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La meseta iraní, vista desde el espacio

La meseta iraní, vista desde el espacioLuca Pagani, Leonardo Vallini et al.

La humanidad se quedó unos 20.000 años en la meseta iraní tras salir de África

El hallazgo representa una pista importante para comprender cómo se desarrolló la expansión de nuestra especie por Eurasia

La meseta persa o iraní, una amplia región que se extiende por Afganistán, Azerbaiyán, Irán, Irak, Pakistán y Turkmenistán, fue el lugar donde se asentaron de manera sostenida las primeras poblaciones de Homo sapiens tras salir de África hace unos 70.000 años.

Así lo establece una investigación realizada por un equipo internacional de científicos de diversas ramas que ha visto la luz esta semana en Nature Communications.

Los itinerarios seguidos por las distintas agrupaciones de sapiens en su expansión hacia Eurasia ha sido durante años objeto de disputa. No obstante, gracias a este estudio, en el que se ha combinado genética, paleoecología –una disciplina centrada en el conocimiento de los ecosistemas y el medio ambiente del pasado geológico– y arqueología, se ha descubierto que los primeros humanos modernos se establecieron en la meseta iraní y permanecieron allí durante unos 20.000 años antes de diversificarse.

Esta región, además, era más idónea en cuanto a recursos y condiciones que otras de Asia occidental para que aquellos 'pioneros' se instalasen en ella.

Para concluirlo, el equipo detectó a través de un novedoso método una firma genética que evidencia cómo las poblaciones de la meseta terminaron diferenciándose a largo plazo del resto. Al examinar y comparar el rastro génico de agrupaciones humanas prehistóricas y modernas, descubrieron que las poblaciones que viven alrededor de la meseta tienen fuertes vínculos ancestrales con las primeras oleadas de nómadas que emigraron de África.

Interacción

Durante su estancia en la meseta persa, las poblaciones sapiens interactuaron y se mezclaron con otras neandertales. Se trata de un hallazgo que brinda pistas importantes para armar el puzle de la expansión de nuestra especie por Europa, Asia y Oceanía.

«Nuestro estudio multidisciplinario ofrece una visión más coherente del pasado antiguo, ofreciendo perspectivas sobre el período crítico entre la expansión fuera de África y la diferenciación de las poblaciones eurasiáticas», afirma Michael Petraglia, uno de los autores principales.

Aunque no es la primera vez que se apunta a la meseta persa como lugar clave en el éxodo africano, el nuevo descubrimiento deja entrever la posibilidad de que en la región se escondan muchos fósiles y artefactos que confirmen y respalden los hallazgos genéticos ahora realizados.

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