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Con la herramienta, por ejemplo, se podrían traducir al lenguaje humano los ladridos de los perros

Con ESP se podrían traducir al lenguaje humano los ladridos de los perrosRawpixel.com/U.S. Army

Ciencia

ESP, el megaproyecto que aspira a traducir el lenguaje de todos los animales del mundo

Creado en 2017 con financiación de Silicon Valley, su ambicioso objetivo consiste en crear una herramienta que entienda e interprete los sonidos de todas las especies mediante inteligencia artificial

Entender el lenguaje de los animales ha sido desde el origen de los tiempos una de las mayores obsesiones que han asaltado la curiosidad del ser humano. Aunque tras décadas de estudio se ha podido llegar a establecer algunas conclusiones al respecto y para especies concretas (como que los chillidos de advertencia de los primates varían según el depredador, por ejemplo, o que los delfines se comunican entre sí mediante silbidos característicos), nadie hasta la fecha ha conseguido descifrar con concisión el significado exacto de los sonidos que emiten.

Ese es, precisamente, el ambicioso objetivo de la organización Earth Species Project (ESP), un proyecto creado ad hoc con un solo propósito, el de trasladar al lenguaje humano el «vocabulario» animal. Aunque ya hay algunas ideas similares en marcha (como DeepSqueak, que examina los sonidos ultrasónicos de las ratas para saber si están estresadas; o CETI, centrado en las vocalizaciones de los cachalotes), ningún grupo de investigadores había consumado hasta ahora una propuesta para hacer lo propio con todas las especies del reino animal.

Para ello, fiarán toda su estrategia a una sola pero todopoderosa carta: el aprendizaje automático, es decir, la Inteligencia Artificial, cuyas posibilidades no paran de superar una y otra vez sus propios límites. «Estas son las herramientas que nos permiten quitarnos las gafas humanas para comprender sistemas de comunicación enteros», señala Aza Raskin, cofundador y presidente de ESP, en declaraciones a The Guardian.

Creada en 2017 con financiación de inversores de Silicon Valley, el proyecto –compuesto por un pequeño equipo de diez personas y con sede en California– ha logrado hasta ahora crear dos algoritmos: uno de carácter experimental con capacidad para detectar qué ejemplar de un grupo amplio y ruidoso de animales se está comunicando, y otro para imitar voces de animales y poder «hablar» de esta forma con ellos.

El proyecto, no obstante, cuenta también con escépticos que muestran dudas sobre su eficacia. Uno de ellos es Robert Seyfarth, de la Universidad de Pensilvania, quien cree que la tecnología empleada puede ser útil para la identificación del repertorio vocal animal, pero no cree que pueda llegar muy lejos en los que a la traducción de los sonidos se refiere.

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