el coste del transporte de alimentos se dispara y tiene que ser constante, esta alternativa se convierte en la mejor opción de futuro.